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¿Qué es y de dónde viene el grupo “La Cordillera”?

Por: Santiago Medina Ramos, Asistente de Investigación

Línea Convivencia y Seguridad Ciudadana


Foto tomada de: La Haus y Noticias Caracol


Desde el pasado 05 de octubre el nombre del grupo delincuencial “La Cordillera” ha vuelto a estar en el foco de la opinión pública y de las autoridades, tras la publicación, por parte la Revista RAYA y RTVC Noticias, de un informe en el que revelaron los presuntos nexos que, según una investigación de la Fiscalía, tendría el empresario César Augusto Giraldo, alias “Calzones”, con esta estructura que opera en el departamento de Risaralda. “La Cordillera” ya había sido el centro de la opinión pública en el mes de mayo del 2022, cuando el entonces candidato a la presidencia Gustavo Petro advirtió que este grupo tenía un plan para atentar contra su vida; así como también en el año 2021, cuando fue señalada de ser responsable del asesinato del estudiante Lucas Villa, en el contexto del Paro Nacional.


En medio de este contexto en el que “La Cordillera” aparece como protagonista, y en el que se menciona desde empresarios como “Calzones” hasta exjefes paramilitares como alias “Macaco”, vale la pena hacer una revisión histórica de la manera en la que esta estructura ha construido y mantenido su capacidad de influencia y control en el Área Metropolitana de Pereira, y qué implicaciones tiene esto en términos de seguridad para la capital del departamento de Risaralda.


Este grupo delincuencial lleva casi dos décadas operando en la ciudad de Pereira y los municipios de Dosquebradas y La Virginia, en Risaralda, y se ha dedicado fundamentalmente al negocio del tráfico de estupefacientes, al sicariato y a la extorsión. Juan Miguel Álvarez (2013) en su libro Balas por encargo. Vida y muerte de los sicarios en Colombia, narra cómo se empezó a consolidar el negocio de las ollas de microtráfico en Pereira a inicios de los años 2000, a manos de los hermanos Herrera Arrubla, miembros del Frente Capital de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que operaban en el denominado Cartucho en Bogotá, y se trasladaron a la capital risaraldense tras la intervención en dicho sector por parte del entonces alcalde Enrique Peñalosa. Allí comenzaron a establecer una red de microtráfico que empezó a ser conocida como “Cordillera”.


La hegemonía de los hermanos Herrera Arrubla empezaría a ser disputada en el año 2005, tras la desmovilización del Frente Héroes y Mártires de Guática, perteneciente al Bloque Central Bolívar de las AUC, comandado por Carlos Mario Jiménez alias “Macaco”, uno de los principales líderes de esta estructura paramilitar. Según Álvarez, tras la desmovilización de este Frente, “Macaco” ordenaría a sus hombres movilizarse a la ciudad de Pereira y comenzar a establecer ahí un monopolio sobre las actividades ilegales. Como menciona Marulanda (2013) en su artículo sobre las ollas en Pereira, el Área Metropolitana de Pereira empezó a generar un alto interés para los narcotraficantes de Medellín y Cali por sus posibilidades de inversión, pero, como menciona Álvarez, fue “Macaco” quien logró hacerse terreno a través de la violencia y quedarse con el negocio de que antes dominaban los hermanos Herrera Arrubla, contribuyendo a que capturaran a dos de ellos y asesinando a uno.


“Macaco”, junto con otros paramilitares desmovilizados como Jacinto Nicolás Fuentes alias “don Leo”, Héctor Duque Ceballos alias “Monoteto”, y José Fabián Guzmán alias “Niño Fabián”, mantuvieron el nombre de “Cordillera” y empezaron a un proceso de expansión de las ollas de microtráfico. Esto perduraría por lo menos hasta el año 2008, en el que “Macaco” fue capturado y posteriormente extraditado a los Estados Unidos, dejando como coordinadores a hombres como “don Leo” y “Niño Fabián”, que terminarían teniendo divisiones internas. Según Marulanda (2013), se empezaría a configurar un declive de “La Cordillera” como organización hegemónica en la zona del Área Metropolitana de Pereira, y otros grupos como “Los Rastrojos” y “Los Urabeños” empezarían a incursionar en las economías ilícitas, evidenciando un proceso de atomización de estas actividades, así como un aumento en las dinámicas de violencia armada.


