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La fiscalía con toda contra jefes del ELN: les imputarán nuevos delitos

Foto del escritor: Redacción Pares Redacción Pares

Por: Redacción Pares





Cada día la cifra de desplazados que llegan a Cúcuta aumentan. En la madrugada de este viernes 24 de enero este número superó los 40 mil. A la llegada constante de inmigrantes venezolanos que cruzan la frontera, reventados por las políticas de Nicolás Maduro, se debe sumar ahora la llegada de campesinos que huyen de la ofensiva del ELN en el Catatumbo. En Cúcuta hasta los taxistas están colaborando en la emergencia trasladando sin costo alguno a los desplazados al estadio General Santander, el sitio donde se están congregando los que huyen.

 

Ni siquiera los 7 mínimos humanitarios que se han establecido desde el año 2020 a través de Mesas Humanitarias, se han respetado. La actitud violenta contra los firmantes de paz ha provocado el asesinato de siete de ellos y que decenas tengan que dejar todo debido a las amenazas. El ELN los ha buscado casa por casas los ha sacado de ellas a culatazos y algunos no aparecen. Esto es un evidente crímen de guerra.

 

El presidente Petro, después de relatos tan escalofriantes como el del asesinato de Miguel Angel López, el sepulturero de la ciudad de Tibú, quien cometió el pecado de recoger los cuerpos que el accionar de los violentos había dejado, decidió suspender la mesa de negociación, que estaba a días de reanudarse en Caracas, y además reactivó las órdenes de captura de 31 intragrantes de este grupo armado algunos con peso como Antonio García -quien formaba parte de la mesa de negociación con el gobierno- Pablo Beltrán, Gabino, Aureliano Carbonell. Estos comandantes habían sido beneficiados con el levantamiento de sus capturas debido a sentarse a dialogar con el gobierno. Debido a su poca voluntad de diálogo la fiscalia no tuvo otro camino que reanudar esa búsqueda.

 

Alias Pablito, comandante del frente Domingo Laín en Arauca, lleva más de cuarenta años liderando crímenes como el asesinato de monseñor Jaramillo en 1989 en ese departamento. El único pecado que cometió el prelado fue cuestionar el accionar de esta guerrilla. Además estuvo detrás del atentado en la Escuela de Cadetes que dejó 22 personas muertas. A él se le atribuyen los desmanes y el horror que ha caracterizado desde el pasado 16 de enero la ofensiva del ELN en ese territorio. Por estos crímenes de guerra, el desprecio a los mínimos humanitarios que ha mantenido a la población, la que decidió quedarse, confinada, la persecución contra firmantes de paz, son nuevos crímenes que podrían agregarse a su ya largo prontuario.

 

Pablito no sería el único al que se le imputarán nuevos delitos por lo sucedido en el Catatumbo. Según lo dicho por Luz Adriana Camargo, Fiscal general de la nación, algunos miembros del COCE, que incluso forman parte de la mesa de negociación, podrían aumentar sus ya abultados expedientes criminales después de lo que sigue sucediendo en Catatumbo. El ELN, en varios comunicados, se han intentado limpiar las manos de sangre excusandose en que ellos lo que están haciendo es defendiendose del frente 33 de las ex FARC, las EMB que en esta zona están al mando de Andrey Avendaño. Las autoridades no han podido comprobar lo anterior.

 

Con el pasó de las horas la situación se ahonda en el horror.

 

 

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