Por: Línea Migración, Región y Frontera
Hace pocos días el Alto Comisionado de Paz, Danilo Rueda, envió un mensaje público a quienes persisten en Arauca en una acción con violencia, llamándolos a respetar a las comunidades y a participar del cese multilateral que ha ofertado el gobierno del presidente Gustavo Petro y a concurrir a los caminos de diálogo y entendimiento que ha formulado la política de Paz Total.
Este 2022 ha sido un duro año para la sociedad araucana, que inició el año con la apertura de una confrontación entre el ELN y las estructuras de disidencias de las FARC. Esta es una violencia entre organizaciones que han permanecido en el territorio desde el año de 1980, es una guerra entre conocidos, que es la peor de las confrontaciones por lo letal que se tornan y por las profundas afectaciones en el tejido social.
Esta confrontación va y viene. Hay meses en los que ha sido intensa, inició en enero y se dieron hechos que atrajeron atención mediática, luego de un carro bomba contra la sede de las organizaciones sociales en Saravena que causó daños importantes: una enorme zozobra y la pérdida de dos vidas humanas, y cerca de dos docenas de personas afectadas, afortunadamente con heridas leves, y cuatro manzanas de edificaciones a las cuales la onda explosiva afectó.
Los meses siguientes, hasta mayo, fueron de hechos persistentes de violencia en los que perdieron la vida varios líderes y lideresas sociales, y muchos debieron salir de Arauca para proteger sus vidas. No hay certeza de su número, pero se habla de cerca de ciento cincuenta líderes, muchos de ellos y de ellas presidentes de juntas de acción comunal que se desplazaron hacia el Meta, Boyacá y Bogotá, donde familiares y amigos les recibieron.
Luego de junio y julio se hablaba de que el ELN se había impuesto sobre las disidencias de las FARC, que era cuestión de pequeños focos de persistencia de unas disminuidas estructuras que serían controladas por un mayor poder del ELN. Pero en septiembre y lo que va corrido de octubre, nuevamente se han dado duros combates en Tame y la zona fronteriza con Cravo Norte. Estos hechos ponen en duda que estemos en un desenlace en el que el ELN se está imponiendo, y en el trasfondo de esta confrontación, las mutuas recriminaciones de alianzas impensables y las elucubraciones de que en esta disputa armada hay poderosos actores, atizan la situación.
Hacía años no se escuchaba de desplazamientos, comunidades confinadas, niños, niñas y jóvenes que no pueden ir a la escuela, personas afectadas por artefactos explosivos. Todas estas afectaciones humanitarias se vienen presentando en Arauca y son docenas las comunidades en las zonas rurales principalmente que hoy las están sufriendo.
Arauca es un territorio con un profundo conflicto armado que ha persistido y que tiene la variable de zona fronteriza como una dimensión importante a considerar. La política de Paz Total tiene en este departamento uno de los territorios prioritarios de su acción.
Para Arauca y su sociedad es muy importante que se abra la mesa de diálogo y negociaciones entre el Gobierno y el ELN. Hay expectativa e interés de participar de este proceso, que bien sabemos que sólo va a ir hacia adelante si hay involucramiento de la sociedad desde su más amplia diversidad y con plena autonomía y garantías para expresar sus dolores, sufrimientos y propuestas para salir de esta persistente violencia y construir la confianza y la acción de sociedad, junto al estado local, regional y nacional para pasar la página de la violencia y abrir una nueva etapa en la que Arauca pueda vivir respetando la vida y asumiendo las tareas de desarrollo pendiente que hagan viable vivir en este bello territorio una vida digna y con ejercicio pleno de derechos, hoy conculcados.
Para agravar la dura situación que se vive en Arauca, hace pocas horas ha quedado más incomunicada al caerse el puente sobre el Río Ariporo, en Casanare, que los deja aislados, más aislados, en un territorio que tiene históricos problemas de comunicación.
Arauca debe ser protagonista de la política de Paz Total, tiene unos enormes conflictos por tramitar y allí será clave el protagonismo de una sociedad con importantes y experimentadas organizaciones sociales y un Gobierno Nacional que sabe el enorme desafío que debe liderar.
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