Tras esta división, en la que “don Leo” dio un paso al costado para desplazarse al sur de Bolívar y comandar un grupo paramilitar allí, fue “Niño Fabián” quien asumió como uno de los principales jefes para posteriormente ordenar el asesinato de “Monoteto”, quien fuera hasta entonces la principal ficha de “Macaco”, y así quedarse con el liderazgo completo. “Niño Fabián” sería el máximo cabecilla, acompañado de hombres como alias “Casandra” y alias “Don Omar”, hasta el año 2011 en el que fue capturado e imputado por la Fiscalía, tras lo cual Bernardo Campo alias “Berny” asumiría el liderazgo de la estructura, hasta que se entregó a las autoridades en 2015 con la intención de colaborar. Obed Maldonado alias “Tres Caras”, y Ferney Vélez alias “Garra” serían los sucesores de “Berny”, sin embargo, fue capturados en los años 2015 y 2016 respectivamente. Estas capturas, que no permitieron que la estructura tuviera un mando sólido y estable en el tiempo, hicieron considerar a las autoridades que había sido completamente desarticulada.


Sin embargo, a pesar de estos golpes, “La Cordillera” fue producto de reorganizaciones y siguió operando, en medio de otras estructuras delincuenciales en la ciudad, al mando de cabecillas como alias “Gordo Ariel” desde el 2017, evidenciando la dificultad de combatir y mermar su capacidad de influencia y control en el Área Metropolitana. Los operativos de las autoridades contra esta estructura continuaron, propinando golpes, como la captura en 2018 de alias “Chirri”, un mando medio que operaba en el barrio Cuba y en el municipio de La Virgina, así como la captura de 12 miembros pertenecientes a una banda subcontratada llamada “La Franquicia” en 2019, y la de 4 hombres más encargados de la extorsión y el cobro ‘gota a gota’ en el año 2020.


Ahora bien, como se mencionó anteriormente, en el año 2021 el nombre de “La Cordillera” empezó a escucharse en la opinión pública a nivel nacional, debido a que se les empezó a relacionar directamente con el asesinato del líder estudiantil de la Universidad Tecnológica de Pereira Lucas Villa, en medio de una movilización desarrollada en el contexto del Paro Nacional de ese año, lo cual habría sido planeado con antelación con el objetivo de generar temor y evitar los bloqueos por parte de los manifestantes. Al parecer sería Andrés Felipe Mejía Elejalde alias “La P”, jefe de una banda de microtráfico y sicariato subcontratada por “La Cordillera”, el encargado de ejecutar este plan (El Espectador, 2022), evidenciando la capacidad de subcontratación y de control territorial que tiene esta estructura.


Pero fue en 2022 cuando se empezó a evidenciar la magnitud de sus capacidades, en el momento en el que el hoy presidente Gustavo Petro, en ese entonces candidato, anunció por medio de un comunicado que cancelaría su gira de campaña por el Eje Cafetero, debido a que tenía conocimiento de un plan por parte de “La Cordillera” para atentar en contra de su vida. Si bien en su momento estas acusaciones fueron desmeritadas por la Fiscalía, que mencionó que no tenía conocimiento de dicho plan, sí puso el foco sobre esta organización, y sobre algunos nombres vinculados a ella, como el del empresario César Augusto Giraldo, conocido como “Calzones”.


Ahora, tras la mencionada publicación de la Revista RAYA y RTVC Noticias, en la que se revela un organigrama de “La Cordillera” hecho por la Fiscalía, que posiciona a “Calzones” en la primera línea de mando de la estructura, se ha empezado a preguntar por los nexos que existen entre esta organización y sectores empresariales y políticos de la ciudad y del departamento, y que le permitirían no sólo mantener las rentas ilegales del narcotráfico y la extorsión, sino también llegar tener la capacidad de asesinar a un candidato a la Presidencia.


Como evidencian RAYA y RTVC, “Calzones” es un conocido militante del Centro Democrático de Risaralda que ha sido visto en múltiples ocasiones con importantes miembros del partido, incluido el expresidente Álvaro Uribe, y constantemente ha apoyado candidaturas de este. Como menciona Cecilia Orozco en su columna de opinión, esto sería una grave ecuación que combina a la política (en este caso de derecha) con el mundo criminal, que podría incluso interferir en las investigaciones, y hasta poner en duda la transparencia de instituciones como la Fiscalía.


Cabe mencionar también que Carlos Maya, alcalde de Pereira, reconoció haber tenido contacto con “Calzones” durante el Paro de 2021, pues sabía que este era un hombre cercano al Centro Democrático, por lo que pidió su ayuda para comunicarse con el entonces presidente Iván Duque y su ministro de Defensa Diego Molano, con el fin de recibir apoyo de Fuerza Pública en el marco de las situaciones violentas presentadas en la ciudad durante las manifestaciones. Teniendo en cuenta los presuntos nexos de “Calzones” con “La Cordillera”, estas dinámicas políticas se pueden ver seriamente cuestionadas, sobre todo por casos como el de Lucas Villa.

