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Mujeres firmes, siete años construyendo la paz

Por: Gabriela Chacón Bermudez, Enlace Territorial de Norte de Santander




El pasado 25 de noviembre, en Cúcuta, Norte de Santander, en las instalaciones del Hotel Tonchala, se reunieron en el marco de un diálogo ciudadano tres mujeres lideresas y firmantes de la paz: Omaira Fuentes, de Arauca; Felisa Vargas, de Santander; y Lucy Soto, de Norte de Santander. Con el acompañamiento de Gabriela Chacón, directora de la corporación Casa Puentera, investigadora y feminista; y Kelly Ibañez, coordinadora del programa Jóvenes Resilientes de USAID, activista y feminista, se abordó, desde la escucha activa y el diálogo incluyente, la percepción de la construcción de paz en el marco del séptimo aniversario de la firma del acuerdo entre la antigua guerrilla de la FARC (Fuerzas Armadas y Revolucionarias de Colombia) y el Estado Colombiano.



Foto: Pares


El primer segmento del espacio abordó la pregunta sobre ¿cómo es ser lideresa de paz?, a la cual las tres destacaron que era un riesgo muy alto, ya que, solo en este año, han asesinado a más de cuatrocientos firmantes. Además, el hecho de ser mujeres las pone en una situación diferencial y de mucha preocupación, reconociendo la tasa de feminicidios en el país.


Juntas destacaron que el aumento de los índices de violencia hacia firmantes demuestra el gran vacío que está viviendo el Acuerdo en términos de implementación. Por tal razón sugieren reforzar la pedagogía para la paz, para reconocer lo que se pactó y así avanzar en la disminución de la violencia hacíi lideresas o agentes de paz.


Omaira Fuentes resaltó que en Arauca hay una división del territorio entre quienes apoyan el acuerdo firmado pero no apoyan las negociaciones actuales, y por quienes apoyan las negociaciones actuales, pero no el acuerdo firmado. Para ella esta situación representa un gran reto en términos de sensibilización, formación, e incidencia para la paz, pero también demuestra la presión que puede ejercer el control territorial del ELN (Ejército de Liberación Nacional).


“En Arauca hay quienes piensan que el acuerdo no sirvió y algunos medios han alimentado esa narrativa”, mencionó Fuentes para también destacar que el rol que tienen ellas como firmantes ha sido tergiversado por medios de comunicación al reforzar estereotipos contra quienes hoy, luego de un conflicto armado, contribuyen a la paz.


En el siguiente segmento conversaron desde sus experiencias sobre ¿cómo se puede tener una paz duradera? Por un lado, reforzaron la idea de la implementación de la pedagogía de paz, pero también alertaron la necesidad de contar con más apoyo por parte de las entidades estatales.


“No, nos dejen solos”, destacó Felisa Vargas para hacer hincapié en la necesidad de reconocer el Acuerdo como un pacto de todo el país, no solo de aquellas personas que firmaron. Ella mencionó que la Misión de Verificación de la ONU ha sido una gran ayuda para ellos y ellas, y por eso desean que el gobierno empiece a generar capacidades instaladas que les permita a firmantes alternativas a la reintegración para la no repetición.


Sin embargo, estas mujeres aprovecharon este espacio para hacer algunas críticas sobre el antiguo Alto Comisionado Para La Paz, que, según ellas, estaba alejado del acuerdo y desconocía el pacto entre la antigua guerrilla de las FARC y el Estado Colombiano, pero por otro lado se sentían tranquilas con la llegada del nuevo comisionado, por su experiencia que tiene actualmente con las negociaciones entre ELN y el Gobierno Colombiano.


Un conclusión muy importante que abordaron las firmantes para poder hablar de la Paz Total fue el hecho de mejorar las acciones de la Unidad de Restitución de Tierras en la implementación, ya que para ellas y ellos como firmantes del acuerdo, este es el primer punto del Plan Marco de la Implementación del Acuerdo de Paz (PMI).


“Cuando las personas que fueron desplazadas por el conflicto puedan volver a sus territorios, la paz se podrá fortalecer, ya que habrá reparación”, afirmó Lucy Soto.


Cúcuta, es un territorio fronterizo de Colombia, donde hay presencia de grupos armados que dificultan la construcción de paz en el territorio, pero a pesar de esto, por primera vez, se estaban reuniendo en un espacio ciudadano firmantes del acuerdo. Logrando generar una incidencia ciudadana que permitiera construir paz desde el diálogo. Por eso, el último segmento abordó el cuestionamiento de: ¿cómo se puede construir la paz en la frontera?.


Las tres destacaron que el Acuerdo de Paz es un referente a una salida política del conflicto, pero que es responsabilidad tanto del Gobierno Nacional, así como de los gobiernos locales y de la ciudadanía impulsar escenarios de participación para la construcción de una política pública migratoria, la cual permita acabar con la violencia armada.


Es necesario que los nuevos acuerdos políticos de paz, los cuales buscan contribuir a la Paz Total, cuenten con un enfoque migratorio. Ya que hay grupos armados transfronterizos que inclusive fueron fundados en países vecinos, o están organizados en países vecinos. Como lo es el caso del Tren De Aragua, AK 47, La Segunda Marquetalia y el ELN.


El panorama luego de siete años de la firma del Acuerdo de Paz es esperanzador, teniendo en cuenta que a pesar de los retrasos que tuvo la implementación con el gobierno pasado, actualmente hay un nuevo gobierno con voluntad, el cual quiere construir la paz desde los territorios. Pero hay algunos retos en términos de reforma rural, participación política de la mujer, enfoque migratorio, seguridad y pedagogía de la paz. Puntos que el gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez deben tener como prioridad si desean tener éxito tanto en la implementación de lo firmado así como en los nuevos acuerdos que se deseen firmar.

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