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Masacres, desapariciones y carrosbombas: las noches más oscuras de Cúcuta ocurrieron en los años de Uribe

Foto del escritor: Redacción Pares Redacción Pares

Por: Redacción Pares


Foto: Nicole Acuña/JEP.
Foto: Nicole Acuña/JEP.

El pasado jueves 20 de febrero Álvaro Uribe Vélez llegó a la ciudad de Cúcuta cuando aún se olía a pólvora. El ataque del ELN, en donde conmemoraba el nacimiento de dos de sus héroes, Camilo Torres y Domingo Laín, acababa de pasar en la ciudad. En realidad fueron diez explosiones que se dieron en el peaje de Villa del Rosario, ubicado a un kilómetro de Cúcuta -aunque ya es su zona metropolitana- en la localidad de la Parada, limítrofe con la población de Ureña en Venezuela, en el peaje de Villa Antigua, muy cerca al templo histórico y la población tuvo que presenciar balacera, intimidación y caos. Se hablaba de camionetas con placas venezolanas llevando hombres armados. Hubo histeria y se daba la impresión en estas redes sociales que se había pasado la peor noche de terror de la ciudad. Eso fue lo que además reforzó primero el silencio del presidente Petro ante el ataque -no lanzó un sólo mensaje- y. segundo, la llegada de Alvaro Uribe Vélez a la ciudad.

 

Hay todavía un gran sector de la población cucuteña que idolatra al expresidente y lo quiere ver mandando en el Palacio de Nariño. Tildaron la escalada del ELN como algo inédito en la ciudad. Se equivocan. Durante el gobierno de Samper, específicamente en el año 1997, el ELN llegó a hacer atentados en el CAI del barrio el Salado, cerca a donde queda la sede de Berlinas, o el carrobomba que explotó a unos pasos del Banco de la República. Ese año asesinaron al director de la Opinión, el diario más popular de la ciudad, Esturgio Colmenares y al senador Jorge Cristo, padre del ex ministro del interior. Pero lo peor estaría por venir.

 

En el año 1999, mientras era presidente Andrés Pastrana Borrero, se creó el Frente Fronteras de las AUC. Tenía como objetivo controlar Cúcuta y los pasos fronterizos. Ese año los paras habían perpetrado en el departamento de Norte de Santander masacres abominables como la de Tibú, más de 20 personas y la de La Gabarra con más de sesenta muertos y un número indeterminado de desaparecidos. El Frente Fronteras que estaba a cargo de Jorge Iván Laverde, mejor conocido como El Iguano, fue el encargado de atrocidades como adaptar trapiches de cortar caña en hornos crematorios en donde se quemaron trescientos cuerpos.

 

Ya, en diceimbre del 2002, cuando Uribe tenía tres meses de presidente y había prometido en ese lapso acabar con los grupos armados en Colombia vendría la barbarie. Entre el 3 y el 6 de diciembre el Frente Fronteras del Bloque Catatumbo asesinó a seis personas, seis comerciantes que trabajaban en la Plaza de Mercado de la ciudad, conocido como Cenabastos. El único pecado que habían cometido las víctimas era negarse a pagar la extorsión. Un año después desaparecieron, torturaron y asesinaron a los artistas Edwin López y Gerson Gallado. El primero fue sacado a medianoche de su casa donde vívia con su mamá. Era actor y poeta. Tenía su opinión sobre lo que sucedía en la ciudad. Porque en 2002 y 2003 la violencia selectiva se imponía en Cúcuta. Todo el mundo hablaba de que los “paracos” eran los que dominaban. Edwin duró desaparecido unas semanas hasta que su cuerpo apareció en la vía a La Gabarra. Al lado suyo estaba Gersón Gallardo, quien fue abordado por desconocidos saliendo de la universidad Francisco de Paula Santander y allí lo desaparecieron hasta que lo encontraron también asesinado junto a su amigo. Tenían 25 años.

 

Ese mismo año, mientras salía de la gobernación de Norte de Santander, Tirso Vélez, ex alcalde de Cúcuta, poeta y luchador, fue asesinado en plena tarde de un miércoles en el centro de la ciudad. Pero no conocíamos nada hasta que la JEP, el año pasado, empezó a inspeccionar el Cementerio Central de Cúcuta. Se han encontrado hasta este momento los cuerpos de 770 personas asesinadas de manera violenta entre los años 1985 y 2016. La zona donde se encontraba esta mega fosa común le decían La Piscina.

 

Uribe llegó e hizo política en donde más le gusta: un lugar donde recién acaba de pasar una andanada terrorista. Es en las bajas sensaciones, en la energía negativa donde el expresidente se siente cómodo. No se puede decir que la escalada terrorista del pasado miércoles fue la peor de la historia de Cúcuta, una ciudad en donde han asesinado hasta ex alcaldes y ha tenido una influencia absoluta del ELN y otros grupos armados desde el siglo pasado. Lo del 19 de febrero fue un capítulo más de una historia que se escribe con sangre.

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