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Las acciones armadas del ELN disminuyeron un 63% desde que entró en vigor el cese al fuego

Por: Nataly Páez, Asistente de Investigación

Línea Paz, Posconflicto y Derechos Humanos


Foto tomada de: El Colombiano


Tras la culminación del primer mes de cese al fuego bilateral entre el Gobierno Nacional y el ELN, evidenciamos una reducción significativa de acciones armadas durante el mes de agosto. De acuerdo a los registros adelantados por la Fundación Paz & Reconciliación (Pares), durante el mes de agosto se perpetraron cuatro combates en los que participó el ELN, los cuales generaron 3 hechos de confinamiento, 1 de desplazamiento y 1 hostigamiento a la fuerza pública. El proceso para obtener este avance ha representado un extenso trayecto, permeado por escenarios de tensión en la mesa de diálogos, así como intensificación de hostilidades en algunos meses y reducción de acciones violentas en otros.


A continuación, analizaremos los hechos contextuales bajo los cuales se enmarcan cada uno de estos periodo de auge y disminución de acciones armadas del ELN, considerando el periodo enero-agosto 2023:



Durante los primeros tres meses del año las acciones armadas perpetradas por el ELN en promedio estuvieron por mes entre 16 y 28 acciones en total, entre las cuales se incluyen: enfrentamientos, ataques a la fuerza pública y ataques a la población civil. En el mes de enero, este actor armado se enfrentó principalmente con la fuerza pública y consumó 7 ataques a la población civil, fue tal vez uno de los meses más polémicos, en el que se generó tensión entre las partes debido a la declaración del cese al fuego bilateral anunciada por Gustavo Petro y refutada por el ELN como un anuncio unilateral no pactado en la mesa de diálogos. Para el mes de febrero, el Comando Central del ELN denunció la ejecución extrajudicial de siete guerrilleros a manos de integrantes de las Fuerzas Armadas, a orillas de río Raposo (zona rural de Buenaventura). Este hecho generó indignación por parte del grupo armado y pese al descenso de combates a lo largo de ese mes, se evidenció un aumento de ataques a la fuerza pública.


En el mes de marzo, durante el desarrollo del segundo ciclo de diálogos, incrementaron considerablemente las acciones ofensivas a un total de 28. Este incremento de hostilidades se enmarca bajo un escenario de indignación nacional frente al ataque del ELN en contra de la fuerza pública en Villanueva, región del Catatumbo, departamento de Norte de Santander. Integrantes de la Segunda División del Ejército fueron atacados con explosiones de tatucos y ráfagas de fusil a las 3:00 am mientras dormían. En el hecho fallecieron nueve soldados, de los cuales siete se encontraban prestando servicio militar y uno de los heridos era perteneciente al pueblo wayúu.


El ELN se refirió a este ataque por medio de un comunicado afirmando que era una respuesta a la militarización de la región y, por otra parte, se refirió a lo ocurrido el anterior 28 de enero en zona rural de Buenaventura, en donde siete de sus integrantes fueron asesinados, por ello, aseguró que mientras continuaran aterrorizando y asesinando a la población civil, seguirían combatiendo militarmente a la fuerza estatal.


Asimismo, Antonio García, comandante del ELN manifestó a través de Twitter que: “Desde enero del presente año el ELN ha recibido una serie de ataques y jamás existió pronunciamiento alguno ni de funcionarios del gobierno ni de los medios de información, señalando dichos ataques contra el ELN como atentados contra la paz”, y por consiguiente “El ELN tiene el derecho de responder los ataques que recibe [...]”:



En consecuencia, a lo largo del mes de abril continuaron las hostilidades, registrando un total de 27 acciones armadas, en las cuales aumentaron los combates y disminuyeron los ataques

a la fuerza pública pese a las declaraciones ofensivas por parte del ELN. No obstante, el panorama es alentador durante el mes de mayo, en el cual se evidencia una reducción de acciones armadas a un total de 16, esta reducción coincide con el desarrollo del tercer ciclo de diálogos, en el cual se pactaron los avances más históricos entre el ELN y el Gobierno Nacional; se acordó el Cese al Fuego Bilateral, Nacional y Temporal (CFBNT) y se pactó la creación del Comité Nacional de Participación (CNP).


Nuevamente, para el mes de junio, después del tercer ciclo de negociación en la Habana, aumentaron a 20 las acciones violentas perpetradas por el ELN. incrementaron los combates y los ataques a la población civil, y disminuyeron los ataques a la fuerza pública. El aumento tanto de enfrentamientos y ataques a la población civil responde a la disputa por el control territorial de esta guerrilla con el Clan del Golfo, principalmente en el departamento de Chocó. Durante el siguiente mes, se conmemoraron los 59 años de la fundación de este grupo armado, de manera que se evidenció una intensificación en el accionar armado, aumentando tanto los ataques a la Fuerza Pública como a la población civil. Al igual que en años anteriores, esta conmemoración no es más que una muestra probablemente de fortaleza y simbolismo asociado a la identidad del grupo.


En síntesis, a lo largo del año se han presentado periodos de intensificación y disminución en el accionar armado por parte del ELN, lo cierto es que tras el cese al fuego bilateral que entró en vigor el pasado 03 de agosto, las acciones disminuyeron un 63% con respecto al promedio de acciones registras entre enero y julio. Pese a esta desescalada de violencia, es necesario preguntarse: ¿el carácter bilateral de este cese al fuego solo comprende a la fuerza pública?, ¿cómo se relaciona este proceso con la presencia de otros grupos en territorios de disputa armada? En ese orden de ideas, es esencial buscar sincronicidad y coexistencia frente a los nuevos escenarios de diálogo con otros grupos armados ilegales, esto teniendo en cuenta la disputa territorial de esta guerrilla con otros actores armados.


Asimismo, es indispensable la vocación de continuidad de este cese al fuego bilateral con el ELN, que permita una disminución de hostilidades de tal manera que no solo se alivien los escenarios de violencia que padecen las comunidades, sino que también se genere un espacio más propicio para el diálogo, en donde las partes aborden las causas del conflicto así como las consecuencias del mismo, en el cual las víctimas participen de forma activa, de manera que sus experiencias y vivencias desempeñan un papel fundamental en la construcción de una paz posible y duradera.


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