Por: Lizeth Serrato Contreras
La meta de convertir a Colombia en un referente nacional e internacional en términos de Transición Energética es uno de los tantos objetivos que se ha propuesto el gobierno Petro para su periodo de mandato, apoyando su propuesta en el magno potencial de la región Caribe en la ejecución de energía solar, eólica, geotérmica, entre otras, cada una con un presupuesto y un enfoque territorial diferente.
El costo de la Transición Energética resulta ser una cifra bastante significativa al bolsillo, según los informes socializados por el Foro Económico Mundial el país requiere contar, aproximadamente, con US$122.000 millones para poder lograr cubrir las proyecciones gubernamentales hasta 2052. Si bien, la capacidad instalada, a partir de cada energía, tiene un costo en particular y requiere verse desde la perspectiva actual y las proyecciones a treinta años para poder garantizar el logro:
Teniendo en cuenta la tabla, surge un nuevo cuestionamiento ¿de dónde sale esa platica? Los
procesos de Transición Energética han captado la atención de la audiencia nacional e internacional, sin hacer distinción entre el sector público o privado. En los últimos años, los mandatarios han buscado aumentar la inversión para el desarrollo de las energías renovables, por ello, a través de ProColombia, han puesto al país como un destino potencialmente atractivo para la inversión en energías limpias, a partir de esta estrategia se ha logrado duplicar la inversión extranjera directa (IED)en la última década, como resultado
entre 2018 y 2021, las inversiones en energías renovables se multiplicaron por ocho, pasando de siete proyectos por valor de 446 millones de USD en 2018 a 24 proyectos por un total de 3.800 millones de USD en 2020. (Foro Económico Mundial, 2024.pg.7).
A diario se hace presente en las redes sociales las publicaciones de organizaciones y gobiernos dando apertura a proyectos energéticos y comunidades energéticas, sin embargo desde las opiniones de los expertos se plantea que para asumir estos costos, se debe dar una planificación y ejecución desde la alianza del sector público y privado para abordar puntos esenciales como la seguridad, la rentabilidad y la sostenibilidad de la Transición; es importante entender que los esfuerzos colaborativos permiten ampliar la disponibilidad energética para el acceso de todos. La participación de las entidades públicas como figura administrativa del país se hace puntual para promover a los inversionistas privados y extranjero un espacio de confianza y cooperación, además de crear un escenario en donde se incluya la acción de bancos que gestionen financiamiento a las nuevas iniciativas en pro a la energía renovable y a la reducción del impacto negativo sobre el ambiente. Por otro lado, se vuelve imperativo el empalme con las autoridades nacionales encargadas de otorgar licencias ambientales y dar luz verde a la intervención antrópica dentro de los ecosistemas.
Si bien, las acciones a gran escala generan traumatismos sobre los entornos, por ello, la mejor forma de abordar la Transición es por medio del trabajo articulado a nivel socioeconómico en el país, de manera que no solo se mitiguen los impactos socioambientales, sino que se asuman compromisos de inversión para solventar el requerimiento monetario y alcanzar una Transición Justa, democrática y real.
Bibliografía
Mundial, F. E. (2024). Movilización de la inversión en energías limpias en Colombia: soluciones para acelerar la financiación. Recuperado en:
¡Hola desde Buenos Aires! Descubrí el juego de minas gracias a una conversación con un amigo. Me comentó que es ideal para quienes disfrutan de juegos que combinan suerte y estrategia. Me encantó cómo cada decisión te lleva a resultados diferentes, lo que lo hace muy emocionante. Ahora juego cada vez que tengo un momento libre, y lo mejor es que siempre hay algo nuevo por descubrir en cada partida.