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Los policías asesinados por Clan del Golfo, ELN y EMC, superan los de los años de Pablo Escobar

Por: Redacción Pares




Desde el 2012, prácticamente desde el asesinato de su hermano, alias Geovanny, Otoniel impuso una modalidad que recuerda los peores momentos del Cartel de Medellín: pagar por asesinar policías. A eso se le llama Plan Pistola. Desde entonces cada cierto tiempo aparecen cifras escalofriantes. Entre el 15 y el 26 de abril han sido asesinados 12 policías y cuatro soldados. La ofensiva no es sólo del Clan del Golfo, sino que a ello se le han sumado disidencias FARC y el ELN. Iván Mordisco, en el 2023, le puso plata a la cabeza de cada policía asesinado: cuatro millones de pesos. Todo eso se lo inventó Pablo Escobar a finales de la década de los ochenta.

 

1989 fue un año impactantemente violento incluso para un país con los niveles de horror que maneja Colombia. Un avión de Avianca estalló en el aire, se detonaron toneladas de dinamita delante del edificio del DAS para amedrentar a su director, el general Maza Márquez, se asesinó al precandidato presidencial Luis Carlos Galán y se pagaba por matar policías. La cifra de uniformados asesinados entre 1989 y 1992 fue de 498.

 

Todo era parte de una estrategia de Pablo Escobar para hacer caer la extradición de colombianos a los Estados Unidos y doblegar a los gobiernos de Virgilio Barco y César Gaviria. A este último lo obligó a acoplarse a sus condiciones: Escobar se sometió a la justicia no sin antes cuadrar, a su medida, una cárcel-resort llamada La Catedral, ubicada en el municipio de La Ceja.

 

En los barrios periféricos de Medellín, Escobar ubicaba una oficina en donde los sicarios tenían que llevar una prueba de que se asesinó a policías. Podía ser una placa, una cédula y la confirmación de la dirección donde se habría realizado el atentado. Se pagaban hasta 5 millones de pesos de la época por policía asesinado. No se necesitaba pertenecer al Cartel de Medellín para asesinar. Según relatos de la época muchachos que querían comprarse una motocicleta, un carro, ganarse una plata extra, lo que hacían era tomar un arma y disparar sobre un policía. En ese momento, cuando se veía una camioneta de la policía en un semáforo, los carros de los civiles se ubicaban varios metros detrás de ellos para evitar un posible ataque con explosivos. Porque, asesinar un camión con policías, representaba para estos sicarios un tesoro.

 

El encargado de llevar este Plan Pistola a su ejecución era Dandeny Muñoz, alias la Quica, quien también fue responsable de la explosión del avión de Avianca. Sólo la entrega de Escobar en 1991 y su encierro en la Catedral frenó por unos meses el asesinato sistemático de policías. Cuando se escapó de ese lugar, en julio de 1992, los números volvieron a dispararse. En noviembre de ese año fueron asesinados 18 uniformados.

 

Así que la alerta está en rojo. Los números podrían superar los de la época de Pablo Escobar. La preocupación debe ser absoluta.

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