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La disputa criminal que desestabiliza a Santa Marta

Por: Nicolás León de la línea Paz, Seguridad y Derechos Humanos de la fundación Pares



Desde hace varios años, la dinámica criminal en Santa Marta ha estado marcada por la presencia de dos grandes grupos: Los Pachenca (o Autodefensas Conquistadoras de la Sierra – ACSN)y el Clan del Golfo (autodenominado Ejército Gaitanista de Colombia – EGC). Estas estructuras se disputan el control de economías ilegales, como el narcotráfico, la extorsión y el contrabando, manteniendo una hegemonía compartida sobre la ciudad y sus alrededores. Sin embargo, en los últimos días ha surgido la aparente presencia de un nuevo grupo delincuencial que estaría intentando disputar el control en ciertas zonas de la ciudad.


Desde entonces los casos de homicidios y amenazas atribuidos a este grupo han venido en aumento. En este panorama ¿es posible hablar de la existencia de un nuevo grupo armado en la ciudad? ¿Cuáles serían las consecuencias de esta aparición? ¿Qué se puede esperar ante los recientes hechos de violencia en la ciudad? A continuación les contamos.


Santa Marta: hegemonía criminal compartida


La presencia de grupos delictivos y grupos armados está marcada por una larga trayectoria de ciclos de violencia y actividades criminales en la ciudad. Como lo afirmamos en nuestro último informe, las expresiones de violencia son producto de la sucesión de disputas y rencillas de vieja data que, al verse atravesadas por fenómenos como el paramilitarismo, el narcotráfico y las gobernanzas armadas, no solo han venido en una espiral ascendente de violencia sino también ha permitido la sofisticación del crimen.


Hoy, los herederos de dichas confrontaciones son dos grupos: las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada y el Clan del Golfo. Los primeros tienen control sobre la parte alta de la Sierra Nevada, el corregimiento de Bonda y sectores importantes de la zona sur de la ciudad de Santa Marta. Los segundos, tienen presencia en las zonas medias y bajas de la Sierra en el municipio de Ciénaga y La Guajira, y en la zona de Gaira en Santa Marta.

Adicionalmente, subcontratan organizaciones delincuenciales de carácter local, a través de las cuales han tenido disputas por el control de otros sectores y mercados de la ciudad, con particular interés en el Puerto Marítimo, la Troncal Caribe y la Sierra Nevada, sectores que de por sí implicarían un control casi completo de la ciudad.


Esta repartición del territorio les ha permitido tener un control compartido (y a la vez disputado) sobre los mercados de la ilegalidad y el flujo de mercancías ilícitas. De acuerdo con informes de la Policía, las ACSN controlan el 70% del mercado de cocaína que se consume en la ciudad (Pares, 2024). Esto implica, además, que las organizaciones delincuenciales de carácter local no puedan funcionar de manera independiente a estos dos grupos.


Del mismo modo, es altamente improbable la llegada de organizaciones delincuenciales externas, como el caso de grupos transnacionales que se han interesado por operar en las ciudades del Caribe, como también la aparición de nuevos actores criminales que lleguen a desestabilizar el mapa criminal ya consolidado en la ciudad.

En este sentido ¿cómo entender la aparición del grupo ‘Muerte’? y ¿Cuáles serían sus implicaciones en la dinámica delictiva de la ciudad?


Grupo La Muerte ¿fachada o fractura interna?


En días recientes, se ha difundido un comunicado del grupo armado “La Muerte” en el que amenazaban a consumidores de droga, ladrones y “alteradores del orden público”. En tal sentido, la aparición de este grupo ha estado acompañada de una serie de homicidios selectivos en la ciudad, generando incertidumbre y una percepción de un nuevo ciclo de violencia.

