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Se cae la infamia contra Carlos Caicedo

Por: Redacción Pares




El 5 de septiembre del 2002 Roque Morelli, decano de la facultad de Educación de la Universidad del Magdalena, esperaba un bus en el barrio donde vivía, La Ciudadela. Iba a cumplir otra jornada como docente cuando dos hombres se bajaron de una motocicleta. Sin decir una sola palabra sacaron una pistola y le pegaron dos tiros en la cabeza. En ese momento el rector de la Universidad del Magdalena era Carlos Caicedo quien, en apenas cinco años y, a pesar del auge del paramilitarismo en ese departamento, logró sacar del pantano administrativo en el que se encontraba esa alma mater.

 

Rodrigo Tovar Pupo, alias “Jorge 40”, era uno de los amos y señores del Caribe. En el Magdalena compartía el trono con Hernán Giraldo, mejor conocido con su alias de Taladro, segundo comandante del Bloque Norte. Giraldo y Tovar Pupo estaban interesados en poner fichas en la Universidad del Magdalena. Carlos Caicedo lo iba a impedir. El resultado fue desatar el horror sobre esta institución educativa. Por eso ya habían sido asesinados el líder estudiantil Hugo Elías Maduro Rodríguez, en mayo del año 2000, el vicerrector de la U del Magdalena, Julio Alberto Otero un año después. El asesinato de Roque Morelli causó estupor dentro de la junta directiva de la institución. Caicedo era muy cercano a ellos, a sus familiares. Al dolor de perderlos le tenía que agregar un peso extra: el señalamiento de que él había sido la persona que los mandó a asesinar. Incluso le abrieron una investigación en Fiscalía. Sus adversarios cumplían con su labor, la de desestabilizarlo, la de dañar su imagen. A pesar de eso siguió nadando contra la corriente.

 

La infamia, alimentada por sus enemigos, la élite política de Santa Marta y el Magdalena, contra las que ha luchado en toda su vida. Todos sabían que esto no era cierto, que incluso Carlos Caicedo estaba en la lista de muertes de los paras. Veinte años duró la persecución. El mismo Jorge 40, en una declaración hecha en el 2023, afirmó que Carlos Caicedo no tuvo nada que ver con el asesinato de Roque Morelli. Así lo hizo en una indagatoria en la Fiscalía en donde buscaba contar la verdad para obtener una rebaja de pena. Ese mismo año su caso precluyó.

 

Pero necesitaba que la infamia se cayera por completo y esto sucedió el pasado 21 de abril cuando la Fiscalía General de la Nación confirmó que Rodrigo Tovar Pupo, alias “Jorge 40” y el ideólogo de extrema derecha Adriano Sánchez Comas, alias “Don Juaco” fueron los autores de estos asesinatos que buscaban “limpiar” ideológicamente a la Universidad del Magdalena y marcarle el camino a la extrema derecha. Según la resolución de acusación el determinante del crimen fue “el odio ideológico”. Los comandantes paramilitares creían que Morelli pertenecía a un grupo guerrillero.

 

En redes sociales el líder de Fuerza Ciudadana escribió sobre el esclarecimiento de esta situación de esta manera “La verdad sigue abriéndose paso. Siempre fui inocente. Durante más de 20 años enfrenté amenazas contra mi vida por parte de paramilitares, sus aliados políticos y sectores empresariales que, disfrazados, usan la política. Hoy, la Fiscalía confirma nuevamente lo que siempre denuncié: agentes del Estado y el paramilitarismo son responsables de los crímenes en la Universidad del Magdalena”.

 

La verdad y la justicia, en este caso, prevaleció.

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