Por: Redacción Pares
Desconfía de una persona que afirme que todo tiempo pasado fue mejor. Esa nostalgia la pueden tener, si acaso, los grandes imperios, las civilizaciones que avanzaron creando inventos, leyes, que nos fueron quitando las ataduras. Pero Colombia no. En Colombia son necesarios los cambios, algunos que ni siquiera sabíamos que eran necesarios. Las historias ya las conocemos. En reuniones familiares escuchamos a un primo recordar las travesuras de algún abuelo. Contar, entre risas, que el abuelo Eusebio se robó a la abuela Magola cuando esta tenía 14 años. El tenía 35 “pero la edad no es un impedimento para el amor” Tuvieron 12 hijos y se amaron hasta el final, en uno de esos matrimonios “que ya no se dan”. La familia aplaude, ve fotos con nostalgia. Nadie se cuestiona si lo que cuentan como el inicio de una estirpe no es más que la historia de una violación que se perpetuó legalmente.
La costumbre, que parece bíblica, aún es legal en Colombia y se practica. Si se tienen los permisos legales una familia puede otorgarle la obligación -el yugo- a una niña de casarse con un hombre mucho mayor que ella. El Congreso está intentando quitar esta ley a como de lugar. En 1886 se aprobó una Constitución que según Rafael Núñez era tan perfecta “que estaba escrita por los ángeles” un año después se aprobó un artículo del código civil en donde se dio vía al matrimonio infantil en Colombia. Como bien lo reseña el diario El País de España una de las grandes impulsoras de esta idea es Angela Anzola, directora de la fundación Plan. El Ministerio de Educación aprobó el proyecto de ley que busca blindar la protección de los menores para que tengan un mejor desarrollo de su personalidad. No casarse a tan temprana edad es al menos uno de esos primeros pasos.
Según datos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, entre el 1 de enero del 2019 y el 31 de julio del 2022 se solicitaron 400 permisos para permitir que menores se casaran. Mientras que la Superintendencia de Notariado y Registro reportó que 114 chicxs se casaron en 2023.
Antes de la pandemia la UNICEF entregó un informe titulado “Análisis de situación de los matrimonios infantiles y las uniones tempranas en Colombia (2010-2020)” las cifras no pueden ser más escabrosas: 31.718 niñas entre 10 y 14 años se casaron en Colombia en el año 2020.
Las niñas casadas a edades tan tempranas viven en carne propia dos crímenes, secuestro y violación. No tienen derecho a elegir entre ser madres o no. Su cuerpo no les pertenece. El cuerpo como botín de guerra se sigue usando en territorios donde el conflicto arrecia. En Arauca y Catatumbo, donde la fundación Paz y Reconciliación tiene enlaces territoriales, se denuncian como el comandante de un grupo armado se obsesiona con una niña y la familia voluntaria o obligada por el poder de las armas, no tiene otro camino que entregar a la menor.
Según el Censo Nacional de Población y Vivienda para el 2018 470 mil niñas y niños de este país estaban casados o vivían en Unión Libre. Esto afecta directamente no sólo la salud de los afectados sino que la interrupción de su ciclo educativo perjudica directamente las expectativas laborales. Casarse temprano es una de las formas para estar condenado a la pobreza.
En la Comisión Primera del Senado, el pasado 6 de agosto, se inició la discusión. La propuesta está liderada por la congresista Jennifer Pedraza, del partido Dignidad y Compromiso y Clara López del Pacto Histórico. Es de resaltar que por lo menos, desde el 2007, 10 veces se ha intentado tumbar este código civil que es una clara invitación a la pedofilia. Fue precisamente el partido Conservador quien presentó la propuesta de tumbarlo por primera vez en el 2007 y que el propio Alvaro Uribe como senador también lideró esta propuesta. Después de tantos esfuerzos el pasado 14 de agosto La Comisión Primera del Senado aprobó el tercer debate de ese articulado. Se está muy cerca de prohibir esta práctica atroz. Sólo le falte el trámite de un debate del senado para tumbar un código que convierte en legal que una niña de catorce años se case con alguien veinte o más años mayor. En eso hay suficiente consenso. No hay un solo congresista lo suficientemente vil y retardatario que lo impida.
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