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Netflix ha perdido las dos mejores películas que existen sobre el Holocausto

Por: Iván Gallo - Editor de Contenido




Si, existen testimonio arrasadores sobre el Holocausto. El documental Noche y Niebla le mostró al mundo el horror que desataron los nazis. El realizador francés Alain Resnais, once años después de que los soviéticos descubrieran Auschwitz, abre el ojo del mundo y enseña las montañas de cadáveres, los rasguños en el techo, los pelos apilados en montículos, las latas de Zyklon vacías. Noche y niebla es el decreto por el que el Tercer Reich convirtió en política el exterminio de judíos. En apenas 32 minutos Resnais arrasa contra los negacionistas. ¿Cómo volvemos a creer en la civilización después de esto? Noche y niebla la pueden encontrar en la plataforma de Mubi

 

 Otro francés, el exhaustivo Claude Lanzmann recogió testimonios de los sobrevivientes de los campos de exterminio y sin mostrar una sóla imágen de archivo nos regresa al infierno en Shoah, un megalito de diez horas. Este no sé donde se puede ver completo. Ninguna de las plataformas en Colombia lo ofrecen.

 

Fuera del circuito del cine comercial se ofrecen películas realmente significativas como El hijo de saúl o la inigualable Zona de interés, que se puede ver en nuestro país por Prime Video. Pero sin duda las dos películas fundamentales sobre el holocausto filmadas en Hollywood son la Lista de Schindler y El Pianista. Ambas, hasta diciembre del 2024, las podíamos ver en Netflix. Ya no están.

 

La primera de ellas fue realizada en 1993 por Steven Spielberg. Era un proyecto que estuvo a punto de realizar Stanley Kubrick pero su ambiciosa producción quedó varada como los ejércitos alemanes en el invierno ruso. Spielberg era resistido en ese momento por la crítica especializada. Creador del blockbuster con Tiburón en 1975, era visto como un cineasta de masas -como si Eisenstein no lo hubiera sido- y con mucha desconfianza creían que no iba a estar listo para un reto de ese tipo. Con un presupuesto de 22 millones de dólares Spielberg demostró su eficacia, recaudó 323 millones de dólares en todo el mundo y puso a hacer fila en el cine a jóvenes que jamás habían escuchado hablar del Holocausto. Sus tres horas y media no fueron un impedimento para que se convirtiera en un acontecimiento de multitudes. Ojalá el conflicto colombiano pudiera tener un narrador con la solidez de Spielberg para que no se nos olvide jamás la sangre que ha caído sobre esta tierra martirizada.

 

Entre los numerosos aciertos de la película se cuenta la elección de usar cámara al hombro, lo que le da a la película un tono documental que la hace aún más terrorífica -esto no sólo pasó, sino que está pasando, piensa el espectador- y un casting poderoso en donde descubre a dos estrellas que aún, tres décadas después, están muy vigentes: Liam Nesson y Ralph Fiennes.

 

Nueve años después Roman Polanski, quien era un niño polaco de 9 años cuando su madre murió en el campo de exterminio de Auschwitz, contó la historia de Wladyslaw Szpilman, quien en 1939 era considerado el intérprete más preciso de Chopin que eso, para un polaco, es como ser rey vallenato. Sus conciertos los transmitía en directo la radio polaca pero, apenas llegaron los nazis a Varsovia, todo se derrumbó para él. Sus padres fueron exterminados en campos de concentración y él pudo huir de ese horror refugiándose en una Varsovia completamente arrasada. Los recuerdos de Szpilman y los del propio Polanski se amalgaman en esta película monumental.

 

Como todos saben Polanski no sólo es un genio sino que también es un monstruo. Fue condenado por violar a una niña de 13 años en la casa de Jack Nicholson. Jamás pudo volver a los Estados Unidos desde su fuga en 1977. Aún así la academia le dio el Oscar en el 2002. Esta joya estuvo en Netflix hasta el pasado viernes. ¿Cuándo volveremos a ver estas películas? ¿Será que serán tragadas como nosotros en el río del tiempo?

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