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las tercerías políticas en venezuela, lejanas y a la sombra de maría corina y el oficialismo

Por: Oscar A. Chala, investigador de la Línea de Democracia y Gobernabilidad


Fotos tomadas de: CNN español


La última encuesta que midió las tendencias electorales en Venezuela la realizó Meganálisis entre el 7 y el 13 de marzo de 2024. En ella, María Corina Machado resultó ganadora con el 69,1% de la intención de voto medida, mientras que Nicolás Maduro obtuvo solamente un 7,4%. Aunque Antonio Ecarri y Benjamín Rausseo, candidatos independientes, no suman más del 1%, junto con el otro 1% de otras candidaturas medidas por la encuesta, las razones por las cuáles se lanzan por fuera de las toldas de la oposición o el oficialismo se vuelven importantes para entender la fragilidad de la Plataforma Unitaria (PUEDE), que sin la candidatura de Machado ya denota ciertas fisuras internas, del mismo modo para saber a dónde se van a ir los votos de la gente que en las encuestas ha manifestado no apoyar a ningún candidato o abstenerse de participar, cuya cifra se ubica sobre el 20%. Es decir, 1 de cada 5 venezolanos no tiene un candidato definido o no quiere participar abiertamente en el proceso electoral.


Imagen No. 1: Intención de voto a la presidencia de Venezuela


Fuente: Encuestadora Meganálisis, 2024.


Ecarri y la Alianza del Lápiz:


Fuente: Radio Fe y Alegría Noticias, 2023.


Es posible que la principal motivación de Antonio Ecarri para lanzarse por una candidatura independiente sea que muchos sectores de la oposición consideran que tanto la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en su momento, como la actual Plataforma Unitaria (PUEDE) son la expresión restringida de 4 grandes partidos: la Alianza Democrática, Primero Justicia, Voluntad Popular, Un Nuevo Tiempo y —recientemente— Vente Venezuela. Todos estos partidos tienen en común que aglomeran los grandes procesos iniciados desde el surgimiento de la nueva oposición política venezolana, emergida de las cenizas del bipartidismo entre Acción Democrática y el COPEI, que tomó forma con el golpe de Estado de 2002 y con la revocatoria al mandato de Hugo Chávez en 2004. Para Ecarri, la oposición nunca ha mostrado una alternativa diferente a la de los viejos partidos tradicionales y los “cogollos” (clanes políticos) en las que radicaban su poder.


Lo dice con conocimiento de causa. El abogado de 49 años, oriundo de Valencia, Estado Carabobo, egresado de la Universidad del mismo Estado en 1999 y especialista en Derecho Financiero y Tributario de la Universidad Católica Andrés Bello ha tenido una vida política marcada por las subsecuentes derrotas electorales con estas plataformas opositoras, que lo han mantenido en un segundo plano frente a los grandes liderazgos que lograron emerger de manera meteórica en aquellos años.


Habiendo incursionado en la política junto a Leopoldo López, llegó a ser procurador de la Alcaldía de Chacao, que en aquel momento gobernaba López, y posteriormente fue elegido en 2005 como concejal del mismo municipio y llegó a la presidencia de aquella corporación, en la que estuvo entre 2005 y 2013.


En 2010 Ecarri se lanzó a la candidatura por una curul en la Asamblea Nacional, por la Mesa de Unidad Democrática (MUD) dentro de la jurisdicción del oeste de Caracas. No obstante, perdió frente al líder juvenil del PSUV Robert Serra por menos del 3% de los votos, habiendo logrado 47% de intención de voto.


Tras ello, en 2012 se integró al partido Proyecto Venezuela, que es una escisión del COPEI fundada por el otrora líder político Henrique Salas Römer y que a inicios de la década de los 2000 llegó a conformar el G5 de la Coordinadora Democrática (el primer experimento de unidad opositora en Venezuela). Se lanzó como precandidato a la Alcaldía del municipio Libertador del Distrito Federal, pero perdió con el candidato Ismael García, al obtener solo 30% de los votos frente a los 30,2% de su contrincante. Tras habérsele negado un reconteo, renunció a la MUD. Posteriormente, tras su salida del Concejo de Chacao, se unió al partido conservador COPEI, del cual llegó a ser presidente en la capital, Caracas.