Aunque parece haber un consenso con que el origen de este grupo está relacionado con Los Pachenca, los motivos de su conformación se diferencian. Tanto la Alcaldía el Secretario de Seguridad, Gustavo Berdugo, como el Comandante de Policía Metropolitana, Jorge Bernal, afirman que “La Muerte” es un grupo a disposición de las ACSN, estos últimos al estar en un proceso exploratorio de diálogos de paz con el Gobierno Nacional, habrían creado este grupo como fachada para aumentar el control territorial sin afectar la continuidad del proceso

Esta hipótesis, sin embargo, no fue la primera en salir a la luz. El 26 de enero se conoció sobre el asesinato de Jesús Manuel Gutiérrez Morales alias “Manuel Candela”, presunto integrante de las ACSN, junto a su cuerpo una nota firmada por “La Muerte” que alertaba: “no estamos jugando”. Paradójicamente, las investigaciones preliminares de este hecho habrían atribuido los hechos a un “ajuste de cuentas” al interior de la organización criminal, presunción que, a juzgar por los pronunciamientos reciente, habría sido descartada.



Imagen tomada de: Diario La Libertad
Imagen tomada de: Diario La Libertad

No obstante, de acuerdo con fuentes de la región el grupo “La Muerte” es producto de una ruptura interna entre Fredy Castillo alias “Pinocho” y Carmen Evelio Castillo alias “Muñeca”, máximos cabecillas de la organización. “Muñeca”, enviado a prisión en junio del año pasado, habría tenido diferencias con su hermano “Pinocho”, relacionadas con la ejecución de casos de homicidios, estas diferencias habrían escalado con rapidez y derivado en la división de dos líneas de mando opuestas: la línea de Pinocho, mantiene el poder militar y el dominio sobre las operaciones criminales en zonas montañosas y urbanas, mientras que la línea de Muñeca que desde su Bogotá lideraría la disputa por el control del microtráfico, extorsión y otras economías en zonas del oriente de la ciudad.


En este sentido, las zonas en las que se han llevado a cabo los homicidios y en las que se han difundido los panfletos amenazantes como los barrios Garagoa, 11 de noviembre, 20 de octubre de la Comuna 6 o el Corregimiento Bonda de la ciudad. Zonas donde las ACSN ejercen control territorial y una fuerte gobernanza armada, que entraría a ser disputada por la facción comandada por Muñeca.


Por el momento los hechos de violencia se han extendido a zonas como Albania (La Guajira) en donde se presentó el asesinato de tres jóvenes y Ciénaga donde también se han registrado hechos de violencia sicarial. Más preocupante aún, esta fractura interna podría generar una seguidilla de actos de venganza pueden prolongarse indefinidamente, creando una espiral de violencia con una gravedad mucho mayor de la que hasta el momento ha sido planteada por la Alcaldía.


A manera de cierre


La violencia homicida reciente en Santa Marta es sintomática de una reconfiguración interna de la estructura criminal Los Pachenca. Esta situación alerta sobre la posibilidad de que la ciudad quede atrapada en una nueva ola de violencia alimentado por la lucha por el control de las rentas ilegales. Más grave aún, la fragmentación del poder criminal abre la puerta a un ciclo, en el quecada ataque desencadena una serie de venganzas que genere una oleada de violencia aún mayor. En este sentido, a la espera de las represalias por parte de las ACSN, la violencia no da señales de detención.


Por su parte, otros actores criminales, como el Clan del Golfo, no han dado respuesta a los recientes hechos de violencia, sin embargo, por el largo historial de violencia entre ambas agrupaciones es esperable que busquen aprovechar las fracturas internas de Los Pachenca para fortalecer su presencia en la región. El debilitamiento de esta estructura podría derivar en un reordenamiento del mapa criminal y podría decantar el conflicto hacia uno u otro bando. Entretanto la población civil continúa siendo el principal centro de afectación.


Ciertamente, los recientes hechos sabotean toda intención de pacificación y diálogo entre esta organización y el Gobierno Nacional y ponen en entredicho la voluntad de paz de los representantes de las ACSN. Los hechos de violencia reciente son apenas el principio de un proceso de reconfiguración criminal que podría sumir en una ola de violencia a la ciudad. Urgen medidas de contingencia articuladas entre la Alcaldía de Santa Marta (que ha optado por la militarización) y el Gobierno Nacional (que brilla por su ausencia) para no multiplicar situaciones de riesgo humanitario que se viven en otras zonas del país.

 

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