Por otro lado, pocos días después de la publicación del informe de la Revista RAYA, se presentó un atentado sicarial en el sector de Maraya, en Pereira, en el cual fue asesinado Bernardo Campo alias “Berny”, que como se mencionó anteriormente, fue cabecilla de “La Cordillera” hasta que se entregó y negoció su condena a cambio de información para la Fiscalía; también fue asesinado Diego Fernando Ramírez alias “Osama”, quien haría parte de la estructura actualmente. Las hipótesis señalan que se trataría de una venganza por parte de “La Cordillera”, lo cual cobra sentido en el contexto de las acusaciones contra “Calzones” y por el hecho de que “Berny” fue colaborador de la justicia, sin embargo, aún no se han esclarecido los motivos del atentado.


Actualmente “La Cordillera” estaría liderada por alias “Diego Pereira”, y en el organigrama revelado por RAYA, además del nombre de “Calzones”, se mencionan otros como “Marulo”, “Gordo Eleazar”, “Don Gildardo”, “Mono Tafur”, e incluso a antiguos cabecillas como “Niño Fabián”, “Garra”, “Tres Caras”, “Leo”, e incluso el mismo “Berny”. Aparece también el nombre de Carlos Mario Jiménez alias “Macaco” como cofundador de la organización y como un cabecilla principal, sin embargo, la Fiscalía ha anunciado que “Macaco” ya no está vinculado a este caso, y él mismo ha dicho que no está relacionado con él y que tiene intenciones de aportar a la Paz Total y dar declaraciones ante la JEP, por lo que existen incongruencias en las investigaciones que generan dudas sobre su participación.


A partir de esta revisión, se puede considerar que el hecho de que “La Cordillera” sea liderada por una persona con tanta capacidad de influencia política como “Calzones”, sumado a los cuestionamientos que se han hecho hacia los entes investigativos como la Fiscalía por su poca diligencia (e incluso negligencia) a la hora de esclarecer estos hechos, genera preocupaciones sobre la capacidad de influencia que pueda llegar a tener esta estructura, ya no sólo en las rentas del narcotráfico, sino también en lo relacionado con el ámbito político.


Marulanda (2013) menciona que las denominadas ollas, más que puntos físicos donde se distribuyen los estupefacientes, se configuran como redes más complejas de relaciones, que incluyen no sólo lo económico, sino también lo político y lo social, que permiten a las estructuras delincuenciales como “La Cordillera”, generar y asegurar control territorial, fuentes de financiación e incluso capital político a través de la cooptación de cargos burocráticos. Esto, para el caso de Pereira, se configuraría como una problemática estructural debido a la ya evidenciada historia de incursión que ha tenido el paramilitarismo y el narcotráfico en la ciudad, lo que ha generado también problemas de violencia armada.


Se considera relevante plantear esto, pues las discusiones alrededor de la seguridad en la ciudad de Pereira y su área metropolitana ya no se limitarían solo a las dinámicas de las economías ilícitas como las ollas del microtráfico y las actividades extorsivas, sino que empieza a plantear la posibilidad de la existencia de redes de corrupción más grandes, que incluyen a sectores políticos y empresariales ligados al mundo de la criminalidad. Esto supondría un reto para las autoridades de la ciudad, sobre todo teniendo en cuenta que “La Cordillera” ha sido objeto de numerosos operativos en los que han sido capturados sus principales cabecillas, y aún así se ha mantenido vigente y activa, mostrando además una importante capacidad de acción y control territorial.


Esto debería ser asumido con una mayor rigurosidad por parte de instituciones como la Policía, y sobre todo la Fiscalía, que se ha visto envuelta en polémicas debido a las constantes tensiones que parecen tener un carácter político con el Gobierno Nacional, y ha desestimado las serias acusaciones que han hecho contra “La Cordillera” y sus presuntos miembros, mientras esta se posiciona como una problemática compleja para la seguridad de la ciudad y su área metropolitana, y que, como se ha visto, puede llegar a tener repercusiones de alcance Nacional.


Referencias


Álvarez, J. M. (2013) Balas por encargo. Vida y muerte de los sicarios en Colombia. Bogotá: Rey Naranjo Editores

“Calzones”, el poderoso aliado de Uribe es un narco para la Fiscalía. (2022, diciembre 17). Revista RAYA. Disponible en https://revistaraya.com/calzones-el-poderoso-aliado-de-uribe-es-un-narco-para-la-fiscalia.html

Caso Lucas Villa: las pruebas contra organización criminal La Cordillera. (2022, diciembre 17). El Espectador. https://www.elespectador.com/colombia-20/conflicto/lucas-villa-organizacion-criminal-de-pereira-la-cordillera-habria-ordenado-su-asesinato-en-el-viaducto/

Marulanda Gómez, L. F. (2013). ‘La liminalidad de las ‘ollas’: relaciones entre la ilegalidad y la legalidad en el mercado de drogas ilícitas de la ciudad de Pereira’. En: Virajes, Vol. 15, No. 2. Manizales: Universidad de Caldas.

 

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