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Sin apoyo estatal y con el coliseo roto: La lucha de Jairo Ruiz para sacar medallista olímpico a Ángel Barajas

Por: Redacción Pares




Poco antes de que Ángel Barajas terminara su rutina en los juegos olímpicos de París, su entrenador, Jairo Ruiz, ya estaba llorando. Fue una descarga emocional intensa. Para los que lo conocen fue completamente atípico verlo en estas condiciones. Se desahogaba. Desde que llegó a Cúcuta hace 42 años a trabajar por la gimnasia lo único que ha hecho es luchar contra ese gigante invencible que es la desidia estatal. No tenía la certeza en ese momento de que su pupilo tenía asegurada la medalla. Eso sí, sabía que había hecho su mejor trabajo. Por eso el abrazo, las lágrimas. Toda una película pasó por su cabeza.


Cada vez que llueve en Cúcuta el coliseo Eustorgio Colmenares, donde debe entrenar con sus muchachos, se inunda. Incluso, desde el 2022, el techo de este lugar se desplomó. En este lugar Jairo Ruiz, quien le ha dado el país 16 medallas de oro en juegos internacionales en un deporte en el que no había representaciones importantes antes que él, debe hacerse un espacio con otros deportes que también entrenan allí, voleibol, tenis de mesa, y yudo. Al principio entrenó en el coliseo del colegio INEM. En uno de los lugares en donde estudian jóvenes de los sectores económicos menos favorecidos, han germinado atletas maravillosos gracias a Jairo.


El primero fue Jesús Romero, campeón suramericano y que, mientras hacía un entrenamiento para el ciclo olímpico de Atenas 2004, sufrió una lesión en su columna que lo obligó a permanecer el resto de sus días en una silla de ruedas. Luego salió de este mismo colegio y bajo la tutela de Jairo Ruiz, el campeón panamericano, mundial y diploma olímpico Jossimar Calvo.

En las olimpiadas a Rio 2016 Jossimar consiguió lo que hasta ese momento ningún gimnasta había conseguido: estar entre los ocho mejores de una olimpiada. Ahora, que se han hecho burlas desde redes sociales por la cantidad de diplomas olímpicos que lleva la delegación colombiana en París, es bueno recordar que un atleta en este país, con los problemas de financiación, lograr estar entre los ocho mejore es una hazaña apoteósica.


Jairo Ruiz poco antes de estas justas tuvo muchos problemas. En una entrevista que le realicé en el 2013 se quejaba de que, debido al olvido gubernamental, él mismo tenía que albergar en su casa hasta a nueve gimnastas, darles la alimentación necesaria, cuidar de su sueño y brindarle las condiciones necesarias para que compitan con los mejores del mundo. Mientras los rivales de los colombianos descansan en sofisticados complejos deportivos, los de acá están al amparo de lo que bien tenga a ofrecer su entrenador. Poco antes de las olimpiadas de Rio de Janeiro se quejaba porque la Federación Nacional de Gimnasia no le había pagado un solo sueldo en ese año olímpico del 2016.


Preparar a monstruos como Ángel Barajas ha consumido buena parte de sus días pero aún puede lograr un espacio para sacar adelante proyectos personales. Está a punto de sacar un libro contando sus secretos como entrenador, y además va a presentar un proyecto para su doctorado en la Universidad Cienfuegos de Cuba.


Él mismo ha contado su vida, arrancó en un cuchitril en el INEM, en donde él mismo puso sus aparatos de gimnasia alemana, fundó la Liga de Gimnasia y hace poco cuenta con un centro de alto rendimiento que él mismo dirige. Después de tantos años cuenta con un centro de alto rendimiento en Cúcuta para forjar los campeones. Claro que tenía derecho a llorar. Con la medalla de plata de Ángel Baraja en los Olímpicos, Jairo Ruiz se ha sacado por fin los malos tragos que los políticos departamentales y los dirigentes deportivos del país le han hecho tragar.

1 ความคิดเห็น


manuelmorton09
hace un día

La historia de Jairo Ruiz es un testimonio poderoso de dedicación y perseverancia. A pesar de la falta de apoyo estatal y las condiciones adversas, ha logrado forjar campeones olímpicos. Su esfuerzo merece todo el reconocimiento. bitlife

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