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¿Por qué es tan difícil conseguir La Paz en Medellín?

Por: Por Juan Guillermo Sepúlveda A.[1]



Los negociadores del gobierno no olviden, que deben desglosar el conflicto urbano de Medellín y su Área Metropolitana, sabiendo superar muy bien, Personas, Procesos y el Problema (Juan Pablo Lederach, 1985), y lo más importante que una cosa es Dinamarca y otra muy distinta Cundinamarca; una cosa es París (Francia) y otra muy distinta el barrio París (Bello); una cosa son los Peaky Blinders de Birmingham (Inglaterra) y otra muy distinta los Triana de Medellín (Colombia); y que una cosa es Chicago de Al capone y otra “Medallo” de Pablo Escobar; y,  que el libro guía de los “camisa blanca” es el Arte de la Guerra, de Sun Tzu. ¡ojo!


La paz generacional

 

La paz es el propósito de cualquier proceso de paz, como su contenido lo indica, pero si queremos una paz que dure en el tiempo, sea incluyente y que sea una paz generacional, debemos buscar una paz positiva.


“Se entiende la paz como un proceso, “una dinámica constante” (Lederach, 2000, p. 33), en el que se persigue lograr un nivel reducido de violencia y un nivel elevado de justicia social. Lo que nos lleva a incidir en la perspectiva de la paz positiva como un proceso dinámico (Trifu, 2018).


La “paz negativa” es la ausencia de parar la guerra, la violencia los actos hostiles, el cese al fuego de las partes en confrontación, que se traduce en dejar de matar, extorsionar, ejercer control territorial, etc. En cambio, la “paz positiva”, es otro nivel de paz más avanzado,  va más allá de la ausencia de conflicto o cese al fuego, y se orienta hacia la reconciliación de las diferencias, la tranquilidad y la satisfacción (J. Galtung, 2003), y se traduce en brindar oportunidades a las  víctimas, victimarios y a la sociedad en general, en todos los desarrollos y seguridad humana, como salud, educación, empleo y oportunidades, que permitan el restablecimiento de derechos de todos, en especial de la población más vulnerable.

 

El concepto del acogimiento, viene del latín:  accolligĕre, de colligĕre 'recoger'.

Significa:

* Dicho de una persona: Admitir en su casa o compañía a alguien.

* Servir de refugio o albergue a alguien.

* Admitir, aceptar, aprobar.

* Recibir con un sentimiento o manifestación especial la aparición de personas o de hechos.

* Proteger, amparar.

(Diccionario de la Real Academia de la Lengua).

 

Los procesos de paz, se caracterizan por la voluntariedad de las partes que los conforman, por lo que se inscriben en el área del acogimiento, a diferencia del sometimiento, que conlleva la coerción y la fuerza, que son conceptos antagónicos de la paz, y más cercano a la seguridad. El acogimiento es la esencia misma de la paz.


De otro lado, no se entiende el acogimiento sin el concepto de justicia, pues las personas y/o grupos al margen de la ley, se acogen a la justicia de un Estado democrático, porque, ellos los que se acogen, han estado ejerciendo actos y actividades injustas (delictivas), provenientes de fenómenos multifacéticos que involucran aspectos éticos, sociales, políticos y económicos, además surgidas de relaciones de poder desiguales, discriminación, exclusión social, pobreza, corrupción, entre otros factores. (Reyes Mate, 2017).


En Colombia cuando hablamos de una justicia que produzca paz, debemos buscar una justicia diferente a la justicia tradicional, retributiva y castigadora, pues la justicia penal tradicional, es injusta por la desigualdad que presenta para acceder a ella; por la parcialidad y sesgo a favor de ciertos grupos o intereses; porque las decisiones judiciales se fallan de forma inequitativa y parcializada y por la falta de reparación del daño a las víctimas y a la comunidad, lo que afecta la dignidad de las personas.  Además, porque dicha justicia no cumple con su misión resocializadora y reintegradora, a ofensores y víctimas (Sentencia T-762 de 2015). Aplicar esta justicia injusta, en un proceso de paz es defraudar a los que se acogen a la paz, pues vamos a reproducir en ellos, lo que queremos superar: la violencia, la victimización y la impunidad.