Tuvo conflictos dentro de las llamadas “toldas verdes” luego de que denunciara que el presidente del partido, Roberto Enríquez, había aprovechado su popularidad para lanzarlo como candidato a la Asamblea Nacional en 2015, para luego anular su candidatura y lanzar la suya, para lo que solicitó la realización de elecciones primarias. En respuesta, el COPEI lo expulsó de sus filas por “deslealtad”.


Desencantado con su experiencia en los partidos opositores, Ecarri siguió trabajando en la Fundación Arturo Uslar Petri, desde donde proyectó el lanzamiento de su plataforma política Alianza del Lápiz en 2017. Según Ecarri, la postura de su partido es ordoliberal, de centro, y pretende basarse en las ideas de Arturo Uslar Petri y otros intelectuales venezolanos del siglo XX con un proyecto político de transformación a través de la educación.


A pesar de su abierta oposición al gobierno de Nicolás Maduro, Ecarri cree en que los cambios políticos necesarios en el país pueden darse a través de la vía electoral y en los márgenes de la Constitución chavista de 1999. Es esta premisa la que le hace tremendamente impopular, muy a pesar de que en su nueva plataforma política “Vamos” (que agrupa al partido Cambiemos, de tendencia de centroizquierda, y al partido Avanzada Progresista, de tendencia socialdemócrata, fundado por el entonces ex-chavista Henri Falcón) tuvo más de 1000 delegados y agrupó a partidos con presencia de 2 curules en la actual Asamblea Nacional. No obstante, ambos partidos hicieron parte del bloque “Alianza Democrática” que agrupó a un sector de la oposición intervenida por el oficialismo, por lo que se les considera “colaboracionistas” del régimen.


Su padre, Antonio Ecarri Bolívar, es una de las figuras más importantes del viejo partido Acción Democrática (AD). Fue embajador de España delegado por el gobierno interino de Juan Guaidó en 2019, hasta la caída del interinato en 2023.


Rausseo y la búsqueda de un “outsider” desde la antipolítica:


Fuente: Noticiero Venevisión, 2020.


Si existe una figura que pueda declarar que viene completamente de un escenario ajeno a la política, es Benjamín Rausseo. El humorista y empresario de 63 años, oriundo de Musipán, municipio Ezequiel Zamora, Estado Monagas ha sido un reconocido cómico que tuvo su pico en la década de los 80 y 90 del siglo pasado con su personaje “Er Conde del Guácharo”, que satirizaba de manera ácida y pícara al habitante de la zona oriental de Venezuela, y con el que comenzó una vida prolífica como empresario, a partir de los ingresos y el éxito que su personaje le generaban. Con su empresa Guácharos Enterprise Corporation ha logrado la construcción de dos parques temáticos, producir y ser su propio mánager, buscar nuevos talentos, generar su propia disquera y productora musical y diversificar su cartera económica en diferentes empresas y sectores. Junto a ello, Rausseo es licenciado en Arte de la Universidad Central de Venezuela, abogado de la Universidad Santa María de Caracas, y tiene una maestría en Ciencias Penales y Criminología, junto con un doctorado en Ciencias de la Educación de la Universidad de Nueva Esparta.


Alejado de la entonces agitada vida política venezolana, decidió lanzarse a la presidencia de su país en 2006, buscando ubicarse como la principal opción para derrotar a Hugo Chávez, que ya había sobrevivido para aquel momento de un golpe de Estado y un intento de revocatoria. Queriendo ocupar el espacio de la antipolítica, Rausseo evitó cualquier alianza con Manuel Rosales, candidato de la Unidad Nacional (segundo experimento de plataforma unida opositora) y rechazó los apoyos devenidos de cualquier partido tradicional, habiendo fundado su propio movimiento: el Partido Independiente Electoral de Respuesta Avanzada (PIEDRA) de tendencia fuertemente conservadora. Sin embargo, al verse sin opciones y sin capacidad de subir en las encuestas, decidió retirarse y dejar en libertad a sus electores.


