Por: Ghina Castrillón Torres
Politóloga feminista
La Revista Semana copió varios párrafos enteros de un texto de la Oficina Pares Pacífico de la Fundación Paz & Reconciliación (Pares) al presentar una noticia sobre la candidata a la Alcaldía de Buenaventura, Ligia del Carmen Córdoba.
Estos párrafos fueron copiados de manera descarada sin dar el crédito debido al autor original. Este acto lamentable reafirma los constantes cuestionamientos a la integridad periodística de Semana, y también pone de manifiesto una falta de respeto hacia el trabajo investigativo que hacemos (al final expongo evidencia).
El descubrimiento se produjo mientras investigaba para mi columna de esta semana, que sería de otro tema, pero no pude pasar por alto esta evidente falta de ética periodística. En un momento en que la información precisa y confiable es más importante que nunca, es inaceptable que un medio de comunicación del alcance de Semana recurra a este tipo de actos.
Cabe resaltar que, de acuerdo con el Panel de Opinión de Cifras y Conceptos, la Revista Semana es uno de los medios de comunicación más consultados en Colombia. Este alto nivel de influencia resalta aún más la responsabilidad que tiene la revista con la información que difunde como propia. La Revista Semana fue considerada durante mucho tiempo un pilar del periodismo de calidad, pero perdió ese terreno cuando llegaron personas como Vicky Dávila y salieron referentes como Daniel Coronell o María Jimena Duzán. Pero si bien perdió calidad, ha ganado terreno en el mundo de los clicks y likes, logrando gran alcance al posicionar tendencias en la agenda pública y con su falta de ética desacredita por completo la labor periodística
Este hecho se presenta en un contexto de críticas constantes que enfrenta Semana por la forma en que su directora, Vicky Dávila, aborda la información. Su estilo amarillista ha sido objeto de controversia. Un ejemplo de esto es la forma en que manejó la investigación sobre los dineros robados a Laura Sarabia. La revista afirmó tener una fuente anónima en este caso, lo que generó un debate sobre el uso de fuentes anónimas en el periodismo, ya que en algunos aspectos pueden llevar a la difamación. Además, ha demostrado un sesgo evidente al presentar información parcializada y fragmentada, como en el caso de la pelea entre Benedetti y Sarabia, en el que la revista inicialmente no proporcionó la información sobre todos los hechos.
Pero más allá de la orientación política de Semana, Colombia merece medios comprometidos y respetuosos con la verdad, no aquellos que buscan solo la atención y los likes.
Es importante señalar que la Fundación Pares, como organización comprometida con la investigación y el análisis de contexto, siempre ha estado dispuesta a colaborar con los medios de comunicación y sus equipos para compartir información de nuestras investigaciones y análisis. Sin embargo, esta disposición no equivale a permitir que los medios se apropien del trabajo ajeno.
Si requieren información nos pueden llamar, lo podemos discutir, pero ¿cómo es posible que un medio de comunicación, que es propiedad de uno de los grupos económicos más influyentes, que tienen los recursos para hacer sus propias producciones, termine copiando sin mayor disimulo?
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