Por: Luis Eduardo Celis
El director de Planeación Nacional, Jorge Iván González, afirma qué uno de los principales problemas que tiene Colombia por resolver es el del ordenamiento del territorio, y estoy plenamente de acuerdo con él.
Todas las sociedades han debido preocuparse por esto: qué, cómo, cuándo, para quién es el territorio, dónde se desarrolla la vida humana y del conjunto de la naturaleza. No es un tema fácil y requiere de construir culturas y formas de apropiación y gestión de las maneras en que nos relacionamos con el espacio y las comunidades que lo habitan, y los que quieren también participar de él sin habitarlo cotidianamente. Todo lo anterior nos lleva al concepto de territorio, que es la acción de las sociedades sobre el espacio, una interacción nos saca de lo particular y específico del pequeño espacio en que llevamos nuestra vida cotidiana y nos coloca es una dimensión mayor.
Colombia siempre ha tenido el problema de contar con un eficiente ordenamiento del territorio, a lo que yo agregaría: un ordenamiento democrático del territorio. Este problema en concreto significa para la Colombia de hoy un no resuelto tema del uso y propiedad de la tierra a escala nacional. Este es quizás la mayor de las tareas a realizar y la más postergada en toda nuestra vida republicana, la de contar con un orden de propiedad rural democrático y no profundamente inequitativo como el que tenemos. Hay que redistribuir 20 millones de hectáreas entre quienes tienen poca o ninguna tierra y reconvertirlas de pastos a agricultura, una tarea enorme que el gobierno del presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez, quienes se han propuesto llegar a la meta de tres millones de veinte.
El tema de la transición energética también tiene que ver con el ordenamiento del territorio: qué energías requerimos y cómo las vamos a solventar; ahí tenemos el gran debate que ha estado vigente en estos días con la puesta en funcionamiento de Hidroituango, para no ir más lejos.
La falta de un ordenamiento democrático del territorio nos sumergió en una violencia aún vigente. El narcotráfico se implantó como economía y dinámica en nuestra sociedad porque había un orden territorial de exclusiones que le fue fértil para su desarrollo.
El reto es que varias economías: las pequeñas, las medianas y las grandes; puedan coexistir sin imposiciones ni mutuas exclusiones, por supuesto donde los grandes promuevan a los pequeños y en donde lo más importante sea que las comunidades del territorio no sean desplazadas y menos masacradas, como ha sido lo han sido en la dura realidad colombiana.
Ordenar democráticamente el territorio es una tarea pendiente en la sociedad colombiana y puede ser uno de los grandes temas a concertar en el proceso de paz entre el Gobierno Colombiano y el ELN.
Aquí pueden ver la entrevista que Héctor León Moncayo le hace desde el Periódico Desde Abajo a Jorge Iván González, director del Departamento Nacional de Planeación, y en la que se refiere al tema.
*Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de la persona que ha sido autora y no necesariamente representan la posición de la Fundación Paz & Reconciliación al respecto.
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