Este nuevo paradigma incluye, ya no solo la atención al ofensor, desde la Criminología, sino a la víctima, emergiendo la victimología como nueva disciplina de interés, que tiene como prioridad principal al ser humano, a las víctimas, victimarios y al daño causado, donde éstos estén en capacidad de generar, desde el conflicto mismo, nuevas formas de respuesta al fenómeno social del delito, que permita tratarlo, no para regresar y permanecer en él, sino para reconocer y a partir de allí visualizar el futuro. El nuevo paradigma es la justicia restaurativa.


La justicia restaurativa, es la justicia de la paz.


La nueva cosmovisión de la Justicia en Colombia, es la Justicia Restaurativa, porque es una respuesta flexible, participativa y orientada a la resolución de problemas ante el comportamiento delictivo, que puede proporcionar un camino complementario o alternativo a la justicia. Puede mejorar el acceso a la justicia, especialmente para las víctimas del delito y las poblaciones vulnerables y marginadas, incluidas las situaciones de justicia transicional. (Handbook on RESTORATIVE JUSTICE PROGRAMMES SECOND EDITION. UNITED NATIONS OFFICE ON DRUGS AND CRIME CRIMINAL JUSTICE HANDBOOK SERIES. Vienna. 2020).

 

Naciones Unidas (2066)[2], ha elaborado una declaración de principios para un código de ética en justicia restaurativa, que perfectamente encajan en procesos de paz. Veamos algunos de esos principios:


  • Principios relacionados con los intereses de las partes (necesidades y derechos); en la que se recalca de la voluntariedad en los procesos y el derecho a estar bien informado; el respeto de los derechos civiles y la dignidad de las personas, entre otras.

  • Principios relacionados con las partes que tienen pérdidas; donde se recomienda tomarse en serio las necesidades y sentimientos de las personas; poder conocer lo que perdieron y activar los protocolos de compensación.

  • Principios relacionados con los responsables de la pérdida; quienes tienen derecho a un proceso judicial justo (incluyendo la presunción de inocencia en cualquier procedimiento legal posterior).

  • Principios relacionados con los intereses de la comunidad y la sociedad local; en la que se le da prioridad a la seguridad de la comunidad en general y a las víctimas en particular; se recomienda promover el respeto de la diversidad cultural; y la solidaridad social debe promoverse manteniendo la moral pública y el respeto por la ley.


La Justicia Restaurativa es la esencia de los procesos de acogimiento que tengan como finalidad la paz social, pues la justicia restaurativa les devuelve el conflicto a las partes (Howard, Zehr, 2006); los infractores reconocen que han producido un daño y se hacen responsables y cuentan la verdad; reparan el daño causado, de manera real o simbólica, y prometen no repetir los actos que han dañado a la comunidad. Lo anterior, les posibilita avanzar hacia la reconciliación y reintegración social.


Justicia responsable, es el buen resultado de la justicia restaurativa.


Los procesos de acogimiento que se desarrollen dentro de la justicia restaurativa, permiten avanzar en una justicia responsable(John Rawls, 1971), que se basa en el papel y la responsabilidad ética del sistema de justicia en la sociedad, re-instalando así, el rol central de la teorización sobre la justicia en las ciencias sociales.


 La justicia responsable se puede presentar en la "pirámide de justicia responsable" representada en una jerarquía de respuestas ante el comportamiento antisocial o delictivo, priorizando las medidas menos intrusivas y más restaurativas en la base de la pirámide, y reservando las medidas más punitivas para los casos más graves en la cúspide. Este enfoque se alinea con los principios de la justicia restaurativa y busca promover una respuesta equilibrada y proporcional al delito, teniendo en cuenta tanto las necesidades de las víctimas como las del infractor, así como el bienestar de la comunidad en general.

