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No es cierto Uribe, no es cierto

Foto UDEA


El senador Álvaro Uribe Vélez les envió una carta a los expresidentes Fernando Cardoso del Brasil, Ricardo Lagos de Chile, William J. Clinton de Estados Unidos, Felipe González de España y Anthony Blair del Reino Unido, quienes visitaron el país para apoyar el proceso de paz y participar en el foro sobre la ‘Tercera Vía’. Les dice: “Durante las negociaciones entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Farc, las acciones criminales de este grupo terrorista se han incrementado en contra de los colombianos y del futuro de las nuevas generaciones como lo demuestran las cifras de asesinatos, secuestros y ataques contra la infraestructura del país”. La afirmación no tiene fundamento y para demostrarlo apelo al seguimiento que durante diez años he realizado, con mi equipo de trabajo, a las actividades de esta guerrilla, recolectando información en terreno y consultando paso a paso los datos de la Fuerza Pública y de la propia insurgencia. Miremos un primer gráfico:

Acciones de las Farc en el primer semestre


Evolución anual de las acciones de las Farc- 1997-2013

En esta serie larga, de 17 años, se puede ver que es ahora, en este semestre, donde menos acciones bélicas realiza el grupo armado. Ni en el mejor momento de Uribe, cuando arrancó su gobierno y las Fuerzas Armadas lanzaron la ofensiva, las acciones fueron tan bajas. También Uribe ha venido afirmando durante los últimos tres años que las Farc tomaron fuerza nuevamente en el gobierno de Santos. Pero la gráfica muestra que después de una caída fabulosa de las actividades de la guerrilla -entre 2003 y 2008- empezó un periodo de ascenso sostenido de las acciones insurgentes que tuvo su punto más alto en 2011 en la antesala de las negociaciones de la Habana. En 2008, después de muchos éxitos, se produjo el grave error de Uribe. En ese momento acuñó la frase de que estábamos en el fin del fin de las Farc. Nosotros le dijimos que eso no era verdad. Apuntalados en el conocimiento profundo que teníamos de la guerrilla, le advertimos que las Farc estaban en un proceso de adaptación a la gran ofensiva de la fuerza pública, que los golpes sucesivos que habían recibido las habían llevado a cambiar de estrategias y a transformar sus estructuras organizativas, que volverían a tomar la iniciativa en algunas regiones, que no era el momento de cantar victoria. En esos meses Uribe estaba empeñado en la segunda reelección y creía que la proclamación de un triunfo definitivo sobre las guerrillas era el pasaporte para que las instituciones y los ciudadanos le dieran la entrada a un tercer periodo presidencial. No fue así. Ahora cree que la exageración de las acciones de la guerrilla, la exaltación de la inseguridad del país, la apelación al miedo, lo llevarán de nuevo al poder por mano propia o ajena. La ambición de poder lo ciega. La ambición de poder lo lleva a escribirles cosas que no son ciertas a líderes políticos de gran experiencia como Clinton, Lagos, González, Blair y Cardoso, en la creencia de que ellos, como una parte importante de los colombianos, se tragarán esas mentiras.

Columna de opinión publicada en Semana.com


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