Posterior a esta experiencia, en 2008 se lanzó nuevamente a la política, buscando la gobernación del Estado Anzoátegui en las elecciones regionales de 2008 con su nueva plataforma Confederación Democrática (CONDE), en alianza con Proyecto Venezuela y el Movimiento al Socialismo (MAS). Perdió estrepitosamente con el 3,34% de los votos, siendo superado por el hoy Fiscal Nacional, Tarek William Saab.


Tras ello, desencantado de la política y del “nuevo bipartidismo”, se retiró y continuó tanto con sus estudios, como con su vida en el mundo del espectáculo y el mundo empresarial, lanzando varias películas de humor durante la década siguiente.


No obstante, su nombre salió de nuevo a la vida pública en 2018, luego de que fuera cuestionado por presuntamente haberse aprovechado económicamente de algunas expropiaciones realizadas por el gobierno de Nicolás Maduro a las Policlínicas Elohim, ubicadas en el Estado Monagas, propiedad actualmente de Sindy Coromoto Camacho, esposa del hoy presidente de PDVSA, Pedro Tellechea, que le han permitido tener alianzas comerciales con su consorcio “Conde Salud”.


A pesar de estas denuncias, Rausseo decidió presentarse a las precandidaturas dentro de la opositora Plataforma Unitaria en abril de 2023, pero tras la andanada de apoyos a María Corina Machado y su favoritismo, decidió retirarse en junio y declaró lanzarse como candidato independiente. Esto, a pesar de que en mayo de 2023 Rausseo indicaba que cualquier intento por presentarse fuera de la Plataforma Unitaria era abiertamente dividir a la oposición y favorecer al oficialismo, aun cuando el partido de Rausseo, CONDE, haya firmado el Acuerdo de Caracas en febrero de este año.


Este acuerdo, suscrito el 23 de febrero entre el oficialismo y los partidos de oposición por fuera de la Plataforma Unitaria y con representación parlamentaria, que busca ser la alternativa al Acuerdo de Barbados firmado con la oposición y que pretende dar legitimidad al proceso electoral de julio de 2024 y garantizar el reconocimiento de los resultados de aquellos comicios. Se ha acusado que los partidos firmantes de estos acuerdos son colaboracionistas del oficialismo, al no haberse plegado a lo establecido en el Acuerdo de Barbados, que en términos factuales tiene los mismos puntos del Acuerdo suscrito en Caracas.


A pesar de ello, Rausseo sigue firme. Considera que el llamado es a seguir en la independencia, con una estrategia similar a la de 2006, en la que espera que el hartazgo con el gobierno de Maduro y la posibilidad de que la candidatura de Machado se decante le permitan convertirse en una opción electoral viable.


A modo de cierre


Las tercerías políticas en Venezuela tienen pocas posibilidades de concentrar cualquier tipo de apoyo electoral en el futuro. La radicalización entre el PSUV y su maquinaria político-electoral que ha construido a la postre de la inmensa burocracia que controla, y la Plataforma Unitaria que sigue concentrada en las manos de figuras políticas con bastante peso económico y político desde hace 20 años, impiden el surgimiento de una tercera opción viable que tenga capacidad de proponer una vía alterna —o por lo menos una vía intermedia— entre la ruptura radical del sistema político que demanda la oposición y la profundización del autoritarismo electoral del oficialismo.


La coyuntura no ayuda, pues ante la imposibilidad de la participación de María Corina y los intentos del oficialismo por virar hacia un nuevo modelo político y económico inspirado en China, la urgencia y el afán de la oposición por ganarle a Maduro en las que pueden ser las últimas elecciones en mucho tiempo en las que la Plataforma Unitaria podría participar, se han concentrado en la búsqueda de otra figura (de las pocas que quedan en el país y no se encuentran exiliadas) que pueda aglomerar los apoyos suficientes y mover los votos que Machado ya tiene. A pesar de ello, la última encuesta demuestra que, ante la retirada de Machado, el escenario de la oposición se oscurece, pues ninguna otra figura es capaz de recoger sus votos. Es en esa pequeña brecha de oportunidad que las tercerías que encarnan Ecarri y Rausseo tendrían opción.


Imagen No. 2: Intención de voto por un candidato opositor alternativo a María Corina Machado a la presidencia de Venezuela.


Fuente: Encuestadora Meganálisis, 2024.

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