 

Esta sería la pirámide de una justicia responsable socialmente.



Elaboración propia



Lo complejo de la paz en Medellín.

 

Pocos países en el mundo tienen la experiencia que tiene Colombia en procesos de paz. Desde el M-19, el Ejército Popular de Liberación, EPL, la Corriente de Renovación Socialista, CRS, Milicias Popular, MP, de Medellín, el Partido Revolucionario de los Trabajadores, PRT, el Quintín Lame, las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, las FARC-EP y el Ejército de Liberación Nacional, ELN, entre otros. Todas estas experiencias de negociación cuentan como aprendizaje en relación a lo que se debe o no hacer en futuros procesos de paz. Claro está, que depende de cada gobierno tomar nota o no, para continuar a partir de dichas enseñanzas o empezar de cero, con los efectos negativo que ello conlleva.


Pero en el caso de negociaciones de paz con grupos cien por cien urbanos, poco se sabe, con excepción de algunos intentos locales en la década de los noventa en ciudades como Medellín. (Ver Vivencia Urbanas de paz, Medellín década de los noventa, Sepúlveda, CIDOB. 2010.[3])

Una cosa es negociar con insurgentes o paramilitares en el monte, y otra muy distinta con los “combos”de Medellín, que cuando Pablo Escobar se sometió dijo, “…ahí les quedan 10.000 muchachos y 500 combos…pa´las que sean…pa´la buena, o pa´la mala” (para la guerra o para la paz), y 32 años después nadie sabe cuántos son. Lo cierto es que ya no les gusta que los llamen “combos”, y siguen esperando su proceso de paz, que por décadas les ha sido esquivo. Lo propusieron en la década de los noventa sin éxito, y de ello solo quedaron los “Pactos de Convivencia”, que luego fueron estigmatizados, y hoy en día nadie quiere saber de ellos, pero es lo único que los mantiene unidos y vivos, pues entre ellos aprendieron a pactar la vida.

La primera propuesta de paz desde la cárcel se dio en la década de los noventa, con el proyecto “Cárceles para la Paz”[4], en la Alcaldía de Sergio Naranjo Pérez,  desde donde se trabajó desde la cárcel de Bellavista, por la Convivencia Carcelaria y la Seguridad Ciudadana. Programa que resulto siendo criminalizado.


Pero las cosas han cambiado, desde aquella época, la de Pablo y “Popeye”, el “mugre” y el “angelito”, Medellín está más organizada en todo sentido como pocas, aún en su criminalidad. Una ciudad con un sentido de pertenencia, tan desarrollado que a veces produce miedo y exclusión, donde los grupos ilegales han avanzado en un control social / territorial como nunca antes, sin matar a nadie, pues en los barrios la orden es no matar, pues han aprendido que matar, no es que sea pecado o algo ilegal, es que el matar “calienta la vuelta”.

Jóvenes urbanos que lo tienen todo: familia, amigos, vecinos, novias, esposas, llevan sus hijos al colegio, hacen deporte, van al Atanasio a ver al “poderoso” o al “verde”, manejan todas las tecnologías, tienen carros, motos, celulares y computadores de última generación; están en redes, hablan por zoom y teams; visitan la zona rosa cuando quieren y de vez en cuando se pisan pa´la USA (EEUU). “Trabajan” en “multi negocios” rentables, que van desde tráfico de armas, el “gota a gota”, microtráfico (con toda la tecnología), la extorsión en todas sus modalidades y un etc. interminable.


Los Parceros, hacen parte de la vida comunitaria de sus barrios, tienen ONG, van a reuniones con los gobiernos locales, regionales, nacionales e internacionales. Se les reconoce por el conocimiento que tienen de sus comunidades y se hacen llamar defensores de DDHH. Estos mismos Parceros, se relacionan con todo el mundo del crimen, con los mexicanos, los “venecos”, los caleños, los costeños: Todos ganan, pues el negocio da pa”todos, siempre que respetemos las reglas del juego. Todo milimétricamente organizado y pensado. Trabajando 24/7, madrugadores, con responsables barriales, zonales, clientes bien atendidos, toda una empresa, en la que no se puede perder un peso. ¡Todo bien!


