Terminó la fiesta para Musa Besaile y Ñoño Elías, los reyes de Sahagún
- Redacción Pares
- 9 ago 2024
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Por: Redacción Pares

En la madrugada de este nueve de agosto, mientras dormía en la casa de sus suegros en Sincelejo, fue capturado Bernardo el “Ñoño” Elías, uno de los mayores electores que tuvo Córdoba durante los años de Juan Manuel Santos. Elías había dejado en libertado condicional el 10 de julio del 2023. Mientras tanto su compadre y aliado político, Musa BEsaile, fue capturado y llevado a prisión intramural por el caso FONADE.
Esta es la historia de dos superpoderosos y de su caída.
En Colombia hay pocas razones por las que la gente sale a la calle a celebrar. Tiene que ser un atronador triunfo de la selección o una ciudad enraizada en su carnaval para ver caravanas de carro pitando y gente eufórica bebiendo en la calle. Sahagún, Cordoba, se convirtió en una ciudad-carnaval el 9 de julio del 2023. No importaba la profesión, sobre las aceras había poetas, meseros, mototaxistas, prestantes médicos. No importaba la profesión, todos estaban hermanados porque Bernardo “El Ñoño” Elías, había regresado a su tierra, la que lo encumbró como uno de los mayores electores del país. En las elecciones al senado del 2014 obtuvo 140.143 votos.
Elías llevaba seis años preso. Sólo hasta el 2017 la justicia colombiana escuchó lo que sobre él se venía denunciando a través de artículos de prensa o investigaciones como el libro Herederos del mal clanes mafia y mermelada, escrito por Ariel Ávila y León Valencia. La justicia norteamericana tuvo que hacer presión, con el destape de los sobornos de la multinacional brasilera Odebrecht, para que cayeran contra el influyente senador. Los sobornos que los brasileros le dieron a Elías superaban los 20 mil millones de pesos pero esto era apenas la punta del iceberg. Ñoño, amo y señor de Córdoba, estuvo detrás de las campañas que conquistaron siete alcaldías y hasta la gobernación de su departamento a través del joven Alejandro Lyons quien está condenado por haber encabezado el cartel de la hemofilia que desangró las finanzas en Córdoba y está investigado por la desaparición y asesinato del contralor de ese departamento, Jairo Zapa, encontrado en una fosa común cerca a la finca Milán, propiedad del papá de Lyons Muskus. Las suculentas tajadas que sacó Elías por la asignación a dedo de los cupos indicativos en el periodo 2010-2014, superarían los noventa mil millones de pesos.
Pero eso no era óbice para que recibieran a Elías, después de estar siete años preso, como un héroe en Sahagún. Según una crónica del diario El País de España una mesera le decía eufórica al periodista Juan Miguel Hernández Bonilla “El Ñoño es un ladrón, pero robó para nosotros”.
La gente le agradecía las obras que le había “regalado” a su fortín electoral: en su cresta de la ola en popularidad, el 3 de junio del 2016, Ñoño invitó al presidente Juan Manuel Santos a cobrar un penalty que serviría como un saque de honor para inaugurar el estadio Armando Tuirán Paternina en honor a un viejo portero nacido en Sahagún, uno de los pocos hijos de esta tierra en llegar al fútbol profesional. En ese momento Tuirán tenía 74 años y aún tenía ánimos para pararse en una portería y taparle el débil disparo que le hizo el entonces presidente Santos. Si bien el estadio fue la obra cumbre que le dio el Ñoñismo a su capital, direccionando recursos del presupuesto nacional, Elías entregó cinco parques, una ciclorruta, dos plazas de mercado, una terminal de transporte, uno de los acueductos más modernos y una avenida principal llena de palmeras que intenta ser, en un esfuerzo flaco, una copia de las que se ven en Miami o Los Ángeles.
Sin embargo el estadio era el regalo máximo. Una cancha sintética que no es aconsejable para jugar al fútbol en un municipio con la resolana constante de Sahagún, pero que se constituía en la segunda más grande de Colombia, sólo superada por la que tiene el estadio Alfonso López de Bucaramanga.
