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Mientras Maduro pedalea a Petro para que pelee con Trump, estrecha cada vez más la relación con Estados Unidos

Actualizado: hace 2 días

Por: Redacción Pares




Dos aviones norteamericanos con 195 inmigrantes deportados de nacionalidad venezolano fueron enviados de regreso a su país con cadenas en las manos. Así aterrizaron en el aeropuerto Simón Bolívar de Caracas. El presidente venezolano, históricamente vociferante, belicoso, tan sólo agachó la cabeza y les abrió los brazos a los connacionales que regresaron. No hubo mayores comentarios sobre la dignidad de sus paisanos, ni de parte de él ni de Diosdado Cabello, quien se ha mostrado muy conforme con los puentes que poco a poco se construyen con Washington. Parece que esa belicosidad sólo se trasluce cuando se trata de azuzar el fuego de Petro contra Trump. Poco después que sobreviniera una guerra comercial de 18 horas entre Estados Unidos y Colombia Maduro salió a decirle a Colombia que no necesitábamos a Trump porque teníamos toda la experiencia de Venezuela para ayudarnos. «Unidos consolidemos nuestra independencia, construyamos la prosperidad de nuestros pueblos en América Latina y el Caribe. ¡Dios con nosotros!»

 

Unos cuantos días después, mientras Petro mantenía su discurso sobre la dignidad, en Venezuela reconsideraban sus posiciones. El 31 de enero aterrizó en Caracas Richard Grenell, designado por Trump para apagar el incendio venezolano. Su misión era una sola: alinearse con la prioridad para la Casa Blanca, la política migratoria. Chevron ha sido esencial para suavizar las relaciones. Por eso Maduro dijo las palabras mágicas con las relaciones norteamericanas: “agenda cero”. Recomenzar sin ningún tipo de resquemor, practicamente borrar del imaginario todos los ataques verbales que dijo Marco Rubio, actual secretario de estado, contra el régimen venezolano. Prácticamente el cerco diplomático se deshizo. Maduro vive un momento decisivo. Esperaba ser recibido por los BRICS pero ya sabemos el desplante que subió el presidente venezolano por parte de Lula Da Silva. Estados Unidos necesita petróleo y gas. Ya se sabe lo que opina Trump de lo que él denomina “los hombres duros” como Nicolás Maduro. Así que no sería nada demasiado surealista ver como, mientras las relaciones con Miraflores se recomponen, con la Casa de Nariño podrían endurecerse.

 

Así que los frutos de la visita a Caracas de Richard Grenell. Sin mayores aspavientos Maduro recibió 195 deportados que viajaron desde Estados Unidos en aviones de Conviasa. Al llegar a Venezuela los deportados, quienes se veían felices, lo hacían sin cadenas. Maduro se mostró complacido y afirmó que esta sería la primera señal para empezar a normalizar las relaciones con Washington. Hay que recordar que en el 2019, durante el primer mandato de Trump, se rompieron las relaciones entre Caracas y Washington. Uno de los coletazos de esta decisión fue un bloqueo petrolero. Otra de las medidas de Trump que ha terminado favoreciendo a Maduro es el cierre de USAID. Buena parte de los recursos que maneja la oposición en ese país provenían de esta agencia.

 

Mientras que Maduro cada vez que pueda le echa leña al fuego en la relación Casa de Nariño-Casa Blanca, ellos están en buen camino para retomar vías diplomáticas efectivas. Hay que empezar a tomar nota.

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