Estos jóvenes/parceros, ¿por qué se van a acoger a la justicia, si nadie los está persiguiendo, ni son requeridos judicialmente y además, viven muy bien en su casa y barrio? Solo un número reducido de ellos, tendrá interés en acogerse a la justicia, los jefes y los que están en la cárcel, para arreglar sus cuentas con la justicia y no ser extraditados; pero el resto, una vez estos se acojan a la justicia, seguirán llevando la “vuelta”, pues el negocio sigue mientras sea rentable, como me lo decía alguien en la cárcel de Bellavista en 1996. “vea viejo juangui, mientras esa vuelta de billete, los que quedan la siguen”.


Años después a finales del 2017 la Procuraduría General de la Nación acompañados por el INPEC, socializo con los jefes de bandas de la ciudad que estaban recluido en la Picota y en Cómbita, el Programa de Justicia Restaurativa diseñado para la delincuencia común, de acuerdo a la resolución 383 de junio del 2017.


Producto de ello, el 13 de marzo de 2018 desde la cárcel de Cómbita, Boyacá, donde estaban recluidos la mayoría de los jefes negociadores que hoy se encuentran en la cárcel de Itagüí, en Antioquia, le dirigieron al Presidente de la República Juan Manuel Santos, con copia a la PGN, a la Fiscalía General de la Nación y al INPEC. El documento está radicado en la Procuraduría General de la Nación bajo el número de radicado: E-2018-115423, el 13/03/2018, a las 12:04:33. En el Asunto del documento dice: “Manifestación formal de voluntad de trabajar por la paz desde los centros de reclusión de Colombia.”. A esta iniciativa de paz ninguna institución respondió.

 

 

Una cosa es Chicago y otra muy distinta, “Medallo”

 

Medellín es otra “vuelta”, nada se le parece, pues la han construido a su imagen y semejanza los que la gobiernan, que no es ni el alcalde, ni la Policía.


“Medallo” tiene una criminalidad urbana transformada y organizada, donde según la Defensoría del Pueblo[5], todos se coordinan desde una especie de “Cuerpo Colegiado”, con jefaturas únicas, que opera como una confederación en donde cerca de 15 estructuras de segundo nivel, controlan el Área Metropolitana, tienen representación de manera autónoma, sin mandos definidos y con libertad de alianzas. En todas las comunas y corregimientos tienen presencia de al menos un actor armado y ejercen control territorial de la ilegalidad en casi el 85% del territorio. La “Oficina” ya no es una estructura o un actor homogéneo; funciona como un modelo de criminalidad en red, donde prima las relaciones pacíficas entre las estructuras ilegales.


 Es a este “Cuerpo Colegiado” (C.C.), que el gobierno nacional quiere someter en una negociación de paz, para sumarlo a la paz total, pero los miembros de dicho C.C, prefieren hablar de acogimiento, pues eso de someterse no va con el orgullo paisa, y menos de unos parceros “paraos”, organizados …pa´las que sea: pa’ la paz o pa’ la guerra.


Según la Alcaldía de Medellín, en datos suministrados por el Secretario de Seguridad del Distrito, en Colombia existen 16 grupos de delincuencia organizada (GDO), de las cuales el 62% el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, que lo conforman 10 municipios. En esto 10 grupos de delincuencia organizados, trabajan directamente 3.000 personas,  y contacto los indirectos sería 5.000 en total. “Lo que pasa en Medellín no es delincuencia común, es puro crimen organizado”. Dichas organizaciones criminales, mandan en Medellín y tienen más gente que todas las guerrillas juntas. “Son empresarios del crimen”. Dice el secretario de Seguridad de Medellín.[6]


