Por: Redacción Pares
Fue Hugo Chávez quien convirtió en Venezuela el ejercicio del poder en un reality show. En su programa Aló Presidente el mandatario daba ordenes a sus ministros, expropiaba y amenazaba tanto a los políticos de la oposición como a los medios que no lo seguían con el fervor de mesías que su atención necesitaba. Después de su muerte Diosdado Cabello continuó con ese legado. Tiene un programa que se llama Con el mazo dando. Al lado de él Chávez era Don Francisco. Cabello le hace justicia a su programa. Sus enemigos tiemblan cada vez que agarra el micrófono. Los enemigos no son exclusivamente venezolanos, políticos, o líderes sociales. También se ha metido con magnates internacionales como Ellon Musk, periodistas como Vicky Dávila y si, con Gustavo Petro.
A pesar de lo que digan los contradictores de Petro la cercanía del presidente colombiano con el régimen de Maduro no es para nada estrecha. Diosdado le ha dado con su mazo a Petro en los primeros meses de este 2025. El presidente colombiano declinó la invitación de viajar hasta Caracas para asitir a la posesiónde Maduro como protesta a la detención arbitraria de líderes de organizaciones sociales como Enrique Márquez y Carlos Correa. En su cuenta de X el presidente publicó el siguiente mensaje: “Esto, y otros hechos, impide mi asistencia personal al acto de posesión de Nicolás Maduro (...) Las elecciones pasadas en Venezuela no fueron libres. No hay elecciones libres bajo bloqueos”. Además reiteró que en Colombia no se reconocería la victoria de Maduro en las elecciones de julio del 2024 hasta que no se mostraran las actas que garantizarían la transparencia de estas elecciones.
Cabello respondió con vehemencia desde su espacio televisivo. Casi que con cinismo justificó la detención de los dos líderes: “El que estaba al frente de eso se llama Enrique Márquez, parte del golpe de Estado que quieren dar en Venezuela. Aquí no hay ángeles, y menos en los opositores, para los que andan defendiéndolo, ¿oíste, (Gustavo) Petro? Defiéndelo, está defendiendo a un niño de pecho (...). Puede ser tu amigo, pero es un delincuente”.
Entender la historia de Cabello es meterse en las venas del orígen del chavismo. Acompañó a Hugo Chávez en su intentona de golpe de estado contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez en 1992, cuando tenía 29 años y era teniente. Perteneció a la emblemática promoción “General de Brigada Tomás Montilla”. Desde ahí siguió a su líder Chávez. Estuvo con él dos años detenidos por el frustrado golpe pero apenas ganó la presidencia Hugo Chávez, en 1998, Diosdado ha sido una figura clave en los 26 años que ha durado el régimen.
La relación con Maduro, como se ha demostrado en informes publicados por la Fundación Paz y Reconciliación, es ríspida. Su familia ha controlado organismos del gobierno venezolano y el actual presidente no ha podido borrar el fantasma de Diosdado. Su poder es inconmensurable, ahora como ministro del interior y justicia.
Sus movidas no han escapado de los escándalos. Ha sido acusado, por el departamento de Justicia de Estados Unidos de ser el líder de lo que se denomina como el Cartel de los soles, así se llama la red de traficantes que han aprovechado sus posiciones dentro del ejército venezolano para construir ampulosas fortunas. En el 2020 la justicia norteamericana afirmó que en su momento Cabello le había servido a las extintas Farc para ser el puente por el que este grupo guerrillero sacaba toneladas de cocaína a los Estados Unidos desde Venezuela.
La Unión Europea, Suiza y Panamá han sancionado a Cabello por los supuestos delitos de blanqueo de capitales, financiamiento de terrorismo y financiamiento de proliferación de armas de destrucción masiva como ha recordado en una investigación el portal Insight Crime. A todos estos señalamientos se suma un supuesto soborno por parte de la constructora brasileña Odebrecht. Estados Unidos ofrece una jugosa recompensa por su cabeza.
La respuesta de Cabello ha sido la de la violencia. Son horas las que pasa al frente de una cámara de televisión, como una especie de líder orwelliano, que opina sobre todo, que vigila a los enemigos del régimen y que amenaza con su mazo a cualquiera que contradiga sus designios. Ahora vive horas críticas. Más de la mitad de los países del mundo rechazan el régimen que él ha construido. Es difícil que pueda dejar el poder sin ser juzgado por sus excesos.
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