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Soldado habla acerca de los falsos positivos de Dabeiba

Por: Laura Cano

Periodista Pares


En noviembre del 2020 se realizó una jornada de prospección y exhumación de cuerpos en el cementerio Las Mercedes de Dabeiba, Antioquia. Allí la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) reportó 17 hallazgos forenses, que se encontraron en seis nuevas fosas comunes, que podrían pertenecer a personas desaparecidas en medio del conflicto armado. De esta forma se completaron 71 hallazgos en total, lo que hizo que el cementerio entrará en fase de análisis e identificación por parte de Medicina Legal.


La JEP, a través de un comunicado, afirmó que algunas de las características que se identificaron en los cuerpos inhumados eran: la aparición del cuerpo dentro de bolsas negras; amarres en las manos, pies y cuello; heridas de armas de fuego en el cráneo; y vestidos con prendas militares. “Tras la tercera jornada realizada en Dabeiba se encontraron indicios preliminares que indican la realización de necropsias antes de las inhumaciones. Esta condición no es común en personas enterradas de forma ilegal, como tampoco es usual la disposición de los cuerpos en los lugares en que fueron hallados, que no estuvieran en ataúdes, encontrados sin ropa, boca abajo, o dentro de bolsas negras”, explicó la Jurisdicción.


En estas visitas se entregaron cinco cuerpos de personas que habían sido reportadas como desaparecidas por acción de miembros de la Fuerza Pública, la mayoría identificados como campesinos de la región y no milicianos, como lo señalaban algunas de las versiones.

No eran milicianos, eran civiles


En una exclusiva para W radio, se dio a conocer la confesión de un soldado que, ante la JEP, destapó la “olla podrida” de los falsos positivos en el cementerio Las Mercedes de Dabeiba (Antioquia). El soldado reveló que conocía exactamente el lugar en el que habían sido enterradas las víctimas y confesó la forma macabra en la que fueron asesinados los civiles, así como la manipulación de la escena del crimen.


El soldado, además, reveló que las víctimas eran traídas de la ciudad de Medellín y por lo general eran habitantes de calle o drogadictos, los cuales eran reclutados por los soldados para complacer a sus superiores. En dicho interrogatorio, el militar sostuvo que los soldados reunían dinero para la compra de las armas y prendas que se les ponía como forma de “engaño”. Estos hechos fueron favorecidos por el comandante del batallón, Mayor Efraín Prada.


En una de las confesiones que hizo el soldado ante los magistrados de la JEP, señaló que en Dabeiba, el comandante de pelotón, Sargento Jaime Coral, los ponía a fabricar explosivos como minas antipersona para ponérselos a los cadáveres y, con ello, hacer más convincente el relato de que eran supuestos criminales, cuando en realidad eran civiles que no tenían ningún nexo legal.

La W ofició a Fondetec para conocer la respuesta del mayor Efraín Prada y el Sargento Coral, sobre las acusaciones, y se espera una respuesta.

La ley del silencio


Por medio de amenazas a los soldados del Batallón, el mayor Prada les impuso la ley del silencio, donde la orden explícita era que si alguien “hablaba” podría poner en riesgo a su familia, porque así “morían los sapos, lo más aterrador, era la forma en la que ejecutaban a las víctimas ya que para que los cuerpos no fueran reconocidos, usaban ametralladoras donde le disparaban a la víctima desde la nuca, hacia la cara, hasta reventar su cabeza, todo esto bajo orden de autoridades mayores”, aseguraba el soldado.


La mente del soldado guarda algunas historias. Por ejemplo, en uno de los casos de asesinatos extrajudiciales, una de las víctimas contó antes de morir que iba a ser padre. Otro relato, escalofriante, fue el fusilamiento de un señor que llevaron engañado, al parecer era un albañil, que al momento de morir los bendijo y fue asesinado mientras oraba de rodillas por su vida.


Gracias a la confesión militar, todo dio un giró para convertirse en una nueva línea de investigación para la JEP, luego de que el compareciente revelara que conocía los lugares exactos en los que esos cuerpos habían sido inhumados en el cementerio Las Mercedes de Dabeiba.


En una entrevista que realizó SEMANA a un abogado, el profesional asegura que “Dabeiba es un tapete de muertos”. Su relato afirma que la tragedia de este pueblo es mucho más grande de la que quisieron ocultar en el cementerio. “La quebrada La Llorona es la fosa más grande, paramilitares, guerrilleros y soldados habrían arrojado centenares de víctimas”.


La dimensión de la desaparición forzada en Dabeiba es aberrante, y se vuelve evidente al ver la larga fila de personas que siempre acuden al palacio municipal para entregar muestras genéticas a la JEP, con la esperanza de encontrar a sus seres queridos, desaparecidos por todos los actores del conflicto. Se espera que se pueda imputar cargos a los grandes responsables de estos crímenes que dieron lugar en el camposanto.

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