La universidad de Harvard, el nuevo blanco de la brutalidad de Trump
- Redacción Pares
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Por: Redacción Pares

Todo lo que suene a ideas progresistas, a inteligencia, a tradición, le suena sospechoso a Donald Trump. Hollywood, el Kennedy Center, las artes en general y, por supuesto, la educación. No existe una universidad en el mundo con mayor prestigio que Harvard. En las últimas semanas desde la Casa Blanca había llegado una carta en donde el gobierno le exigía a la universidad ser más estricta con los requisitos disciplinarios exigidos a los estudiantes que aspiraban a integrar sus aulas. Se quería asegurar minimizar al máximo conatos de protesta, manifestaciones y una revisión inmediata sobre el tratamiento que se le daba a los estudios sobre medio oriente. Además se le prohibía a los manifestantes el uso de pasamontañas y apuntar contra los profesores que la administración Trump considera mas enfocados “en el activismo que en la investigación”. Era una carta muy parecida a la enviada a la Universidad de Columbia a quien, por sus protestas contra su gobierno, le hizo asumir un recorte de 400 millones de dólares en ayuda.
Trump creía que Harvard iba a ceder pero no lo hará. El rector de la Universidad, Alan M. Garber escribió una dura carta a Washington en donde afirma lo siguiente: “La universidad no renunciará a su independencia ni a sus derechos constitucionales”. La cruzada de Trump tiene una excusa, la de combatir el antisemitismo pero todo esto no es más que la campaña que ha encabezado el presidente para apoyar las intenciones de Israel y justificar la descarnada invasión a Gaza.
Lo peor es que esta pelea entre Trump y Harvard afecta al mundo ya que podrían ser interrumpidos algunos adelantos científicos que se adelantan desde esa universidad. El recorte a la universidad de Harvard podría ser de 1000 millones de dólares que afectarían directamente a uno de los centros investigativos más juiciosos de los Estados Unidos, la escuela de Salud Pública T.H Chan de Harvard, cuyos recursos, en un 46%, provienen de financiación estatal. Esto afectaría a que los investigadores de primer nivel no tendrían tanta exposición, además afectaría a los becarios de clase media que no podrían pagar los altísimos costos que significa pertenecer a la universidad más prestigiosa del mundo.
Los 1000 millones de dólares que planea recortar Trump a la universidad es un golpe a la investigación. Lo único que mueve el prestigio de una institución de tanto renombre como Harvard es precisamente su capacidad de innnovación y eso lo garantiza justamente la investigación. Se nota que el nuevo gobierno tiene una agenda propia que quiere imponer y que para ellos cualquier cosa que suene a innovación, a progresismo, será catalogada con el remoquete de “Woke”.
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