top of page

Las preguntas que le hacen al ELN

Por: Luis Eduardo Celis


Todo depende en la vida de la forma en que vemos la realidad. No tenemos otra forma de comunicarnos y de actuar sino desde una profunda subjetividad, porque eso somos, mujeres y hombres que nos movemos en la vida con nuestra particular forma de ver e interpretar la realidad en la que nos desenvolvemos día a día.

Yo tengo mi mirada del ELN, la mía, que trato de contrastar con la dura realidad y los hechos, y sobre ese plano de lectura de realidad me he hecho una comprensión de esta organización que ha persistido en una acción armada por ya casi seis décadas.

Cuando me preguntan: ¿el ELN ya tomo la decisión de dejar las armas?, mi respuesta es no, esa decisión no ha sido tomada. Cuando me preguntan: ¿el ELN dejó de creer en la acción violenta para hacer su política?, mi respuesta es no, esa decisión no ha sido tomada en el ELN. Cuando me preguntan: ¿es viable un proceso de paz con un ELN que no ha tomado la decisión de dejar las armas, ni la decisión de seguir combinando política con violencia?, mi respuesta es sí, es posible construir un acuerdo con el ELN, que pase de las armas a la paz, eso es perfectamente posible si se construye con ellos y ellas, con esa organización de dos mil quinientos combatientes que se mueven en una red de milicias de más de siete mil personas y que tienen amigos y amigas en las comunidades en que se desenvuelven, por supuesto que sí, ese acuerdo es posible.

Cuando pienso en el ELN y sus coordenadas de actuación veo una organización que desde su IV Congreso en 2004 tomó una decisión fundamental en la que se mantiene hasta hoy y es guía para cada combatiente y militante del ELN que se levanta vivo: hoy es otro día para vivir la acción estratégica del ELN, la “Resistencia Armada” en la que se afincó cuando concluyó que le era imposible imponerse sobre su enemigo, a saber y como dicen ellos “la oligarquía colombiana y su aliado el imperialismo norteamericano”. Ese es el proyecto central del ELN, que se traduce en ser Estado paralelo donde lo pueda ser, así sea a escala veredal, como en las seis veredas en las que permanece en Caucasia, donde existen sesenta y seis veredas y donde la autoridad en esas seis veredas no es el Estado Colombiano y sus instituciones, sino que lo es el ELN. O ser cogobierno en el Sarare Araucano: Tame, Fortul, Arauquita y Saravena, donde el ELN es un estado que en algunas cosas manda más que el Estado Colombiano, o que lo digan las empresas petroleras Parex y Sierra Col, que han suspendido su operación petrolera o la llevan a media marcha desde hace diez semanas.

El ELN, junto a su “Resistencia Armada”, tiene otra formulación estratégica: está dispuesto a transitar el camino de la solución negociada, de la construcción de un acuerdo de paz, pero eso está en posibilidades, en un escenario a construir, en tanto que la “Resistencia Armada” no es futuro, es el presente, y ahí siguen, con profunda desconfianza de que sea posible salir de la “Resistencia Armada” e instalarse en un acuerdo de paz, el cual está por construir.

El ELN está dispuesto a recorrer el camino de la solución negociada, pero ese camino hay que construirlo, hoy está en ciernes con la mesa y la agenda concertada con el gobierno del presidente Gustavo Petro, con un amplio respaldo de comunidad internacional y de la sociedad colombiana que queremos avanzar en una democracia de mayor calidad, con transformaciones sociales y amplia participación de la mayor diversidad social que sea posible convocar y articular en este proceso.

Los cinco procesos de diálogos y negociaciones en los que ha participado el ELN no han sido exitosos porque ningún gobierno ha tenido una propuesta sustancial que haga viable el proceso, todos los cinco anteriores procesos han girado en torno a que el ELN deje de hacer lo que hace, deje de secuestrar, deje de extorsionar, deje de reclutar menores y deje de colocar minas, por supuesto que todo ello es importante, pero ha resultado insuficiente, se requiere mucho más que decirle al ELN que deje esa acción con tantos estragos sobre comunidades y territorios; se requiere construir con el ELN un proceso en el que sus aspiraciones de cambio se vean reflejadas, eso es lo que quiere el ELN, ver cambios en la dura realidad colombiana, que ellos conocen y han vivido por seis décadas.

Quisiera tener una varita mágica para que el ELN se convirtiera en una fuerza civil que haga política de manera civilista, quisiera tener una varita mágica para que las Fuerzas Armadas colombianas fueran plenamente respetuosas de la Constitución del 91 y los corruptos y los que siguen en la guerra fría se transformaran en ejemplares oficiales y soldados de la Colombia que los debe respetar y apoyar por su dedicación y compromiso, quisiera tener una vara mágica para que Arauca, Catatumbo, el Sur de Bolívar, el Pacífico, el Bajo Cauca y el Sur del Cesar, y los doscientos veinte municipios donde hoy permanece el ELN en su proyecto de “Resistencia Armada”, tuvieran carreteras, escuelas, puestos de salud, derechos y democracia de calidad y las madres no sufran por que sus hijos e hijas se van a la guerra, hombre y mujeres jóvenes pobres y cristianos que mueren en las filas del Ejército Nacional, o del ELN o del Clan del Golfo, una tragedia por superar. Desafortunadamente esa vara mágica no existe y hay que hacer la tarea con nuestra fuerza ciudadana y persistir en el cambio.

Al ELN se le preguntan muchas cosas y quienes lo hacen están en su derecho, igualmente el ELN pregunta por la voluntad de cambio, por la seriedad de lo que se firma, si lo que se firma y no se cumple entonces para qué insistir en ese camino, se pregunta por sus militantes que mueren en las cárceles sin debida atención médica, el ELN igualmente tiene sus preguntas, por ejemplo, por sus siete combatientes asesinados fuera de combate en Buenaventura según su versión en enero pasado.

El próximo ciclo, el tercero en La Habana, delegación de gobierno del presidente Gustavo Petro y el ELN tienen el reto de construir un acuerdo sobre participación de la sociedad y sobre cese bilateral de fuego y hostilidades y podrán preguntarse mutuamente sobre las preguntas e inquietudes que tienen.

 

*Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de la persona que ha sido autora y no necesariamente representan la posición de la Fundación Paz & Reconciliación al respecto.

bottom of page