Por: Sergio Saavedra. Redacción Pares
Un día el escritor Uruguayo Eduardo Galeano decidió escribir que, para el hincha, en el momento del pitazo inicial la ciudad desaparece, la rutina se olvida, sólo existe el templo. En este espacio sagrado, la única religión que no tiene ateos exhibe sus divinidades. De acuerdo a como lo describió Galeano, cuando la gramilla queda sola, se supone que el hincha se aleja, se pierde, y el domingo es melancólico como un miércoles de cenizas después de la muerte del carnaval.
Sin embargo, la Hinchada del Ciclón —del Unión Magdalena— se las arregló para prolongar el carnaval y llevarlo los barrios de Santa Marta con música y un mensaje claro: una apuesta juvenil para desestigmatizar los imaginarios de violencia que encasillan al barrismo. Se la jugaron con una arenga rebelde. Una que le canta a la posibilidad de transformar las maneras de ser jóvenes barristas y de atreverse a plantarle cara a los escenarios de riesgo desde la promoción de convivencia.
Una arenga por la desestigmatización
De acuerdo con el relato de Claudia Cuartas, que hace parte de la iniciativa, el caso de la Hinchada del Ciclón surge de las ganas de cambiar realidades. De pensarse qué permitían las lógicas del barrismo, es decir, pensarse la posibilidad de alternativas, que, entre otras cosas no es una tarea sencilla para la juventud en Santa Marta.
Uno de los retos más complejos, señala Claudia, tuvo que ver con el hecho de que al ser jóvenes barristas, se supone, la identificación debe centrarse en la violencia. A pesar de ello, la hinchada se desmarcó de ese estigma y proyectó su aguante, su sentir popular e incluso un inconformismo social en la ciudad de Santa Marta; por medio de acciones tangibles que le contribuyen a la comunidad.
En este proceso, cuenta Claudia, los y las jóvenes de la barra comienzan a reconocerse internamente desde otros ámbitos y, en la misma dirección, la ciudad empieza a hacer una lectura distinta de aquellos barristas que por tanto tiempo —como en cualquier otra ciudad de Colombia— fueron reducidos a la categoría de una violencia incomprensiva.
Compartir con otras hinchadas, trabajar con niños, niñas, adolescentes y jóvenes, habitar el espacio público en articulación con los habitantes de los barrios de Santa Marta empezaban a vislumbrarse como el horizonte de la Hinchada del Ciclón. Foto: Cortesía.
Esta voluntad orquestada por los y las jóvenes pertenecientes a la Hinchada del Ciclón, contó con la vinculación a un proyecto de la Fundación Paz y Reconciliación- PARES que viene adelantando desde 2017. Durante estos años, ha contado con el respaldo de la Embajada de Suecia y PNUD, y con el tiempo, se han sumado esfuerzos por parte de UNFPA, Colombia Joven, Cámara Verde de Comercio, USAID – Acdi Voca y la Unidad Especial de Organizaciones Solidarias del Ministerio del Trabajo. Esta suma de voluntades le apostó al fortalecimiento de capacidades locales y el apoyo a los procesos juveniles en municipios de Buenaventura, Medellín, Río Quito, Riosucio, Tumaco y Santa Marta.
Las calles son graderías del estadio
Tal como lo cuenta Claudia, paralelamente al trabajo con el proyecto, la Hinchada del Ciclón empezó a realizar actividades desde los parques, en las calles que; resultan ser una suerte de extensión de la tribuna sur del estadio Sierra Neveda. Es decir, para los y las hinchas, el fútbol no se reduce a los 90 minutos, sino que se extiende a la cotidianidad y, constantemente, se encuentra reproducido en prácticas culturales populares.
En este caso, la música y el deporte son los lenguajes más idóneos que como jóvenes, desde la Hinchada del Ciclón, encontraron para pensarse la ciudad y contribuir a la trasformación de entornos. “A 100 integrantes de la barra de la Hinchada del Ciclón se le ha socializado el proyecto y, son quienes están llevando a cabo actividades en clave de la iniciativa”, señala Claudia.