“Nosotros tenemos presente que no vamos con una ley de sometimiento, nosotros necesitamos es una ley de acogimiento a un Estado social de derecho”. “…sea participado en la construcción de acueductos, vías, comedores comunitarios, se ha llevado transporte hasta donde antes no llegaba”. Sebastián Murillo, miembro de la mesa de negociación, recluido en la cárcel de Itagüí. [7]


De otro lado, la “vieja guardia”, ya cincuentones,  con hijos universitarios y emprendedores, ya trabajan legalmente, “a lo bien” en cualquier barrio de la ciudad, da lo mismo Manrique que el Poblado, el 12 de octubre que Laureles. Son reconocidos por todos, pues generan empleo y dan ejemplo de resiliencia, pues siguen esperando la paz cuando amanece, y esquivan la guerra al anochecer, por eso siguen siendo “la voz”, que cuando se escucha… se obedece.


El apoyo reintegrador

 

Es la vergüenza de los ojos de los que te quieren, los que te puede hacer cambiar                                      (John Braithwaite)

 

La Teoría de la Vergüenza Reintegradora de JOHN BRAITHWAITE propone, rechazar el acto delictivo, el daño causado, reprocharle al que lo cometido el haberlo realizado, pero sin rechazarlo, sin estigmatizarlo, sino al contrario, acogerlo en familia. Se trata de rechazar el delito, pero no a la persona que lo cometió. Este rol integrador lo cumplen las familias, que tienen ese poder del afecto que hacen que el hijo que cometió un delito se avergüence del hecho y prometa no volver a repetirlo, y así, combinando vergüenza con arrepentimiento, se logra el olvido y el perdón y por lo tanto la paz, a la que debe tender la organización social. (Langón Cuñarro, M. 2000). En el caso de Medellín debería funcionarias l Teoría de la Vergüenza Reintegradora, en el entendido que los muchachos de los barrios tienen dos amores: la cucha (la mamá) y el barrio.


Los diez alcaldes del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, deben asumir el liderazgo de la Teoría de la Vergüenza Reintegradora, desde la teoría del ser, acoger, reintegrar, no estigmatizar a los que han manifestado la voluntad de paz desde las cárceles y barrios, pues son “hijos” de la ciudad, y los alcaldes representan a esos “padres” que deben reprocharles los actos delictivos que hicieron, pero sin negarles un abrazo de reconciliación y perdón,  y asumir compromisos a futuro de parte y parte, que permita la convivencia ciudadana. Dejando que, desde la teoría del deber ser, la fiscalía, los jueces, investiguen y juzguen, y el gobierno nacional, desde la política de paz, haga lo suyo.


No olvidar la lección que nos dejó la vida de Carlos Ledher, que cuando salió por primera vez de una cárcel de los EEUU, siendo aún un adolescente, llegó a su casa en Armenia, toco la puerta, el padre le abrió y le negó la entrada, diciendo que en esa casa no vivirían delincuentes. Con este acto el padre lo rechazó, lo estigmatizo y lo desintegró del hogar. Ledher, sin saber a dónde ir, recordó que tenía conocidos en Medellín, a donde se dirigió y al llegar lo recibió Pablo Escobar, quien lo integró al Cártel de Medellín, el resto de la historia ya la sabemos. Alcaldes del Área Metropolitana, abrámosle la puerta a los que quieren entrar y vienen arrepentidos, démosles otra oportunidad.


De otro lado, los Alcaldes del Área Metropolitana y el Gobernador deben dar un apoyo institucional mayúsculo a estas dicha iniciativa de paz, que pasa por la inclusión en sus Planes de Desarrollo 2024/2027, allende de colores partidistas y preceptos ideológicos. Aprovechar esta oportunidad que el actual gobierno nacional brinda, y es el hecho de tener en la misma cárcel y en sentados en la misma mesa a los representantes (los “camisas blancas”) de las 10 estructuras criminales más grande del país. Esa oportunidad no se volverá a tener. ¡¡Aprovéchenla!!, no pasen la vergüenza de dejarla pasar, por egos e ideología políticas. Las próximas generaciones no lo van a perdonar. El país y Antioquia lo necesitan y merecen.


