Por: Redacción Pares
Foto tomada de: RCN Noticias
El clima ha cambiado por completo. Hace unas semanas nos quejábamos de los días sin sombra, de la sequía durísima que tostaba todo lo que tocaba. Además, los embalses en el país empezaban a bajar el promedio. Por eso se implementaron medidas como el racionamiento en Bogotá cada nueve días. Pero el cambio climático es de extremos. Y ahora el panorama ha cambiado por completo. Ahora las lluvias arrecian y con ellas las inundaciones. En Chocó ha dejado a más de 150 mil personas damnificadas al igual que en la Alta Guajira. A finales de la semana pasada las lluvias provocaron en Bogotá inundaciones en el norte de la capital. La autopista sufrió desbordamientos de rios en el sector de Guaymaral dejando bloqueada esa salida. Esta semana hasta el senado de la República sufrió los rigores de los aguaceros.
Por eso, en medio de las malas noticias apareció una que invita a la esperanza. Y es que los niveles de los embalses están subiendo. Eso sí, son noticias buenas a medias ya que aún no están a la par de sus niveles históricos. El racionamiento de agua se ha implementado en Bogotá desde abril y la gente espera en la capital que este periodo termine lo más rápido posible. Por eso, cada aguacero es una esperanza. En los embalses de Chinganza y Chuza el nivel, por primera vez en el año, estos superan el 50% del nivel. La situación fue tan angustiosa que, si llegaba el nivel a bajarse del 36% se podrían llegar a medidas como hacer racionamientos cada cinco días. Los niveles de los embalses están en Chuza en el 38%, San Rafael un 89%, Chingaza en un 50%, Neusa en un 76%, Tominé en un 49% y así la gran mayoría de embalses, todos volviendo a tener niveles que les permitirían operar con normalidad.
Pero no, el día cero que indicaría el regreso de la normalidad parece alejarse. Ahora la excusa del alcalde Galán es afirmar que los meses que van entre enero y marzo serán secos entonces es mejor irse preparando. La gente en la capital está mentalmente harta de estar pensando cada nueve días en prepararse para pasarlos sin agua. Pero hay que tener paciencia. Lo que preocupa es que de la alcaldía hay no está el compromiso de ponerle una fecha al final de esta tortura.
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