Por: Redacción Pares
Mientras este jueves 7 de noviembre se daban las buenas noticias desde Caracas en donde se aseguraba haberse creado una hoja de ruta para seguir adelantando las conversaciones con este grupo guerrillero, se anunció súbitamente, en la noche de este día, un nuevo paro armado en el Chocó. Durante los últimos días, apesar que miembros de esta guerrilla se encuentran en Caracas e incluso redactaron un documento en donde se busca blindar la negociación con el gobierno, en el Chocó aparece otra vez el fantasma de la falta de cohesión del ELN, un mal que muchos han juzgado como histórico. Es como si en algunos lugares el mensaje del COCE no llegara. Se sabe que la reunión con el gobierno sólo dará frutos inmediatos en la reunión que sostendrán en 10 días en Caracas, pero esto, evidentemente no es una buena señal.
Sobre todo por el tono que se ha venido usando. El ELN anunció este paro armado concretamente para las regiones de San Juan, Sipí y Cajón. Presuntamente en las últimas semanas se ha visto al ejército patrullar la zona lo cual habría sido determinante para anunciar este paro armado. La manera como ha sido anunciado también preocupa ya que uno de los apartados del anuncio dice “esperamos que la población cumpla para evitar incidentes” Uno de los objetivos de la delegación de paz del gobierno es lograr acuerdos pronto para conseguir un cese al fuego que es lo que se implora desde territorio.
Por la zona donde se ha anunciado el paro armado se mueve dos frentes, el cacique Calarcá y el Manuel Hernández “El Boche”. Los panfletos, escritos en tonos amenazantesm se dejan ver en las paredes de los municipios mencionados. El ejército ya ha garantizado que se intentará mantener el orden. Es vital que se pueda hacer entender a la población que estos lugares tan apartados también tienen Estado. La nueva fase del proceso de paz debe empezar con pie derecho. Los paros armados en el Chocó suelen ser uno de los momentos en donde la población sufre más la guerra. Cada grupo familiar queda aislada, restringida en su casa viviendo los rigores de la guerra en forma de desabastecimiento, incomunicación, pasando las horas sin medicina, agua potable ni comida. No se puede concebir que exista alguien más afectado dentro de un paro armado que la misma población.
Una de las condiciones con las que llegó el gobierno para poder reiniciar diálogos con esta guerrilla era precisamente la que no se repitieran hechos como el secuestro, el reclutamiento de menores y, sobre todo, los paros armados en lugares como el Chocó, en donde se había recibido como una muy buena noticia la nueva chance a la paz que le dieron ambos bandos desde Caracas. Es en estas regiones, en el Ctatumbo y Arauca, donde la escalada de la violencia se ha visto con más fuerza desde que el pasado 3 de agosto no fue renovado el cese al fuego. Nada más en el Catatumbo, desde esa fecha, se ha registrado la muerte violenta de 15 uniformados. Ellos lo único que piden es paz.
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