Por: Redacción Pares
El 11 de octubre del 2024 se escapó por novena vez Oscar Camargo Ríos de la justicia colombiana. Le decían Pichi aunque de un tiempo para acá este hombre que manejaba el 98% de la distribución de droga de la zona norte de Bucaramanga, tenía otro remoquete: el del Pablo Escobar santandereano. Sus ingresos llegaban hasta los 14 mil millones de pesos mensuales los que destinaba buena parte para corromper autoridades, funcionarios y agentes. Sostenía una guerra con otra banda al que llaman Los del Sur. Para sobrevivir y mantener un imperio regional desde hace 20 años tuvo que hacer alianzas con grandes grupos criminales nacionales y algunos internacionales. Se crió en el barrio San Rafael de Bucaramanga. El nombre lo acompañaría en su terrorífica carrera criminal. Porque a su primera banda les puso Los San Rafa. Lo detuvieron por estos hechos pero sólo duró menos de dos meses. Aprovechó una cita médica para escapárseles a los del INPEC.
En Medellín encontró refugio y negocio. En el 2018 lo vuelven a capturar.Mueve fichas, palancas, consigue el beneficio de la casa por cárcel -un lujoso apartamento en el Poblado en Medellín- pero también aprovecha este espacio para volarse. Se refugió en una finca en Envigado en donde vuelven a capturarlo esta vez en plena pandemia, en el 2020. Lo trasladan a Valledupar, luego le dan otra vez beneficio de casa por cárcel en el poblado y desde allá maneja un laboratorio de coca que funcionaba en areas aledañas a Bucaramanga. Se le acusa de ponerle precio al ex comandante de la policía de Bucaramanga, Manuel Vasquez. Por eso, cuando se entera que lo van a trasladar a una nueva celda en una cárcel común -la Tramacúa en Valledupar-, escapa. Tenía la frialdad que tuvo alguna vez Pablo Escobar para huir de la justicia.
Todo terminó -una vez más y no se sabe si de manera definitiva- el pasado lunes 9 de diciembre. Lo capturaron de nuevo en una finca en Bucaramanga. En estos días la policía no era su única enemiga. Sostenía una larga disputa con alias Poporro, su archirrival en la comercialización de la droga en Bucaramanga y Medellín. En el momento de su captura las autoridades lo sorprendieron teniendo en su poder una pistola marca Five Seven, calibre 9 milímetros, cuatro proveedores y noventa y nueve cartuchos.
Lo capturaron por rumbero. Para el día de velitas se confió e hizo tremenda rumba en Copacabana. La policía al parecer infiltró a tres mujeres que fueron contratadas para la fiesta de día de velitas. Ellas habrían sido las fichas claves para su captura. Una vez fue capturado Pichi fue trasladado a una cárcel en Bogotá. Su captura ya fue legalizada. Se espera que esta vez el candado de seguridad no se vuelva a romper.
Comments