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“Los degollamos y luego los cortamos con machete” paramilitares cuentan como mataron a los vecinos de Lucho Herrera

Por: Redacción Pares




En 1987 no existía un colombiano más famoso que Luis Alberto Herrera. Su nombre, incluso, eclipasaba al del más universal de nuestros escritores, Gabriel García Márquez, quien cinco años antes había ganando el premio Nobel de literatura. Sus triunfos en el Tour de Francia, en donde con el rostro ensangrentada ganaba una etapa y de paso se quedaba con la camiseta de pepas rojas de campeón de la montaña, nos puso a llorar de la emoción. Luego obtendría la camiseta amarilla de campeón de la Vuelta a España y su nombre quedaba atado para siempre a la admiración. Lucho, o el Jardinerito, como le decían, era el símbolo del esfuerzo de nuestros campesinos, de su humildad. Era casi un santo. Se retiró a los 33 años, decían que no le gustaba ya correr, que si se hubiera esforzado más habría ganado las tres grandes vueltas del circuito ciclístico, la Vuelta, el Giro y el Tour.

 

En el año 2000 fue secuestrado presuntamente por las FARC. Su hermano fue obligado a pagar 2 mil millones de pesos por su liberación. Desde entonces vivió con la discreción con la que siempre se le conoció. Siempre dando pocas palabras, con bajo perfil. El pasado lunes 21 de abril el país se levantó estupefacto por la muerte del papa Francisco pero también por la voz de Daniel Coronell en su espacio de la W radio contándonos la terrible acusación que pesaba sobre Lucho: el Juzgado Cuarto Penal del Circuito con Funciones de Conocimiento de Fusagasuga, ordenó la investigación en su contra por el delito de desaparición forzada.

 

Es que desde el año 2002 no se sabe nada de estas cuatro personas que vivían al lado de la finca del campeón de la montaña en las tres grandes vueltas del mundo: Gonzalo Guerrero Jiménez, Víctor Manuel Rodríguez Martínez, José del Carmen Rodríguez Martínez y Diuviseldo Torres Vega.

 

En un testimonio que les dio a periodistas de Noticias Uno el paramilitar conocido como Menudencias, pero quien corresponde al nombre de Oscar Andrés Huertas, contó como Lucho le habría entregado un sobre de manila con las cuatro fotos de los campesinos y, después de invitarlos a un café, supuestamente les ofreció cuarenta millones de pesos para desaparecerlos. La plata se las daba para comprar armas y una motocicleta para ejecutar la operación. Alias “Menudencias” era cercano al paramilitar Martín Llanos. Herrera habría afirmado que estos hombres pertenecían a un grupo de las FARC.

 

Pero, según el relato de los tres paramilitares que dieron los testimonios que sirvieron para abrir la investigación contra el ex ciclista, ellos se dieron cuenta de que estos campesinos no tenían nada que ver con la guerrilla. Aún así realizaron la ejecución. Los metieron en el platón de una camioneta. Los llevaron a una finca y los degollaron y luego los cortaron a machetazos.

 

Esto ocurrió en el municipio de Silvania, Cundinamarca, lugar donde la fiscalía ya dio la orden de exhumar los cadáveres que estarían enterrados allí. En ese lugar podrían estar enterradas cerca de 14 personas que fueron asesinadas hace 23 años por grupos paramilitares. El ex para Luis Fernando Gómez Flórez fue condenado a 22 años de cárcel por el asesinato de estos cuatro campesinos quienes su único pecado fue no venderle sus tierras a Lucho Herrera.

 

En parte de las 24 páginas de la sentencia se lee este párrafo que implica al jardinerito: “MONTANA cuadró con la gente de la Especial, decían que utilizaron brazaletes del DAS, y luego se supo que estas personas no eran MILICIANAS de la guerrilla, sino que no quisieron venderle las tierras a LUCHO HERRERA y que por eso fue que los mandó a recoger; la familia de las víctimas dice que en ningún momento los desaparecidos eran milicianos de la guerrilla”.

 

Escueto como siempre ha sido Lucho no ha dado demasiadas declaraciones pero, en las pocas que ha dado, afirmó que no tiene nada que ver con esta acusación y que demostrará su inocencia. La pelea apenas comienza.

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