Por: Harvey Santiago Moyan Polindara Enlace territorial para el norte del Cauca – Pares
El 7 septiembre, en la Universidad Autónoma Indígena e Intercultural (UAIN), se llevó a cabo la minga de pensamiento, en la cual participaron las organizaciones que hacen parte de la Asamblea Nacional Popular (ANP) y de la Minga Suroccidente. Delegaciones de Medellín, Bogotá, Cali, Cauca y Nariño se encontraron para compartir sus visiones, apuestas, métodos y planteamientos políticos de cara a los retos que quedaron del gran estallido social que representa el paro nacional.
“El paro no ha parado, el paro continua. El paro sigue en movilización desde los territorios”, afirmó un participante del espacio en el que se proyectó la socialización de la declaración política de la III Asamblea Nacional Popular y de los planteamientos realizados por el Consejo Regional Indígena que se expresan en lo que llaman “Pacto Nacional”.
Antes de compartir de qué trata cada una de las propuestas, es importante tener en cuenta la lectura de contexto que pusieron sobre la mesa las personas participantes del espacio. Al respecto, es posible identificar unos elementos de análisis de lo acontecido en estos dos últimos años, especialmente en lo que se refiere la movilización social en Colombia. A continuación, me permito recoger las cuatro ideas principales que —a mi modo de ver— se plantearon en el espacio y las cuales fueron consensuadas entre ambas partes.
La pandemia mundial por covid-19 desnudó los problemas económicos que venían de tiempo atrás en nuestro país. Además, visibilizó la desatención estatal de las periferias urbanas y del campo colombiano.
El actual modelo económico está afectando a las comunidades, sobre todo teniendo en cuenta que privilegia el dinero sobre el bienestar de las personas, negando el derecho a tener derechos.
El Gobierno en cabeza de Iván Duque Márquez le aposto a una represión violenta de las manifestaciones[1]. Algunos sectores cayeron en ese juego, otros decidimos apartarnos y apostar por una minga en resistencia.
La movilización social fue, principalmente, nutrida por las y los jóvenes del país, lo cual ha desencadenado una serie de iniciativas organizativas como las Primeras Líneas. Inicialmente, organizaciones como el CRIC acompañaron esta iniciativa de movilización, sin embargo, debido a la fuerte arremetida por parte de la fuerza publica y la “gente de bien”, pasaron a cumplir un rol activo y propositivo dentro de la agenda de movilización, lo cual les llevo a fortalecer la agenda y el espíritu del paro nacional.
Teniendo en cuenta estos elementos de análisis y contexto, surge la siguiente pregunta entre los diferentes sectores sociales que participaron en el paro: ¿Cómo hacemos para lograr una propuesta programática conjunta? Para responder a este interrogante, tanto la ANP como la Minga Suroccidente han elaborado propuestas, las cuales se condensan en dos ideas: el Programa estratégico de construcción de poder popular y el Pacto Nacional.
ANP: Programa estratégico de construcción de poder popular
Enla Asamblea Nacional Popular confluyen organizaciones de alcance local, regional y nacional. Según la declaración política de la asamblea realizada en la ciudad de Bogotá, entre el 6 y 8 de junio del 2021, este proceso está conformado por “comunidades campesinas y negras; pueblos indígenas; procesos y movimiento de mujeres; asambleas y cabildos populares; organizaciones populares urbanas; organizaciones de trabajadores y trabajadoras de la producción, el magisterio, la salud y el transporte; movimientos sociales y políticos; movimiento ambiental; movimiento de DDHH; colombianos y colombianas en el exterior; procesos culturales, artísticos, deportivos y comunicacionales; organizaciones juveniles y estudiantiles; guardias étnicas, campesinas y populares; primeras líneas; victimas; diversidades y disidencias sexuales; movimiento de personas en condición de discapacidad; movimiento comunal”.
Durante el 17 y 19 de julio, en la asamblea llevada a cabo en la ciudad de Cali, se definieron cuatro grandes propuestas: 1) Elevar los niveles de movilización 2) Construir y consensuar un pliego de lucha y un programa estratégico de construcción de poder popular 3) Fortalecer los procesos de base a nivel local que surgieron a raíz del paro nacional en los diferentes rincones de la geografía colombiana 4) Consultar en las distintas regiones posibles formas organizativas de este proceso permanente de construcción de poder popular. Además, hacer una apuesta al fortalecimiento del tejido que se estableció con la solidaridad internacional en materia de derechos humanos.
En ese sentido, la ANP se plantea como un espacio de carácter convocante y amplio en el cual participan y pueden participar diferentes expresiones populares y organizativas que busquen la construcción de “gobiernos propios, planes de vida [que permitan consolidar] territorios y territorialidades étnicas, campesinas y populares urbanas, y [que] orienten las luchas del pueblo” (tal como se lee en la declaración política de la ANP). A esta realidad participativa y colectiva le denominan como embriones de poder popular.
