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Las curtiembres y las fábricas que están matando al río Bogotá

Por: Redacción Pares


Foto tomada de: Infobae


Dicen que los Muiscas, hace muchos años, subían hasta una laguna cristalina en el páramo de Guacheneque, en Villapinzón. Ellos creían que este sitio era uno de los sitios más puros de su territorio. Hoy en día, en este lugar, nace el río Bogotá, uno de los más contaminados del mundo.


Desde los años ochenta se han publicado notas en diferentes medios sobre el ecocidio que significa para esta ciudad que sus aguas se hayan convertido en el vertedero de residuos tóxicos de muchas empresas. La espuma radioactiva recuerda a un holocausto nuclear. Pensar que a pocos kilómetros de Bogotá el río que lleva su nombre aún conserva la pureza que alguna vez honraron los Muiscas.


Uno de los sectores más problemáticos del río ocurre en el barrio San Benito, en una de las entradas a la capital. El olor se siente a un par de kilómetros. El olor de la carne en descomposición. Es que hasta acá llegan camiones con pieles de reces a los diferentes talleres que los transforman en coloridos cueros para hacer zapatos o bolsos. Son las famosas curtiembres del barrio San Benito. Todo ese desperdicio va a parar al río Tunjuelito, uno de los afluentes más fieles que tiene río Bogotá.


La gente que vive en el San Benito ha tenido que sufrir inundaciones por culpa de la intervención humana. El Tunjuelito se ha desbordado varias veces, la más trágica de todas fue en 1995 en donde dejó a 1.200 personas damnificadas. En este lugar funcionan cerca de 250 curtiembres.


Sin embargo, la contaminación del Rio Bogotá empieza mucho más atrás, en las poblaciones de Villapinzón y Chocontá. Las curtiembres una a una van arrojando sus deshechos al río. Luego pasa por Chía, con una población de 133 mil personas, Cajicá con 59 mil, conta con 32 mil y el monstruo de Bogotá con sus casi 8 millones de habitantes. A esto habría que sumarle la contaminación de los carros, las toneladas de escombros y hasta cadáveres que se van sumando en los 347 kilómetros de recorrido que tiene el río Bogotá.


 Según el portal A.A “Al salir de Soacha, los parámetros fisicoquímicos del río son alarmantes. El oxígeno disuelto del río se encuentra en 3.8 miligramos por litro (mg/L) al llegar a la cascada del Salto del Tequendama. El cauce recupera una pequeña cantidad de oxígeno hasta llegar a un indicador de 7.8 mg/L luego de su paso por el Salto del Tequendama, un respiro que en su cuenca baja se desvanece cuando el dato llega a los 0,6 mg/L”.


Los niveles de oxígeno registrados en el río indican que está prácticamente muerto. El río Bogotá recibe al día 800 toneladas diarias de residuos y 16 mil litros de aguas residuales. Una de las soluciones que se tienen para recuperar el río Bogotá es crear la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales Canoas en Soacha, una obra que debería estar lista para el 2025. La CAR aportará el 50% de la construcción de la obra, la Secretaría de Hacienda de Bogotá el 29%, el Acueducto de Bogotá el 19% y la Gobernación de Cundinamarca el 2%. Las dudas que tuvo en su momento sobre el modelo de contratación por parte del ministerio de Hacienda, demoraron su construcción.


Con esta PTAR se podría recuperar el 70% del río Bogotá, pero, si no se regulan los riesgos ambientales y las pocas medidas para frenarla por parte de las curtiembres y fábricas que rodean la capital, el río estará condenado

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