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La traición de Donald Trump al uribismo

Por: Redacción Pares



El uribismo en pleno no ha escondido sus cartas y espera que este 5 de noviembre las elecciones en Estados Unidos favorezcan a Donald Trump. Esa es su apuesta. No es lo mismo para Petro negociar con demócratas que con un hombre que desprecia las libertades individuales, que ha demostrado ser todo lo opuesto al progresismo, que ha esgrimido como principal espada de lucha la mentira y la desinformación. Cercano a Javier Milei y a Nayib Bukele, enemigos declarados del presidente colombiano, resulta dificil pensar que ambos bandos puedan limar asperezas y llegar a acuerdos en cuanto a temas tan espinosos como la no fumigación área de cultivos de coca o la explotación de materias primas.

 

Si existe un medio que refleje el sentimiento antipetrista es la Revista Semana. Sin máscaras ni matices la publicación dirigida por Vicky Dávila le ha apostado directamente a una victoria de Donald Trump. Uno de los argumentos que tiene la derecha en el país por creer que lo mejor sería que las riendas del país más influyente en el mundo las tomara el magnate es que supuestamente el echará a las patadas a Nicolás Maduro del Palacio de Miraflores. Esto es un error de cálculo. Trump no cree demasiado en la democracia y admira abiertamente a dictadores. En sus círculos más cercanos se le ha escuchado, tal y como afirma Mauricio Vargas en su columna del pasado domingo en El Tiempo, decir con admiración que Maduro “Es un hombre fuerte”. El triunfo de Trump es, a todas luces, un retroceso en el liberalismo occidental y sería el triunfo de los dictadores.

 

En 1987 aún estaba en pie la Unión Soviética. Donald Trump ese año visitó Moscú. Fue recibido por el propio Gorbachov. Al regresar a Estados Unidos habló maravillas del sistema soviético. Se afirma que recibió un dineral por estos buenos comentarios. Su cercanía con Putin está más que demostrada. Se da como un hecho que la ayuda norteamericana a Ucrania terminaría. Trump ha intentado mantener las apariciencias y a comienzos de octubre afirmó que amenazó a Putin, mientras era presidente, con destruir Moscú si decidía invadir Kiev. “Vladimir, si vas a por Ucrania voy a golpearte tan fuerte que ni siquiera te lo vas a creer. Voy a golpearte justo en el medio del jodido Moscú”. Esto no se lo cree nadie. En el 2018, mientras era presidente, Donald Trump se mostró abierto ante una visita del presidente ruso a Washington e incluso llegó a plantear la posibilidad de devolver la cortesía yendo a Moscú. Está claro que una victora del candidato republicano le beneficiaría a regímenes como el que viven Rusia y Venezuela.

 

Si, en la competencia global Trump sería un gran escollo para China, pero no para otros gobiernos que han mostrado claros rasgos dictatoriales sin importar que sean de derecha o izquierda. La democracia vive momentos bajos y un triunfo de Trump ahondaría más esa crisis. El uribismo y el trumpismo tienen agendas parecidas pero se equivocan los que creen que Trump podría ser el puntillazo final que necesita Venezuela para librarse de Maduro. Para Trump no existe una agenda global ni plantea hacer alianzas con gobiernos amigos en Latinoamérica. Su comportamiento es abiertamente imperialista. A él simple y llanamente le parecen divertidos los “grandes hombres” los que tienen el poder y no lo sueltan como es el caso de Putin y Maduro. Y también por Hitler, ¿Por qué no? Recuerden que también en octubre se ventiló que el candidato republicano había dicho las siguientes palabras: “Necesito el tipo de generales que tuvo Hitler” Para los que no recuerdan la historia de la Segunda Guerra Mundial el Fuhrer pudo destruir a su antojo su propio país, Alemania, por la inoperancia y servilismo de su cúpula militar, depurada por el sangriento dictador a su antojo para que se le permitiera tener la libertad necesaria de llevar a cabo planes tan desquiciados como el holocausto.

 

La victoria de Trump es el triunfo de los “grandes hombres” y a no ser que el uribismo le apunte al desprecio que le tiene el republicano a la democracia, no vemos de qué forma podría beneficiarle al uribismo un mandatario que consdiera “Un gran hombre” a Maduro.

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