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Mas allá de las denuncias de Chará contra Castilla

Por: Ghina Castrillón Torres - Politóloga feminista



La gravedad de las denuncias por presunta agresión sexual en contra del abogado Juan Camilo Castilla Ospina, ahora exasesor del alcalde de Cali Alejandro Éder, deben abordarse con seriedad y demanda una reflexión sobre la ética periodística en la exposición de estos casos. La falta de un tratamiento apropiado pone en riesgo la integridad de las personas involucradas. Y esto es lo que, de forma irresponsable, hace Camilo Chará, el periodista que publica las denuncias, quien revictimiza a las mujeres, instrumentalizando su dolor.  

 

Esta situación es delicada y el periodista Chará debió actuar con mayor rigurosidad, profesionalismo, respeto y empatía por las que serían las víctimas.

 

Como lo he comentado en columnas anteriores, es necesario que periodistas y medios de comunicación se especialicen en estos temas, y esta importancia radica en su papel fundamental en la formación de la opinión pública. O que, al menos, previamente identifiquen actores relevantes para consultar sobre el abordaje adecuado de los mismos.

 

Durante la semana pasada, desde su cuenta de X, el periodista Chará hizo varias publicaciones en dónde expone al abogado Castilla por varias razones, una de las cuales corresponde a las denuncias en su contra que reposan en la Fiscalía por presuntamente haber cometido agresiones sexuales.


Para este caso específicamente, si bien el periodista Chará no comparte los nombres de las presuntas víctimas, sí expone sus relatos y las somete a posibles represalias, dado que, a las fuentes y víctimas, en estos casos, no sólo se les protege omitiendo sus nombres. Además, revictimiza a las mujeres al negarse ante la petición explícita de no hablar de uno de los casos, y de eliminar parte de la publicación, adicionalmente la juzga, desafía e infantiliza, como se muestra en los pantallazos de la conversación, relacionados a continuación:


Según me comparte la mujer, esta es la primera vez que se comunicaba con el periodista y le manifiesta que la publicación que él hace es confusa, se presta para malas interpretaciones, a lo que ella insiste en que no está autorizando el uso de su historia.



 Si bien Chará le dice a la mujer que va a editar la publicación, veo que esa edición no se ha llevado a cabo; por el contrario, y como se muestra en la conversación, él decide priorizar la publicación por encima de la petición de ella, tratando de desviar la atención y culpabilizarla posando de aliado, llevando a cabo una clara acción con daño.




Es supremamente delicado la forma cómo el periodista se enuncia como un colaborador y un apoyo, pero al mismo tiempo la trata de esta forma tan indiferente y egoísta, y más cuando ella insiste en que varios fragmentos de su publicación no corresponden a la verdad.

 

Según ella me cuenta, después de su insistencia para que Chará editara parte de la publicación por no ser autorizada por ella, finalmente el periodista optó por bloquearla del whatsapp.




La negativa del periodista a respetar esta solicitud, una vez más demuestra cómo las víctimas, o presuntas víctimas, lejos de ser tratadas con la sensibilidad que merecen, son instrumentalizadas demostrando que no le interesa respetarla, como él dice. Dejando en evidencia su nulo conocimiento en el tratamiento de casos de esta magnitud.

 

Es clave resaltar que se debe respetar la decisión de las víctimas en cada uno de sus casos. Las denuncias públicas y señalamientos deben hacerse con su consentimiento, respetando su dolor y forma de tramitar la situación por la que están pasando, acompañarlas y brindar las garantías para que se sientan seguras. Exponer públicamente a presuntos agresores debe ser un acto consentido.

 

Por otro lado, quiero resaltar que:

 

Además de la revictimización cometida por el periodista hacia las mujeres en su tratamiento de la denuncia, quiero abordar otras dos razones que motivan esta columna:

 

Primero, tiene que ver con las declaraciones del abogado Castilla en la W Radio, cuando anunció la renuncia al cargo de asesor del alcalde Éder después de que se publicaran las primeras denuncias en su contra. Castilla dice que no tiene conocimiento del proceso, dado que no ha sido llamado a comparecer por parte de las instituciones encargadas, y que esto parece ser una intensión de dañar el buen nombre del alcalde, no obstante, y sin conocer las intenciones del periodista Chará, me parece importante recalcar que según me comunican la presunta víctima y otras personas cercanas, Castilla sí conocía de las denuncias en su contra. De hecho, ya había sido confrontado fuertemente en eventos políticos públicos.

 

La segunda razón, es el silencio de varias y varios dirigentes y colectivos políticos locales, dado que, como líderes, su responsabilidad es mayor. En este punto, quiero destacar que varias personas de los sectores alternativos de Cali estábamos al tanto de las denuncias contra Castilla. Algunas guardamos silencio en correspondencia con el respeto a la privacidad de las mujeres y su derecho a tramitar la situación como mejor se sintieran, mientras que otros optaron por el silencio en conformidad con el pacto patriarcal, intentando proteger sus organizaciones, evadiendo tener las conversaciones incómodas pero importantes que debieron dar.

 

Aunque las presuntas víctimas optaron por presentar la denuncia ante la Fiscalía sin hacerla pública, los colectivos políticos las ignoraron internamente, evidenciando la falta de atención a un tema para el cual, en sus organizaciones, deberían existir protocolos establecidos.

 

La atención a los casos de violencias basadas en género no solo debe centrarse en las víctimas, sino también abordar la situación de los presuntos agresores, especialmente cuando son ellos los que pertenecen a dichas organizaciones.

 

Finalmente, frente a todo lo anterior, aprovecho para pedirles:

 

  • A la Fiscalía que a realice una investigación exhaustiva de las denuncias contra el abogado Juan Camilo Castilla Ospina, porque hasta el momento se ha caracterizado por su lentitud y negligencia.

  • Al periodista Camilo Chará que reconozca sus errores, se disculpe y mejore su enfoque al tratar con presuntas víctimas de violencia basada en género, considerando el trato perjudicial que les ha dado en este caso.

  • A los liderazgos y organizaciones políticas de Cali, especialmente las organizaciones alternativas de las cuales Castilla hizo o hace parte, elaboren y/o mejoren sus protocolos para atender los casos de violencias basadas en género, porque han fallado terriblemente.

  • Finalmente, y aún más importante, a todas las presuntas y/o confirmadas víctimas de violencias basadas en género, recuerden que: NO ESTÁN SOLAS.

 

 

*La información compartida en esta columna cuenta con la autorización la mujer vinculada al caso, con quien tuve comunicación. Reitero: a ella y a todas las mujeres relacionadas a este caso es fundamental que se les proteja tanto en su identidad como en su historia.

 

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