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Laura Sarabia

Por: Guillermo Linero Montes




“Lo único que no perdona este país es la inteligencia”. Estas palabras endilgadas al célebre presidente de Argentina, Juan Domingo Perón -que en defensa de los pobres se enfrentó a las clases dirigentes de su país y a los militares golpistas- las recuerdo ahora, motivado por las declaraciones que diera unos días atrás la exsenadora Ángela Benedetti, acerca de la directora del Dapre, Laura Sarabia, y motivado por las aseveraciones de otros personajes de la oposición al gobierno, y por contados periodistas que se han referido a esta joven ejecutiva de palacio, con desprecio e incredulidad.


Si Petro es inteligente -como nadie duda que lo es- tuvo que haberse dado cuenta con inmediatez de las capacidades de Laura Sarabia y de la oportunidad de ponerla al servicio de sus proyectos, que requieren mucha sagacidad a la hora de ser ejecutados. Pero, de haber sido imbécil, como ha demostrado que no lo es, entonces Laura Sarabia -vía Armando y Angela Benedetti- tal vez hubiera sido, posiblemente, una imposición de la extrema derecha del Atlántico.


No obstante, a cualquier ciudadano le resulta muy fácil visualizar que esos críticos sin argumentos, están afectados, algunos por intereses políticos mezquinos, y otros, la mayoría de ellos, solo están padeciendo una ridícula envidia o hacen emulación de un talante cognitivo que no poseen. Les cuesta ver, en contraste con sus propias opacidades, la brillantez mental de una joven mujer que ha ganado prestigio con rapidez inaudita en un contexto tradicionalmente colmado de ávidos trepadores sociales.


Frente a la acorazada e impoluta rectitud de Laura Sarabia, estos periodistas de medio pelo, y algunos opositores de conductas non sanctas, han optado infructuosamente por buscar en su vinculación al gobierno, un misterioso trasunto de orden político entre el presidente y la extrema derecha del Caribe y; de no ser así, como hasta ahora se ha visto que no lo es, crearle falsas noticias, como lo han hecho algunos y algunas periodistas que son hijos e hijas calaveras del tiempo maquiavélico de las fake news. Noticias tan atroces y temerarias como señalarla de haber secuestrado y torturado a su empleada doméstica.


Hace ya 11 meses, cuando fue nombrada Laura Sarabia en el Dapre, el exconcejal Juan Carlos Flores -hoy políticamente desdeñado por sus electores- connotando que la doctora Laura Sarabia entró al ruedo de la acción política del petrismo, apenas en la última etapa de la campaña que lo condujo a la presidencia, escribió esto en su cuenta de twitter: “Con tanto joven que apoyó con cuerpo y alma a Petro, cómo es posible que la única persona que pueda ser la mano derecha de éste sea Laura Sarabia, protagonista del bochornoso escándalo con Benedetti, de la tenebrosa casta política de Barranquilla?”.


El exconcejal pasó por alto que la democracia busca la convivencia, el bienestar y el progreso de las sociedades y, para tal propósito, descuenta que a la hora de seleccionar dirigentes y funcionarios que trabajen para ello, estos tengan que serlo por la sola fuerza de trabajo y compromiso de lealtad demostrados durante la campaña. Por el contrario, la democracia -sin los vicios de la aristocracia- privilegia la contratación o nombramiento de quienes sean los mejores, aun si ello implica descartar a personas que parecieran merecerlo también.


“Es una niña que saltó de la universidad a trabajar con él -con el presidente- como asistente y hoy, prácticamente, maneja el país”. Esto lo dijo a raja tabla la exsenadora Ángela Benedetti -tal vez sentida por algo que oculta- sabiendo que si no fuera por Laura Sarabia, de seguro el presidente -que suele quedarse sin quien lo acompañe con el mismo ritmo y eficacia en sus actividades de gobierno- estaría completamente solo. No hay que acercarse para saberlo: Laura Sarabia trasmite al presidente Petro mucha seguridad y le garantiza un orden en medio de tantas complicaciones, y eso es bueno.


Insisto, no hay que tener más de dos dedos de frente para advertir que Laura Sarabia es, a todas luces, y pese a su corta edad, cien veces más inteligente que los expresidentes de la traza moral y cognitiva de César Gaviria, Andrés Pastrana, Juan Manuel Santos e Iván Duque; porque, Laura Sarabia, combina -basta escucharla cuando se refiere a las actividades del gobierno- sabiduría y sensibilidad, una yunta de virtudes muy menguadas en los expresidentes mentados, y completamente inexistentes en Álvaro Uribe, pues el contexto mental y sensorial de este expresidente, está férreamente ligado al crimen.


Ya sabemos, gracias a los periodistas y opinadores alternativos, que las acusaciones y críticas dirigidas a Laura Sarabia, todas han sido resultado de la maldad de un periodismo “asqueroso” -como explícitamente ha denominado el maestro Juan Gossaín al periodismo actual, refiriéndose también -de manera implícita- a ciertos periodistas de la traza de Vicky Dávila, Gustavo Gómez, Néstor Morales, Julio Sánchez y, entre otros, Luis Carlos Vélez- que buscan con ridiculez y sin tapujos, cómo tumbar al presidente para saciar sus ambiciones personales y/o para cumplirles a sus inescrupulosos amos; pero pocos, muy pocos, han sido capaces de manifestar respeto ante ella y sus conocimientos, como lo hizo Yamid Amat, otro periodista del talante de Gossaín, al expresarle esto a Laura Sarabia, luego de entrevistarla en su programa de preguntas: “Quiero confesarle que nos ha sorprendido mucho su gran conocimiento, su detallado conocimiento sobre los problemas de nuestro país. Es impresionante, se lo confieso”.


Y a propósito del presidente argentino Juan Domingo Perón, y de su famosa frase que da inicio a esta nota, es fácil imaginar que de haber conocido a Laura Sarabia habría dicho: “Me le quito el sombrero, usted sabe equilibrar, como deben hacerlo los buenos gobernantes, lo político, lo social y lo económico”. Solo queda esperar que un día, más temprano que tarde, Laura Sarabia decida ser nuestra primera presidenta. Es muy fácil visualizar que no tendría rivales.

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