top of page

¿Se equivoca de nuevo Germán Vargas?

Por: León Valencia, director – Pares


Desde el pasado viernes los medios vienen registrando como una novedad política el acercamiento entre Vargas Lleras y el expresidente Uribe, y la mayoría de las notas lo toman como una gran jugada del excandidato presidencial y le auguran éxitos en esta alianza. El Tiempo lo titula: “Germán Vargas toma nuevo aire desde su trinchera”. El artículo reseña varias reformas en las cuales Vargas Lleras busca acuerdos con el uribismo: tributaria, justicia contra la corrupción, reglamentación de la consulta previa, ministerio de la familia, sistema general de regalías, modificación de los procesos de licenciamiento ambiental, legalización de más de dos y medio millones de predios públicos y privados del país; y acceso de los jóvenes a la educación, el trabajo y bonos culturales.

No es la primera vez, en el último año y medio, que se vislumbran acercamientos entre estas fuerzas. Hubo un momento de flirteo al inicio de la campaña presidencial con la ilusión de un candidato único, también cuando terminó la primera vuelta y luego cuando se estaba en la conformación de la coalición de gobierno y en la definición de lo que sería la dinámica parlamentaria. Los acercamientos no cuajaron, pero dejaron algunas huellas. En el caso de la segunda vuelta, donde fue evidente que muchos de los acompañantes de Vargas Lleras votaron por Duque, esas huellas favorecieron al uribismo. Se pensó entonces que lo normal era coincidir en una coalición para gobernar el país desde el 7 de agosto. No ocurrió así. Después de algunos forcejeos, Cambio Radical declaró su independencia frente a Duque.

Ahora se anuncia un nuevo pacto y es bastante probable que las bancadas del Centro Democrático y Cambio Radical terminen actuando de consuno en el Congreso para sacar varias reformas adelante, porque las coincidencias entre estas dos vertientes políticas en estos puntos son notables. Es factible, incluso, que algunos de estos cambios terminen convertidos en leyes, lo cual alentaría la idea de que es posible una sólida alianza para actuar a lo largo de estos cuatro años y quizás presentarse juntos en algunos lugares en las elecciones de 2019 y buscar luego un acuerdo para las presidenciales de 2022.

Pero es muy difícil que hacia el futuro prospere un gran acuerdo y en estos ires y venires el más perjudicado será Vargas Lleras. Ya se equivocó de plano al apartarse de la coalición de gobierno de Santos, adoptar un discurso de derecha dura e irse lanza en ristre contra algunos puntos claves del acuerdo de paz. Tenía la esperanza de ganar el apoyo de la gran franja electoral que respaldó el No en el plebiscito y al final terminar recibiendo la adhesión de la mayoría de los uribistas. No fue este el resultado de su maniobra. Uribe siguió siendo el gran gallo en el gallinero de las fuerzas de derecha y consiguió un candidato propio para retornar al poder.

Las campañas electorales que se avecinan repetirán algunas imágenes de las presidenciales del 2018. Si el Centro Democrático hace un gran gobierno tendrá mucho chance de continuar en el poder en 2022 y buscará, sin duda, en su interior, o en el lado conservador de Martha Lucía Ramírez, al candidato para esa competencia. Si a Duque le va mal y termina en el desprestigio, todas las fuerzas de oposición, las de izquierda o las de centro derecha, tendrán una gran oportunidad.

La declaración de independencia de Cambio Radical, en el marco del Estatuto de Oposición, llevó a pensar que Vargas Lleras dedicaría estos años a mantener la crítica y la distancia del gobierno de Duque para disputarle a la izquierda el lugar de la oposición y, desde esa postura, perfilar su candidatura en 2022. Al parecer está dando marcha atrás en este camino. Otra vez la llevará agua al molino del uribismo. Ya hizo lo mismo en la campaña de 2002 y en el primer mandato de Uribe. No sacó de allí muchos réditos. Los mayores éxitos los obtuvo cuando se distanció de Uribe y llegó hasta la vicepresidencia del país como fórmula de Santos.

Quizá este nuevo acercamiento entre Uribe y Germán Vargas beneficie a la izquierda que estará sola en su labor de oposición y podrá lucirse en su crítica a la clase política que de una manera u otra termina coaligándose y repartiéndose el poder a pedazos. Pero esto no le llegará a la izquierda por inercia. Tendrá que esforzarse mucho para estructurar una crítica seria, unas iniciativas legislativas de calidad, unas alianzas políticas estables y duraderas y una convocatoria ciudadana persistente y eficaz.

Comments


bottom of page