Por: Redacción Pares
El pasado 28 de julio la democracia en Venezuela volvió a vivir un capítulo escabrozo. Con la complicidad del CNE, sin la claridad que da mostras las actas electorales -esta es la hora y no las muestran- Nicolás Maduro volvió a ser elegido como presidente de Venezuela. La oposición, encabezada por Edmundo González y María Corina Machado, cantaba victoria. Tenían indicios, pruebas, pero Maduro no quiso soltar el poder. Desde entonces Maduro ha tenido que resistir la presión internacional que le exige claridad sobre el proceso electoral. Los presidentes Lula Da Silva de Brasil, Boric de Chile y Gustavo Petro de Colombia, se han transformado en los puentes que comunican a Maduro con el exterior. Sin embargo Lula y Boric han sido críticos con el régimen chavista y Petro, quien tiene compromisos que se traducen en 2.000 kilómetros de frontera porosa entre ambos y compromisos como el proceso de paz con el ELN, ha mantenido una relación bastante ambigua.
Sólo faltan unas cuantas semanas para que Maduro se posesione legalmente como presidente, y aún no hay claridad si Petro tomará la decisión de asistir a la posesión. Además le han surgido varios escollos si pretende hacerlo. Por ahora la Cámara de Representantes piensa poner un palo en la rueda. Tienen 75 votos para impedirselo. El argumento de la Cámara es sólido: si no hay actas para mostrar no existe transparencia sobre esa victoria. Según la proposición de la Cámara si Petro no va a la posesión del próximo 10 de enero significaría “actuar con garantías” con la voluntad popular del pueblo venezolano. Se ha venido barajando incluso la posibilidad de que aterrice en Caracas Edmundo González, quien desde septiembre está refugiado en España.
Maduro ya le envió una invitación formal a Petro pero este ha mantenido su distancia y no se ha decidido a aceptar. Aunque se mantienen las relaciones diplomáticas por los compromisos comerciales y políticos que unen a ambas naciones, Petro aún no ha reconocido oficialmente la victoria de Nicolás Maduro. El régimen chavista llegó de manera diplomática ganando las elecciones de diciembre de 1998. Hugo Chávez se posesionó en enero de 1999 y desde entonces -hace 25 años- se ha aferrado al poder. El chavismo ha provocado una grave crisis humanitaria. Ante las condiciones económicas, de seguridad y políticas de ese país desde el año 2015 han salido de ese país más de 8 millones de refugiados. De ellos al menos dos millones se han quedado en Colombia lo que ha convertido el tema de los refugiados venezolanos en un punto prioritario para los gobiernos a los que les ha tocado afrontarlo.
Sobre ir o no ir al Palacio de Miraflores el próximo 10 de enero Petro sólo ha dicho estas palabras “En su debido momento decidiré si asisto o no a la posesión del actual presidente de Venezuela”.
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