Minga Suroccidente: Pacto Nacional
Sus inicios se remontan al mes de abril del presente año, momento en que el CRIC se encontraba en lo que denominaron “Minga Hacia Adentro”: una respuesta ante la ola de asesinatos y perturbaciones a los territorios ancestrales[2] que se esta presentando, principalmente, en el norte del departamento del Cauca. Posteriormente, ante el estallido social en el marco del paro nacional, el CRIC decide pausar esto y acompañar los procesos de movilización en la ciudad de Cali, que en ese momento se encontraban fuertemente reprimidos. Esta acción la denominaron “Minga Hacia Afuera”: un proceso en el cual confluyeron otras expresiones organizativas como: el Congreso De los Pueblos (CDP), la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC CAUCA) y la Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca (ACONC), entre otras.
Así pues, tras diferentes acciones de movilización, convocatoria y participación en asambleas y espacios de interlocución, la Minga del Suroccidente avanza en la construcción de una propuesta a la que han denominado “Pacto Nacional”. Esta iniciativa, abanderada principalmente por el CRIC y ratificada en su decimosexto congreso (llevado a cabo entre el 17 y 20 de agosto del presente año), tiene la convicción de que este proceso nacional, amplio e incluyente de movilización debe abandonar la interlocución con el Gobierno (mesas de negociación entre comités de paro y Gobierno nacional, regional y local) e iniciar un diálogo entre la misma gente.
Posteriormente, el pasado 23 de agosto, la Comisión política de la Gran Minga Nacional, Popular, Social y Comunitaria ratificó su apuesta de un “Pacto Nacional” mediante una consulta popular que garantice la participación y dignidad de las personas: “La consulta popular, que es producto del paro, busca un mejor país para todos, que a través del diálogo y usando las herramientas de la democracia, se logre una conciencia histórica que permita generar mecanismos de solución a las afectaciones que la actual política de estado”[3].
Este proceso, con el que buscan respetar las diferencias y autonomías de cada organización, lo han denominado como una juntanza de unidad en la diversidad. Este pacto entre organizaciones busca articularse en torno a tres principios: 1) Defender la paz. 2) Que haya justicia por las personas muertas, las personas heridas, las mujeres violentadas y las personas desaparecidas en el marco del paro nacional. 3) La defensa de la vida. De esta manera, la minga busca tener una acogida a nivel nacional que permita, como lo dicen ellas y ellos, “avanzar sin prisa, pero sin pausa”.
Caminar y tejer: Apuntes sobre los espacios de encuentro
Tal y como podemos observar en las dos propuestas presentadas por la ANP y la Minga Suroccidente, ambas se encuentran en un proceso de fortalecimiento del paro nacional y están direccionadas a generar cambios estructurales; dirección contraria a lo que el Comando Nacional del Paro venia abanderando, propuestas que se recogen en reivindicaciones concretas que no transgreden la estructura política y económica del Estado.
Volviendo a la pregunta inicial que se planteó en la Minga de Pensamiento (¿Cómo hacemos para lograr una propuesta programática conjunta?), parece ser que la respuesta a este interrogante se resuelve con la búsqueda de una unidad en la diversidad que genere una articulación sobre lo político y programático. En ese sentido, se reconoce que es necesario consensuar el método, como indicó uno de los participantes: “somos los ojos de agua que nacen en lo alto de la montaña, cuando descendemos a los valles, nos dividimos a seguir llenando de vida los lugares por los que pasamos. Ahora, estamos buscando nuevamente encontrarnos para seguir creciendo, recogiendo los caminos que cada uno ha andado”. Caminos que cada vez están más cerca.
[1] Según la ONG Temblores, entre el 28 de abril y el 15 de julio del 2021 se registraron: 4.852 hechos de violencia policial, 1.661 victimas de violencia física por parte de la policía, 2.053 detenciones arbitrarias en contra de manifestantes, 90 victimas de agresión en los ojos, 35 víctimas de violencia sexual presuntamente por parte de la fuerza publica y 44 casos de violencia homicida. https://www.temblores.org/comunicados 08/09/2021.
[2] El 6 de abril fue asesinada Sandra Liliana Peña, gobernadora del resguardo de la Laguna Siberia Sat Tama Kiwe, en Caldono, Cauca. Los motivos de su asesinato corresponden al rol que venía cumpliendo al denunciar el incremento de cultivos de uso ilícito, además de la presencia de Grupos Armados Organizados (GAO) que alteran la armonía de la comunidad y de los territorios. Su muerte generó que el CRIC decidiera encarar el problema de raíz, entrando a sus territorios, erradicando los cultivos de uso ilícito y enfrentándose a los actores armados. Tomado de: https://www.facebook.com/ParesColombia/posts/3899314460185846 (8/09/2021).
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