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¿Qué pasa con el programa Jóvenes en Paz en Buenaventura?

Por: Oficina Pares Pacífico




Nueve meses después de su implementación en Buenaventura, uno de los programas emblemáticos del Gobierno del cambio dirigido a las juventudes, enfrenta serios inconvenientes operativos en uno de los territorios donde la Paz es un anhelo. Las dificultades incluyen desde la no entrega de transferencias monetarias condicionadas a algunos beneficiarios, hasta la baja participación de organizaciones comunitarias en el proceso de corresponsabilidad o trabajo comunitario, esto último constituye la principal estrategia para acercar a los jóvenes a iniciativas de paz y alejarlos del conflicto armado.


Contexto


El pasado 7 de julio de 2023, durante el lanzamiento del programa "Universidad en tu Territorio" en Buenaventura, el presidente Gustavo Petro pronunció la polémica frase "les vamos a pagar por no matar", que generó revuelo en medios de comunicación. Sin embargo, la frase se refería al programa nacional "Jóvenes en Paz", una iniciativa originada durante la administración de la "Bogotá Humana" que benefició a 10.000 jóvenes de zonas vulnerables de Bogotá. Petro prometió expandir este programa a 100.000 jóvenes en el país, especialmente en territorios de alta vulnerabilidad y violencia.

¿Después de nueve meses qué pasa con el programa en Buenaventura?


La implementación en el territorio de Buenaventura.

 

En Buenaventura, el Programa Nacional Jóvenes en Paz comenzó en febrero de 2024 con el propósito de implementar una ruta de atención integral para las y los beneficiarios que brinde nuevas oportunidades a los jóvenes y así prevenir su vinculación en la criminalidad.  En términos generales, la ruta integral comprende varios componentes: Educativo, Psicosocial, Jurídico y de Corresponsabilidad. El programa ofrece un proceso pedagógico y de construcción individual que permite a los jóvenes construir planes individuales y colectivos; a la vez que brinda un incentivo de transferencia monetaria condicionada mensual, de acuerdo con su nivel de participación.


Los beneficiarios son jóvenes en condición de vulnerabilidad y víctimas. No obstante, aunque el programa en su componente jurídico busca acompañar a quienes se encuentren en procesos judiciales, los jóvenes con órdenes de captura vigente no pueden ser beneficiarios.


Principales logros

 

De acuerdo con Reinaldo Areiza, funcionario del Ministerio de Igualdad y Equidad, y líder del componente educativo a nivel nacional, la iniciativa presenta importantes logros en materia de implementación. A la fecha, un total de 823 jóvenes han firmado el acuerdo de participación que los acredita como miembros del programa; y en materia de articulación, la ARN ha brindado 335 cupos para corresponsabilidad que ha permitido la vinculación de jóvenes a este escenario.

 

Se han habilitado espacios con participación de los jóvenes, estos van desde sumarse a actividades de limpieza y jornadas de biotruque en el territorio, hasta incidir en la cumbre global de Niñez y Juventud por la biodiversidad, un espacio en el marco de la COP16, en donde los jóvenes vinculados al programa pudieron contar su experiencia, y aportar a la construcción un manifiesto por la diversidad. Además, se ha logrado que alrededor de 50 jóvenes logren vincularse a ofertas de educación, y que otros quieran retomar sus estudios.

 

Estos son sin duda logros importantes en un territorio como Buenaventura, pero a casi diez meses de la implementación del programa no dan cuenta de avances significativos.

 

 

Retos y desafíos

 

La iniciativa aún no ha logrado el posicionamiento que se proyectó, a pesar de estar en 7 puntos de la ciudad, en la actualidad ha alcanzado el 68,5 % de los beneficiarios, es decir, de los 1.200 cupos para el Distrito, 823 jóvenes han firmado acuerdo de participación y corresponsabilidad. De los 823 jóvenes activos, 335 se encuentran realizando trabajo comunitario con la Agencia para la Reincorporación y Normalización, pese a que esto es visto como un gran logro, significa que solo el 40,7% de los beneficiarios están en el proceso de corresponsabilidad, más de la mitad de los jóvenes no han logrado ser vinculados.


Aunque de acuerdo con el articulo 27 del decreto 1649 de 2023, las entidades nacionales deben acompañar y brindar garantías en el ejercicio de corresponsabilidad de los jóvenes, la articulación con otras instituciones gubernamentales sigue siendo un gran reto, y según Angie Moreno funcionaria del programa, conscientes de esta dificultad, se ha resuelto destinar una persona especifica en los territorios que se encargue de este componente.


Las implicaciones de este resultado pueden verse reflejadas a futuro en la implementación, ya que, si un joven no lograr cumplir el ciclo de formación y trabajo comunitario no puede obtener el incentivo monetario, lo que ocasionalmente podría generar frustración, desestimar la participación y aumentar la deserción. Para Reinaldo Areiza, la transferencia monetaria condicionada ha permitido que los participantes no solo mejoren sus condiciones de vida, sino que también fortalezcan la economía local. Pero para algunos jóvenes esta transferencia sigue siendo solo una ilusión. De acuerdo con testimonios de lideres y beneficiarios, muchos no han recibido ni siquiera el primer desembolso y no existe claridad con relación a qué va a pasar, o cuándo van a recibir realmente. Las respuestas a estas denuncias se reducen a explicaciones sobre retrasos en los reportes, falta de documentación de los beneficiarios, o lentitud en el proceso.


Reflexiones finales y Recomendaciones Jóvenes en paz es una gran apuesta de transformación integral, y tal como lo señala Angie Moreno “el programa significa mucho más que la transferencia monetaria, implica una articulación y un trabajo institucional robusto”, lo que sigue siendo una necesidad imperante.

 

Aunque mucho se ha dicho con relación a que jóvenes en paz ofrece una ruta de atención integral, en la praxis esta integralidad no se ha visto materializada, y con la reciente salida de Gareth Sella viceministro de las juventudes, crecen los interrogantes sobre el futuro del programa. 


Desde la fundación Paz y Reconciliación, oficina Regional Pacifico, planteamos recomendaciones que permitan mejorar la implementación del programa en Buenaventura, destacando la importancia de una articulación sólida y la participación activa de organizaciones sociales y comunidades que permitan fortalecer el impacto en la juventud del territorio.


1.     Implementar un mecanismo de seguimiento y evaluación: Establecer un mecanismo eficiente que permita garantizar el reporte de información de manera rápida y eficaz, y con ello la transferencia monetaria de manera oportuna.


2.     Crear un comité interinstitucional para el proceso de corresponsabilidad que promueva espacios donde confluyan diversos actores en el territorio, como la Alcaldía Distrital, organizaciones de base comunitaria, Juntas de Acción, cooperación internacional, sector académico, y las distintas entidades que operan en la ciudad, esto con el fin de que las juventudes beneficiarias puedan tener mayores ofertas para el trabajo comunitario.

 

3.     Promover una estrategia de comunicaciones que permita diversificar los canales de comunicación internos y externos, y así llegar a todos los sectores de la ciudad, esta iniciativa le permitirá al programa visibilizar los avances, y generar mayores impactos en materia de articulación.


4.     Acercar el programa al espacio de conversación socio-jurídica implementado por el gobierno nacional para poner fin a la guerra entre Shottas y Spartanos. Este acercamiento que permita seguir vinculando jóvenes de entornos violentos al programa Jóvenes en Paz y desarrollar de manera equilibrada el plan de acción para cada territorio.  

 

Para la paz, todo.

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