Por: Katerin Erazo, Periodista
En una atmósfera de creciente tensión y desafíos, el "Gloria al Bravo Pueblo" resuena con fuerza en Venezuela, recordando al mundo la tenacidad de un pueblo decidido a ejercer su derecho al voto. En el reciente proceso electoral, la pasión por este himno nacional, adoptado hace 143 años, se ha convertido en un símbolo de resistencia frente a las adversidades.
Los votantes en diversas regiones del país enfrentaron múltiples obstáculos al intentar ejercer su derecho al sufragio. En el municipio Jesús María Semprum, estado Zulia, la apertura de los centros de votación se vio retrasada, lo que generó frustración entre los ciudadanos. La negativa de los militares a permitir el acceso de los observadores de la oposición y las trabas puestas por el personal electoral fueron algunos de los principales puntos de conflicto. Como respuesta, los votantes entonaron el himno nacional, reafirmando su demanda por un proceso justo y transparente.
En Casigua-El Cubo, una región marcada por la presencia de grupos armados, la valentía de los votantes fue puesta a prueba. A pesar de las amenazas y la intimidación, los ciudadanos acudieron a los centros de votación, exigiendo su derecho a participar en los comicios. En un testimonio impactante, se denunció la presencia de un conocido líder guerrillero dentro de un centro electoral, lo que exacerbó la tensión y el miedo entre los votantes. Sin embargo, esto no impidió que la comunidad alzara su voz en protesta.
Los relatos de aquellos que enfrentaron estas circunstancias son un testimonio de la resiliencia venezolana. En algunos casos, los miembros de mesa y los observadores de la oposición fueron excluidos, lo que provocó una ola de indignación y manifestaciones pacíficas. Los ciudadanos, armados únicamente con su voz y su himno, desafiaron las barreras impuestas, cantando el "Gloria al Bravo Pueblo" como un acto de desafío y esperanza.
En otras regiones, la violencia intentó silenciar a los votantes. En Maturín, un ataque armado dejó a una mujer herida, resaltando el peligro que muchos enfrentaron al acudir a las urnas. A pesar de esto, la comunidad local se mantuvo firme, denunciando las irregularidades y exigiendo el cumplimiento de sus derechos electorales.
Según Alejandro Chala, investigador de la Línea Democracia y Gobernabilidad de la Fundación Paz & Reconciliación (Pares), los recientes eventos confirman una tendencia observada en los dos informes de violencia político-electoral publicados por Pares. Estos informes sugieren que la violencia ejercida por el Estado venezolano podría intimidar a la población civil y limitar su derecho al voto. La alta abstención registrada, pese a una cifra considerable de votantes según el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, respalda esta tesis.
Chala subraya que esta violencia no solo afectó a los militantes de los partidos opositores, sino también a negocios, lugares y personas que apoyaban a los candidatos Edmundo González y María Corina Machado. Esto indica que el gobierno oficialista empleó diversas formas de violencia para mantenerse en el poder, reflejando un método que Chala describe en otro artículo de Pares, escrito en febrero, sobre las estrategias del gobierno venezolano para evitar una transición de poder.
Los incidentes durante la jornada electoral, como el robo de urnas y la militarización de ciudades, podrían estar demostrando el control del oficialismo sobre el proceso electoral y su uso de la violencia para mantener dicho control. Esta situación, según Chala, viola los derechos democráticos y humanos de la población civil, otorgando una ventaja injusta al oficialismo y constreñendo electoralmente a un sector de la sociedad.
Chala también señala la complejidad de atribuir la violencia electoral al ELN o a otras guerrillas binacionales en los estados fronterizos con Colombia, aunque reconoce la existencia de bandas armadas en Venezuela que operan en connivencia con el gobierno oficialista. Si bien es difícil confirmar la participación del ELN en estos eventos, Chala afirma que grupos armados vinculados al oficialismo salieron a intimidar a la población, interferir en el proceso de votación y robar urnas para declarar a González como ganador.