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ONU advierte sobre nuevas desigualdades sociales

Por: Redacción Pares

El informe sobre desarrollo humano de la ONU alerta de que está surgiendo una nueva generación de desigualdades impulsadas por los cambios tecnológicos y el cambio climático. Michelle Bachelet considera que la emergencia climática representa “la amenaza de mayor magnitud” para los derechos humanos desde la Segunda Guerra Mundial.


El informe sobre desarrollo humano de la ONU alerta de que está surgiendo una nueva generación de desigualdades impulsadas por los cambios tecnológicos y el cambio climático.


El cambio climático es quizás el mayor impulsor de desigualdades en el mundo de hoy y con certeza en las próximas décadas, dice Achim Steiner, Administrador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Ir a la universidad o disponer de internet de banda ancha, son también cada vez más importantes para acceder a las oportunidades del mundo actual, dice el informe.


El documento señala que “nos estamos acercando a un precipicio y, si caemos en él, la recuperación puede ser muy complicada”. Para evitarlo, la ONU recomienda políticas que ayuden a todas las personas a acceder al mercado laboral con mejor preparación, pero también una mejor redistribución de impuestos.


La situación en América Latina


En América Latina y el Caribe, la percepción de injusticia respecto a la distribución de la riqueza ha aumentado desde 2012, recuperando niveles de finales de la década de 1990, asegura el nuevo informe del Programa de la ONU para el Desarrollo.


Los niveles de desigualdad en cuanto a la felicidad comunicada por las propias personas (también conocida como “bienestar subjetivo”), que habían permanecido estables en la región hasta 2014, ha aumentado desde entonces, asegura el documento. Con los datos del 2018, Chile sigue siendo el país con mayor desarrollo humano en América Latina. Venezuela y Ecuador salieron del top 10 de la región, dándole paso a Colombia y Perú que subieron varias posiciones.


El Informe recomienda políticas que no solo tomen en cuenta los ingresos, sino que también vayan más allá, y que se sustenten en intervenciones que abarquen todo el ciclo de vida y se inicien incluso antes del nacimiento; por ejemplo, mediante inversiones en áreas como el aprendizaje, la salud y la nutrición de los niños y las niñas de corta edad, que se activan antes de que las personas lleguen al mercado laboral. Tales inversiones deben continuar a lo largo de toda la vida de la persona mientras obtiene ingresos en el mercado laboral y posteriormente.

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