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LA PRENSA MOSSAD

Por: Guillermo Linero Montes




Un lector me pidió que escribiera acerca de la prensa mossad, porque no entendía las razones por las cuales el presidente Gustavo Petro, calificaba de esta manera a la prensa del país. Lo primero que se me ocurre decirle, es que cada persona debe saber -como bien lo saben quienes estudian o ejercen el periodismo- que las noticias deben regirse por los principios de veracidad e imparcialidad, y deben diferenciarse de los rumores, pues estos, aunque parezcan sensatos y coincidentes con hechos reales, suelen estar desprendidos de valores como la honestidad y la ética.


Si analizáramos, aunque fuera superficialmente, las posturas de la mayor parte de los periodistas adscritos a los llamados grandes medios, y si revisamos sus chivas acerca de la “ineptitud y corruptela” de este gobierno, comprobaríamos que su mecánica metodológica -tal vez suscitada por la pelusa que les causa un primer gobierno de izquierda en Colombia-, no está siendo empleada para develar verdades, sino para construir mentiras. No importándoles si para ello requieren usar formas non sanctas, como ocultar o negar la realidad de hechos y datos, o como propagar versiones de fuentes de muy baja seriedad y de nula credibilidad.

Por ejemplo, dicen que “según las investigaciones judiciales en el gobierno, y en la sola entidad de la SAE-Sociedad de Activos Especiales, se ha perdido una cantidad de 28.000 millones” y lo dicen sin aclarar en qué fechas ni bajo cuál gobernante, sabiendo muy bien que fue durante el gobierno del expresidente Duque y sabiendo que de no precisarse se presta para erradas interpretaciones.


Estos periodistas, en contravía de la ética de su profesión, y frustrados por no hallar conductas negativas en el presidente Petro, han sido capaces de saltarse los principios éticos del periodismo, los cuales indican a los comunicadores que, para propagar hechos verdaderos cuyo trasunto no sea una mentira inadvertida, deben tener mucho de investigadores y nada de chismosos o calumniadores.


No en vano, el presidente, en su derecho a defenderse -y porque también es dueño de su libertad de expresión- dijo aludiendo a Goebbels que “una mentira que se repite varias veces, termina convertida en verdad”. Y lo que asombra aún más, es cómo dichos periodistas, luego de ser desmentidos, y luego de ser conminados muchas veces a rectificar, igual que el Pastorcito mentiroso, de Esopo, tras una mentira en seguida elaboran otra y otra, sin sonrojarse.


Son tan evidentes y delictuosas las calumnias contra el presidente y su gobierno, propagadas por los periodistas, que cualquier fulano, sin ningún esfuerzo mental adivina sus burdas intenciones. Por eso llama la atención que la Flip, como si estuviera administrada y dirigida por muñecos de felpa, no haya hecho otra cosa que defenderlos a costa de reducir los derechos del presidente, que está siendo víctima de un bombardeo periodístico de falsas noticias, que a todas luces buscan derrocarlo; es decir, y ojalá eso no ocurra nunca, buscan que el pueblo se enardezca contra el régimen y se tome el país en nombre del petrismo.


Todas las denuncias acerca de la corruptela en este gobierno, hasta hoy han sido develadas como infundadas, y por tal razón queda claro que tenían el objetivo de tumbar al presidente, desplazando los medios lícitos y construyendo ilícitamente escenarios y hechos delincuenciales para culparlo de algo, tal y como lo hacen las principales agencias de inteligencia del mundo y sus famosas técnicas como el entrampamiento, que consiste en la creación de mentiras para construir verdades que lleven a un enemigo a la cárcel, o para derrocar gobiernos a los cuales su egoísmo les impide consentirlos o validarlos.


De esas famosas agencias de inteligencia (entre ellas la Cía, de los Estados Unidos; el FSB, de Rusia; el M15, de Inglaterra y el  MSS, de China) al parecer, la más inescrupulosa de todas es la denominada Mossad (Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales del estado de Israel), cuyo lema en sus comienzos fue: “por medio del engaño harás la guerra”, lo que hoy bien puede interpretarse “por medio del engaño tumbaremos al presidente Gustavo Petro”.


Tradicionalmente el poder de los medios de comunicación, el cuarto poder, consiste en el control que estos ejercen sobre las tres ramas del poder constitucional (a los presidentes, a los legisladores y a los jueces); pero hoy, en el reino de las falsas noticias, lamentablemente significan todo lo contrario, pues se han convertido en un instrumento sicarial de algunos políticos y de algunos sectores sociales con poder económico.

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