Esta voluntad orquestada por los y las jóvenes pertenecientes a la Hinchada del Ciclón, contó con la vinculación a un proyecto de la Fundación Paz y Reconciliación- PARES que viene adelantando desde 2017. Foto: Cortesía.
Claudia insiste en que el proceso ha sido posible por el constante reconocimiento de las capacidades, los discursos y las formas que tiene la barra. Es decir, sin encartonarse o forzarse a incursionar en prácticas que les resultaran ajenas a los y las integrantes de la hinchada.
Por estas razones, es que ‘La instrumental’ ha sido clave para darle vida a la iniciativa de la Hinchada del Ciclón. Pasa algo similar a lo que escribió Galeano “jugar sin hinchada es como bailar sin música”, pues para la hinchada el lenguaje más poderoso; no podría encontrarse en otra parte que no fuera en su murga, en el redoble, la trompeta, el platillo, el bombo, el trapo y la consigna en letra. Siempre la consigna del aguante.
La música, el clamor y la inclusión
Con los ensayos de la instrumental empezaron a convocar más parche al parque del barrio la Ciudadela. Además, los ensayos fueron conformando una forma de relacionarse con la ciudad y de creerse el apropiamiento del espacio público como un derecho, explica Claudia. Esto, entre otras cosas, permitió acercar la hinchada a los niños, niñas y adultos mayores a través de la música. Es decir, según como se lo piensa la Hinchada del Ciclón: la música puede ser una atmósfera transformadora de imaginarios de violencia y un espacio de inclusión para la juventud.
“Cabe en lo inverosímil como un cuento”, escribió una vez Gabriel García Márquez, oriundo de Magdalena. Tan inverosímil como tan fantástico resulta que, lejos de la “obligación” de la violencia que pesa sobre las formas de ser barrista —desde la Hinchada del Ciclón— se está llevando a cabo una práctica que auspicia que, en la antesala del partido, puedan compartir la hinchada del Unión Magdalena con hinchadas como las del Medellín, Santa Fe, América, Once Caldas, Huila, entre otras. Este recibimiento de las barras busca cambiar las prácticas de violencia que han cobrado tantos hinchas muertos al largo del país, como señala Claudia.
Por la soberanía de la apuesta social
Para financiar sus actividades en aras de que fueran autosostenibles, cuenta Claudia, se pensó que ‘La instrumental’ fuera una agrupación que pudiera tocar en distintos lugares y eventos para conseguir recursos. El trabajo vinculado con PARES y las demás organizaciones—como la de Unidad Especial de Organizaciones Solidarias— “ha permitido que la Hinchada del Ciclón establecer estrategias que permitan ampliar el impacto positivo, vincular más personas e ir a los lugares más empobrecidos de Santa Marta. Para ello, resultó vital pensar la autosotenibilidad para hacer viable la iniciativa”, según cuenta Claudia.
El proyecto está trabajando en el fortalecimiento de las iniciativas juveniles, entre las que se encuentra la de la Hinchada del Ciclón. Ahora bien, hay una articulación con la iniciativa para la entrega de un capital semilla. Para ello se plantaron el fortalecimiento productivo, fortalecimiento organizacional, fortalecimiento comunicativo y fortalecimiento de reconciliación, empoderamiento y confianza; como los cuatro componentes que permitan que a través de la generación de alternativas de inclusión social y trasformación de entornos; prevengan la vinculación de las y los jóvenes a la ilegalidad.
Otra de las actividades que realizan para financiarse es impulsando el estampado de prendas y accesorios con mensajes alusivos al equipo profesional para la venta.
Con estos esfuerzos, precisa Claudia la Hinchada del Ciclón pretende mantener las actividades de la barra, los ensayos semanales de ‘La Instrumental’, la intervención social en espacios públicos, las jornadas de limpiezas como la del corregimiento de Taganga, las actividades anuales del día del niño, la entrega de regalos en hospitales para navidad, la proyección de películas en los barrios y poder hacer entregas de alimentación a perros callejeros.
Además, de mantener los torneos de fútbol entre barras en Santa Marta de equipos como Medellín, América o Nacional; que contribuyen al tejido social para la ciudad. De tal suerte, para la Hinchada del Ciclón tener recursos les permite construir autonomía y soberanía sobre su apuesta social.
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