Por: John Correa Romero
Foto: Ecopetrol
La transición energética es un proceso global ineludible para enfrentar el cambio climático y promover un desarrollo sostenible. En este contexto, Colombia se encuentra en una posición privilegiada debido a su abundancia de recursos naturales y su compromiso creciente con la sostenibilidad. Este artículo explorará las principales oportunidades de crecimiento que el país puede aprovechar en su transición energética, abarcando aspectos como recursos naturales, inversiones, innovación tecnológica e impacto socioeconómico.
Colombia cuenta con un potencial significativo para el desarrollo de energías renovables, especialmente en el ámbito de la energía solar y eólica. La región de La Guajira es un ejemplo destacado, donde los vientos fuertes y constantes hacen de esta área una de las mejores zonas del mundo para la generación de energía eólica. Proyectos como el parque eólico OWF Barlovento y otros 13 en desarrollo son un claro indicativo de este potencial.
Además de la energía eólica, la radiación solar en Colombia es alta y constante a lo largo del año, especialmente en regiones como la Costa Caribe y los Llanos Orientales. La implementación de granjas solares, tanto a gran escala como en proyectos comunitarios más pequeños, está en auge gracias a convocatorias como la de comunidades energéticas y de municipios energéticos, dos propuestas del gobierno para cumplir con la meta de la democratización de la energía. Estas iniciativas no solo ayudan a diversificar la matriz energética, sino que también reducen la dependencia de fuentes de energía fósiles, contribuyendo así a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Inversiones y Políticas Públicas
El gobierno colombiano ha mostrado un compromiso claro hacia la Transición Energética mediante la implementación de políticas y regulaciones favorables. La Ley 1715 de 2014, considerada como la ley de la Transición Energética, establece incentivos fiscales para proyectos de energías renovables, facilitando la inversión tanto nacional como extranjera. Esta legislación incluye beneficios como la deducción de impuestos sobre la renta, la exclusión del IVA para equipos y servicios, y la depreciación acelerada de activos. Estas medidas han sido cruciales para atraer inversiones en el sector energético.
Además, la reciente firma del Pacto por la Sostenibilidad dentro del Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 refuerza el marco regulatorio y estratégico para promover un crecimiento sostenible. Este pacto incluye metas ambiciosas para la reducción de emisiones y el incremento de la capacidad instalada de energías renovables, alineando los esfuerzos nacionales con los compromisos internacionales adquiridos en el Acuerdo de París.
Innovación y Tecnología
La innovación tecnológica es otro pilar fundamental para la transición energética. Colombia ha avanzado en el desarrollo de tecnologías limpias y en la implementación de soluciones innovadoras para mejorar la eficiencia energética. Ejemplos de ello son los proyectos piloto de almacenamiento de energía con baterías y la incorporación de sistemas inteligentes de gestión de la energía en redes eléctricas.
La cooperación internacional y la participación en iniciativas globales han permitido al país acceder a tecnologías avanzadas y a mejores prácticas en el sector energético. Programas como el Fondo Verde del Clima y la Alianza de Energía y Clima de las Américas han proporcionado financiamiento y apoyo técnico para la implementación de proyectos de energía limpia en Colombia.
Impacto Socioeconómico
El impulso hacia una economía más verde también ofrece oportunidades de desarrollo socioeconómico. La creación de empleos en el sector de energías renovables es uno de los beneficios más destacados. Según estudios recientes, la expansión de proyectos de energía solar y eólica podría generar miles de empleos directos e indirectos en construcción, operación y mantenimiento de las instalaciones.
La capacitación de mano de obra especializada es otro aspecto crucial. Iniciativas de formación técnica y profesional están siendo implementadas para preparar a la fuerza laboral en nuevas tecnologías y prácticas sostenibles. Esto no solo mejora las oportunidades de empleo, sino que también eleva el nivel de competencias técnicas del país, posicionándolo como un líder en la región en términos de transición energética.
Además, la descentralización de la generación de energía permite un mayor acceso a servicios energéticos en zonas rurales. La implementación de soluciones como microredes y sistemas solares autónomos en comunidades aisladas mejora la calidad de vida, reduce la desigualdad y fomenta el desarrollo económico local. Estos proyectos, a menudo apoyados por organizaciones no gubernamentales y agencias de cooperación internacional, demuestran cómo la transición energética puede tener un impacto positivo en las comunidades más vulnerables del país.
Retos y Consideraciones Futuras
A pesar de las oportunidades, la transición energética en Colombia también enfrenta desafíos significativos. Entre ellos se encuentran la necesidad de mejorar la infraestructura de transmisión y distribución eléctrica, así como garantizar la estabilidad y la seguridad energética. La intermitencia de las fuentes renovables, como la solar y la eólica, requiere soluciones de almacenamiento de energía y una mejor gestión de la demanda.
En este sentido, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) y el Ministerio de Ambiente dieron un paso al frente a dar luz verde al licenciamiento ambiental del proyecto de la línea de Interconexión colectora, que representará el 6% de la capacidad instalada y el 9,6% de la demanda máxima del país. La línea de transmisión (a 500 kilovoltios) que une la subestación Colectora en el norte de La Guajira con la Subestación Cuestecitas, así como la construcción de la subestación Colectora. El tramo comprende 110 kilómetros, que llevaría la energía de unos 16 parques eólicos hacia el Sistema Interconectado Nacional (SIN).
La participación de las comunidades locales en la planificación y ejecución de proyectos energéticos es crucial para asegurar el éxito de la transición. Los conflictos sociales y ambientales pueden surgir si las comunidades no son adecuadamente consultadas o beneficiadas por los proyectos. Por lo tanto, es esencial implementar prácticas de participación inclusiva y mecanismos de compensación justa.
Desde el Centro de pensamiento oficina Caribe, creemos que Colombia tiene una oportunidad única para liderar la transición energética en América Latina. Aprovechando sus recursos naturales, políticas favorables, innovación tecnológica y el potencial de impacto socioeconómico, el país puede avanzar hacia un futuro más sostenible y próspero. No obstante, para lograr un éxito duradero, es necesario abordar los retos de infraestructura, inclusión social y gestión ambiental de manera integral y participativa.
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