De otro lado, el gobernó nacional debe estar preparado para atender todo lo anterior. Designar equipos humanos de diálogo interdisciplinarios flexibles, bien informados y formados; con actitud, aptitud y vocación; conocedores del conflicto urbano y de los actores con los que van a dialogar. Además, tener en cuenta que, los interlocutores de esos diálogos son representativos de una sociedad civil que llevan décadas esperando este momento, y que han pasado por las manos de muchos Alcaldes, Gobernadores y Presidentes promeseros, vendedores de humo…y nada de paz, lo que los ha llevado a fortalecerse en la criminalidad en todas sus manifestaciones.


Finalmente, que los negociadores del gobierno no olviden, que deben desglosar el conflicto urbano de Medellín y su Área Metropolitana, sabiendo superar muy bien, Personas, Procesos y el Problema (Juan Pablo Lederach, 1985), y lo más importante que una cosa es Dinamarca y otra muy distinta Cundinamarca; una cosa es París (Francia) y otra muy distinta el barrio París (Bello); una cosa son los Peaky Blinders de Birmingham (Inglaterra) y otra muy distinta los Triana de Medellín (Colombia); y que una cosa es Chicago de Al capone y otra “Medallo” de Pablo Escobar; y,  que el libro guía de los “camisa blanca” es el Arte de la Guerra, de Sun Tzu. ¡ojo!

 

El articulo está escrito en clave de no repetición, para que no fracase una vez más, un proceso de paz como sucedió en la década de los noventa en Medellín, cuando nos tocó escribir desde el exilio: 


Esta experiencia que rápidamente se lee, que fue duro escribirla y

hacerla mucho más, pues costó muchas vidas de jóvenes que en sus

noches de euforia, cuando soñábamos con la paz de Medellín, me

decían, casi con un sentimiento de advertencia: «viejo Juangui, no nos

ilusiones con la paz, no nos hagas soñar con la paz», está dedicada a

todos ellos: a los que se quedaron insistiendo en la ilusión de la paz y ya

no están; a los que se tenían que quedar y tuvieron que sumarse a otra

idea de la paz; e incluso, a los que ya no sueñan… con la paz.[8]


¡¡La buena pa’ todos!! 


 

[1] Sepúlveda Arroyave, Juan Guillermo, fue Procurador de Antioquia en 1990. Dirigió la Oficina de Paz y Convivencia entre 1995 y 1998. Es el creador de la Metodología Espiral de Paz. Autor del libro, "Vivencias Urbanas de paz, Medellín, década de los 90a”. Radicado en Barcelona por más de una década. De nuevo en Colombia, trabaja para promover e implementar la Cultura y la Justicia Restaurativa para la gente del común.

[2] Manual sobre programas de justicia restaurativa SERIE DE MANUALES SOBRE JUSTICIA PENAL. NACIONES UNIDAS Nueva York, 2006. Pág. 37

[3] Sepúlveda Arroyave, Juan Guillermo, “Vivencias Urbanas de Paz, Medellín década de los noventa” https://www.cidob.org/es/publicaciones/serie_de_publicacion/monografias/monografias/vivencias_urbanas_de_paz

[4] Sepúlveda Arroyave, Juan Guillermo, “Vivencias Urbanas de Paz, Medellín década de los noventa” https://www.cidob.org/es/publicaciones/serie_de_publicacion/monografias/monografias/vivencias_urbanas_de_paz

Pág. 125.

[5] Defensoría del Pueblo. ALERTA TEMPRANA N° 032-2020 Fecha: 17 de julio de 2020

[6] Jefes de la Oficina de Envigado hablan de las negociaciones de paz con el gobierno - Los Informantes. https://www.youtube.com/watch?v=eHHa08xFEl0

[7] Ibidem

[8] Sepúlveda A Juan Guillermo.” VIVENCIAS URBANAS DE PAZ, MEDELLÍN DECÁDA DE LOS NOVENTA”, CIDOB, Barcelona, 2010. Pág. 156.

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