Por: Redacción Pares
La idea fue de Gustavo Bolívar. El día que vía Zoom crearon el Pacto Histórico, fue Margarita Rosa quien leyó su proclama. Ella y sus palabras fundaron el Pacto. Hasta ese momento Margarita era una actriz consagrada y una columnista que había mostrado su fuerza, su capacidad de decir la verdad así al dueño del periódico en el que publicaba, Luis Carlos Sarmiento Angulo, no le gustara su tono, su capacidad de crítica. Un día, cuando decidió meterse de frente contra el magnate, la sacaron. No le importó. Es Margarita Rosa de Francisco, nada puede contra ella.
Margarita y su hermano Martín han mostrado una coherencia poco usual entre gente tan famosa y tan bonita. Se han aferrado a las ideas progresistas del presidente. Petro confía en ella. Dentro del Pacto no hay buenas noticias, difícilmente se van a poner de acuerdo para formar un sólo partido. Los egos y necesidades priman. Se detectan tres bandos, las diferencias entre Gustavo Bolívar y María José Pizarro son irreconciliables. Bolívar se irá al senado aferrado a Margarita Rosa, su as bajo la manga. El rumor se ha dejado rodar dentro de las toldas chavistas. El otro bando será el de Alexander López.
La atomizada no le favorece a la izquierda, sobre todo cuando Uribe ha podido retomar las amarras de su partido y anuncia en las próximas elecciones legislativas una lista cerrada. Por el lado del Pacto sólo se podría salvar el barco si surgen nuevos liderazgos. Margarita Rosa podría ser una opción. Es una figura fresca, que aún puede respirar independencia. Con el triunfo de Trump en Estados Unidos y de Milei en la Argentina queda claro que es el tiempo de los outsiders. No ha tenido necesidad de probarse en un cargo público para demostrar que conoce de política, que la gente la respeta, la sigue. Es una de las figuras más representativas en la red social que aún rige a la opinión pública, X, lo que antes de Musk se llamaba Twitter.
No sorprende esta decisión que se haría pública en los primeros meses del 2025. Mientras tanto Margarita Rosa seguirá en su trinchera de X, lejos del país pero siempre atenta a una realidad que nunca le ha sido ajena. Su preocupación por el país es real. Las peleas con Vicky Dávila, Mafe Cabal y el uribismo en pleno ya la han curtido. Sería una carta más que interesante para las legislativas 2026. Falta mucho pero la carrera ya empezó hace rato.
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