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Pares lanzó su informe sobre violencia contra liderazgos ambientales en la COP16

Por: Isabela Puyana




El 23 de octubre Pares lanzó su informe sobre homicidios contra líderes y lideresas ambientales en Colombia en el marco de la COP16. Este fue  presentado por Francisco Daza, director de la línea de Paz Territorial y Derechos Humanos de Pares. En su presentación, Daza dio a conocer los factores contextuales de la violencia homicida hacia líderes y lideresas ambientales, resaltando la disputa de actores armados por el control territorial: “lo que los grupos armados buscan es el acceso a recursos naturales para su explotación a través de la minería ilegal, el tráfico de madera y la plantación de cultivos ilícitos”.


Uno de los datos que sorprendió en el lanzamiento fue que, si bien, el informe de Global Witness anuncia cómo Colombia es uno de los países más violentos para los liderazgos ambientales en los últimos 30 años, aún así, se identificó que desde el 2018 al 2024  los homicidios han disminuido


Aún con esto, el informe realiza una crítica al actuar del Estado, que por acción u omisión no ha sido capaz de salvaguardar la vida de los liderazgos ambientales ya que desde agosto del 2018 al 2024 han sido asesinados un total de 361 líderes ambientales. Sin embargo, esta es la última estrategia a la que recurren los diferentes grupos armados y demás victimarios, pues antes de ello se dan amenazas, intimidaciones a familiares, desplazamientos forzados y secuestros como formas de intimidación para que abandonen su activismo.

 

Según lo ilustrado en el lanzamiento, la comunidad indígena se ha visto mayormente victimizada por estos hechos, representando 133 de los asesinatos, especialmente en Cauca y Nariño donde la defensa de su territorio es concebida como un bien común y no un bien mercantil. A su vez, los campesinos también se registran como el segundo grupo más victimizado, especialmente en el departamento de Antioquia.


Los perpetradores de dichos homicidios han sido tanto grupos al margen de la ley como el Estado en menor proporción, sin embargo resulta preocupante que en 237 de los casos no se identifique el perpetrador de los asesinatos dando vía libre a la impunidad. El 66% de los asesinatos identificados contra líderes ambientalistas desde el 2018 a la actualidad no tienen un actor identificado. el informe le dedica una sección a los niveles de esclarecimiento de casos de violencia homicida contra estos líderes ambientales, resaltando la poca celeridad que se le dan a estos en instancias judiciales, siendo un gran limitante al momento de exigir justicia.


Con el poco conocimiento de quiénes pueden ser los actores identificados, se concluyó que algunos de ellos son grupos armados como el Clan del Golfo, el ELN, la Segunda Marquetalia, el Estado Mayor Central, que han aumentado su presencia en los diferentes territorios del país, afectando en igual medida los liderazgos ambientales que son blancos de ataques por denunciar la degradación del medio ambiente.




Francisco Daza fue enfático en decir que este informe va más allá de una cifras, fue importante destacar las voces de las personas que fueron asesinadas y de otros que aún siguen vivos y reclaman la importancia para la defensa del medio ambiente.


Por ello se encuentran las historias particulares de Jaime Monge, el Protector de los Farallones, y de Juana María Perea, la lideresa del Golfo de Tribugá. Un líder y una lideresa que hasta el último día de sus vidas estuvieron comprometidos con proteger aquello que amaban: la Naturaleza.

 

Al finalizar el lanzamiento Francisco Daza hizo un énfasis en la importancia del esclarecimiento de los crímenes contra los líderes ambientales, pues si no hay claridad sobre lo ocurrido esto puede incrementar y fomentar la inseguridad contra aquellos que defienden los ecosistemas en Colombia.


Se compartió un video de la lideresa venezolana Nancy Herrera amenazada por la defensa por la defensa del territorio y oponerse a la minería legal e ilegal en la frontera venezolana. con estas imágenes hizo una invitación a otros líderes y organizaciones a denunciar y a que encuentren a la Fundación Pares como un espacio seguro para dialogar sobre estas violencias.

 



 





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