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Pacto Histórico: navegando sin estrategia

Por: Lizbeth Guerrero Cuan

Analista política con perspectiva de género



En su discurso de agosto de 2022, Gustavo Petro afirmó que: "Colombia no es solo Bogotá" y se comprometió a trabajar para que el Estado esté presente en cada rincón del país. Una forma efectiva de lograrlo habría sido ganar alcaldías, gobernaciones y asientos en las asambleas departamentales y concejos municipales. Sin embargo, parece que el Pacto Histórico no apostó fuertemente por las elecciones regionales, o al menos no se espera que sea un escenario en el que el proyecto político del presidente reciba un respaldo significativo. Al contrario, es previsible que el próximo lunes, a los obstáculos del gobierno Petro, se sume un poder regional que no respalda su proyecto.


Las posibilidades de victoria para las candidaturas afines al gobierno en las capitales del país son muy reducidas. En los casos de Medellín y Barranquilla al parecer habrá victorias indiscutibles. En Medellín, la alcaldía sería de Federico Gutiérrez, quien se enfrentó a Gustavo Petro en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, quien, según una de las últimas encuestas, cuenta con un 71 por ciento de apoyo; en contraste con Carlos Upegui, exsecretario de No Violencia de la administración de Daniel Quintero, quien alcanza tan solo el 10,5 por ciento. En Barranquilla, Antonio Bohórquez, el candidato de izquierda, apenas llega a un 7 por ciento de la intención de voto, frente a la sólida aspiración de Alejandro Char, que rodea el 80 por ciento.

En Cali, donde la contienda parece estar más reñida, la victoria estaría entre Alejandro Éder, conocido por su trayectoria como empresario y sus cargos públicos previos, y Roberto Ortiz, ambos en nombre de movimientos independientes, pero con el apoyo de fuerzas políticas tradicionales. En Bogotá, la incertidumbre radica en si Carlos Fernando Galán ganará en primera o en segunda vuelta. Para ganar en primera vuelta debe obtener el 40 por ciento de los votos y una ventaja de al menos 10 puntos sobre el segundo candidato. Hecho que no parece imposible. Su victoria en la primera vuelta sería un duro golpe para el Pacto Histórico y para Gustavo Petro.


Además de considerar las elecciones regionales como una medida de aprobación o desaprobación del gobierno, vale la pena verlas como un reflejo de la manera de hacer política de la izquierda, del Pacto Histórico y del presidente, cuyo estilo parece ser el de hacerle zancadilla constante a su proyecto político. Algunas razones para afirmar esto son: primero, el constante apoyo del presidente a figuras controversiales, que, con justa razón, levantan ampolla en la opinión pública; en consecuencia, incluso la ciudadanía afín a la izquierda termina sintiéndose poco representada por Petro y por el Pacto. Esto se ilustra en la dinámica de las elecciones regionales, con su apoyo inquebrantable a Daniel Quintero. Petro termina siendo el escudero de los escándalos de los polémicos personajes que respalda y, en este caso, como resultado, la victoria contundente de Fico será leída como un rotundo fracaso de Petro en la capital de Antioquia.


Segundo, la poca capacidad para identificar e impulsar liderazgos convincentes, y que generen cohesión en lugar de polarización. Cali, en donde Gustavo Petro obtuvo alrededor del 60 por ciento de los votos en la segunda vuelta presidencial, y que fue el epicentro de uno de los episodios más significativos en materia de movilización social que ha tenido el país, no cuenta con una candidatura de izquierda sólida. La candidatura de Dennis Rentería, respaldada por el Pacto Histórico, parece estar relegada de la disputa por la Alcaldía.

En Bogotá, a pesar de que Gustavo Petro fue alcalde, obtuvo votación mayoritaria en las elecciones presidenciales, y el electorado no muestra muchos reparos en votar a la izquierda o por opciones alternativas, Gustavo Bolívar no parece estar cerca de la victoria. El candidato del Pacto Histórico se ha mostrado más como un personaje fiel al Gobierno Nacional que como un conocedor de Bogotá y sus problemas. En sus apariciones públicas sus propuestas no resultaban convincentes y, en lugar de ajustarlas y ajustar su mensaje político, adoptó el discurso de candidato incomprendido: “tenemos clarísimo qué hacer, pero la gente no tiene paciencia, quiere soluciones ya”, afirmó recientemente. En este escenario no es difícil concluir que el Pacto Histórico se equivocó en su elección de candidato para Bogotá, tal y como como ya se había equivocado Gustavo Petro hace 4 años al postular a Hollman Morris. En el caso de Barranquilla, donde las elecciones parecen ser poco más que una formalidad, el candidato del Pacto Histórico no supera el 10 por ciento de apoyo en las encuestas. Sin embargo, sería injusto atribuir esta situación únicamente a una elección errónea de candidato, ya que la competencia se da contra uno de los hermanos Char. Los Char han estado moldeando el destino político de Barranquilla durante casi dos décadas y son indiscutiblemente uno de los clanes políticos más influyentes de Colombia.

Finalmente, los partidos y movimientos que conforman la coalición del Pacto Histórico no lograron unificar su respaldo en torno a las candidaturas en algunas ciudades, municipios y departamentos. Muestra de ello, en las ciudades capitales mencionadas, es que en Medellín surgieron tres candidaturas de izquierda, ninguna de las cuales logró destacarse. Sin embargo, esto no los motivó a consolidar una sola opción. En el caso de Cali, el senador vallecaucano del Pacto Histórico, Alexander López, anunció su intención de votar en blanco para la Alcaldía, a pesar de la existencia de un candidato respaldado por su partido. Estos episodios reflejan las dificultades de la izquierda para concretar una estrategia y consolidar los acuerdos que necesita para llegar al poder regional.


A pesar de que Gustavo Petro es considerado un hábil político, la forma en que él y su partido encararon las elecciones regionales deslucen esa imagen de político sagaz. Parece que el Pacto Histórico no desarrolló una estrategia sólida para alcanzar el poder a nivel regional, lo que podría estar relacionado con la creencia constante en que el único liderazgo necesario es el de Petro. Sin embargo, los proyectos políticos que han perdurado en el tiempo en este país han sido hábiles a la hora de entender que su supervivencia depende en buena parte de establecer estrechos vínculos con el poder y los liderazgos regionales, y de comprender a profundidad esa frase pronunciada por Petro en su discurso de posesión “Colombia no es solo Bogotá”.


*Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de la persona que ha sido autora y no necesariamente representan la posición de la Fundación Paz & Reconciliación al respecto.


 



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