Por: Lizeth Serrato Contreras
Mucho se habla de cómo Transición Energética es cada vez más necesaria y urgente en Colombia para mitigar el impacto medioambiental severo que sufre el país, combatir la pobreza energética de las comunidades y poder dar manejo a las altas tarifas del servicio de energía actual. Además de oxigenar al medio ambiente por la reducción de las emisiones de CO2 también será la oportunidad ideal para que el extractivismo solo quede como un recuerdo en la robusta historia de Colombia, o eso es lo que se cree. La sociedad asocia los discursos de la Transición Energética a la erradicación de la minería, pasando por alto factores importantes como la economía, o incluso los minerales que se requieren para ejecutar la Transición.
Actualmente, la minería representa un 34,8% de las exportaciones totales del país, contribuyendo directamente a los impuestos de renta, Impuesto de Valor Agregado (IVA) y a los impuestos al patrimonio; además, de generar un aporte importante al sector de las regalías. Por otro lado, en el país existen, según la Agencia Nacional de Minería, 9.602 títulos mineros vigentes que autorizan la explotación de 312 tipos de minerales, consolidados, a partir de su explotación y uso, en ocho (8) grandes grupos distribuidos de la siguiente forma:
Creación propia a partir de datos recopilados en investigación. 2024.
Pero, ¿una vez iniciada la Transición Energética Justa en Colombia la minería dice adiós? Esta actividad resulta ser un mal necesario para que el país: 1. No caiga en un declive económico exorbitante, y 2. Pueda darse la Transición; llegado a este punto es importante saber que la explotación de ciertos minerales resulta ser un paso indispensable para que Colombia transite del uso de las energías convencionales a las energías limpias.
¿La Transición necesita de la minería?
La respuesta, aunque controversial, resulta ser un rotundo SÍ; minerales como el cobre, cobalto, níquel, boro y hierro figuran como piezas claves para la fabricación de paneles solares y aerogeneradores, además de ser esenciales para construir las baterías destinadas al almacenamiento de la energía.
Por suerte, o tal vez no tanta, Colombia cuenta con gran parte de estos minerales y su materia prima puede convertirlo en un país potencia para la Transición, sin embargo, como lo menciona Monzó (2021) para ZEO:
los países líderes en la producción de minerales deben reducir las emisiones provocadas por la extracción y el procesamiento mediante el uso de tecnologías de bajas emisiones, buscando la eficiencia energética y utilizando las energías renovables en los diferentes procesos. Se estima, en general, que la producción de minerales y metales primarios emite, aproximadamente, el 10% de las emisiones globales de GEI. (Recuperado en: https://plataformazeo.com/es/el-papel-de-los-minerales-en-la-transicion-energetica/)
Finalmente, la minería seguirá siendo una realidad en cualquiera de los escenarios, aunque se deje de utilizar un mineral, se va a necesitar de otro; la Transición beneficiará en gran medida al medio ambiente pero no queda exonerada de pagar la cuota de daños, contaminaciones y alteraciones significativas a la casa común. Por más que los gobiernos busquen y propongan erradicar la extracción de materia prima, el consumismo y las exigencias de la sociedad de este nuevo siglo convierten a esta actividad -minería- en un mal necesario para la cotidianidad, en otras palabras, Colombia corre para huirle al extractivismo, pero este corre más rápido.
Bibliografía
Minería, A. N. (s.f.). Así es nuestra Colombia minera. Obtenido de https://www.anm.gov.co/?q=Asi-es-nuestra-Colombia-minera
Monzó, N. (9 de junio de 2021). Obtenido de Zero Emissions Objetive: https://plataformazeo.com/es/el-papel-de-los-minerales-en-la-transicion-energetica/