En ese momento Ñoño Elías era en Sahagún el equivalente a Gardel en Buenos Aires. La gente se volcaba por que lo saludara con la mano, porque le dijera en la cara su tradicional saludo, el de Pa’lante. Era una figura desbordada. No conocía la frugalidad. Si hubo una fiesta que recuerde Sahagún fue el matrimonio del Ñoño con Stephany Morris, una parranda vallenata diseñada para que buena parte de los 80 mil habitantes del municipio participara como si se tratara de una fiesta pagana. Su esposa es hija de Eric Morris quien fue condenado por la Corte Suprema por habérsele probado sus relaciones con el grupo paramilitar La Mojana, comandado por alias Pitirri mientras fue gobernador de Sucre. El padrino político de Eric Morris es Álvaro “el Gordo” García, condenado a cuarenta años por la masacre de Macayepo ocurrida el 14 de octubre del año 2000 y en donde fueron asesinados 15 campesinos y fueron desplazados 246 familias. Morris fue acusado además de robarse las elecciones regionales de 1997. Entre ese año y el 2000, mientras Morris era gobernador, el avance del bloque Héroes de Montes de María, al mando de Diego Vecino y del sanguinario Rodrigo Antonio Mercado Peulffo, alias Cadena, era indetenible en Sucre. Los políticos del círculo de Álvaro García se aliaron con estas fuerzas. Los homicidios en el departamento llegaron a sobrepasar los 3.000 entre los años 1997 y 2000. El nombre de Morris estaba en el computador de Don Antonio, pieza clave para develar los vínculos de políticos con Jorge 40. A su mentor, Álvaro García, le dieron cuarenta años de cárcel, a Morris apenas le dieron seis años que se redujeron a 18 meses y una multa de 862 millones de pesos. El lugar donde pagó su condena fue su confortable casa en el barrio Venecia de Sincelejo.
Por eso, en la fiesta de matrimonio de su hija Stephany, celebrada en el club de Sahagún en el 2011, Eric Morris lucía radiante y sin preocupaciones. Era yerno de un viejo amigo con el que se relacionó de manera cercana por su efímero paso en la cámara de representantes, Bernardo “El Ñoño” Elías. Morris sabía que podía mandar, también, en cuerpo ajeno. Las muertes políticas son relativas en Colombia.
Ese fervor que despertó Bernardo Elías en Sahagún y buena parte de Córdoba y del que salieron beneficiados tantas fuerzas políticas del corazón del país, es en parte obra de Morris quien se había cambiado de departamento, ahora, gracias a su yerno, era uno de los barones de Córdoba. Con Morris a su lado el ascenso del Ñoño fue imparable. La caída del Ñoño en el 2017 no fue óbice para que Morris perdiera poder en el Congreso. Su hija Stephany lo reemplazó en la curul que mantuvo hasta el año 2018.
Había llegado a la Cámara de Representantes en el 2006 con 40 mil votos. En el 2010 saltó al senado con 70 mil votos que se duplicarían cuatro años después. Tenía vía directa con el entonces presidente Juan Manuel Santos. Era usual verlo sentado a su lado en el avión presidencial e incluso en algunos partidos de la eliminatoria mundialista en Barranquilla.
El fútbol mueve el corazón de la gente y por eso la obra máxima del Ñoñismo en Sahagún puede ser el estadio Tuirán Paternina, cuya obra costó $11.455.315,382, recursos que salieron de FONADE, uno de sus fortines de plata y en donde más se repartió mermelada durante los ocho años del gobierno Santos. El estadio intentó convertirse en la tabla de salvación del Ñoño. Las actividades que ha generado intentan explicar a dónde se fueron los 16 mil millones de pesos que obtuvo gracias a las coimas de Odebrecht. El estadio, que desde su inauguración hace siete años apenas ha albergado un par de partidos de fútbol profesional a través de Jaguares de Córdoba, ha sido la sede de la liga Eñe, un invento del Ñoño en donde buscaba que en una región golpeada por la influencia de los grupos armados, los jóvenes recurrieran al fútbol para recuperar la esperanza. Su abogada, Silvia Rugeles, explicó que entre el 2016 y el 2017 el Ñoño pagó de su bolsillo $2.008.283 millones para dotar a 800 deportistas, la compra de equipos electrónicos y la nómina de trabajadores del estadio de Sahagún.
Los siete años en la cárcel no mermaron su poder. El recibimiento en Sahagún, que tuvo mucho de espontáneo, estuvo organizado por su propia estructura que se percató de entregar gorras, camisetas amarillas y afiches pegados en los muros de la ciudad. En la bomba de gasolina que le da la entrada al pueblo, lo esperaba una papayera que lo recibió de manera estruendosa. El Ñoño llegó en una camioneta gris acompañado por sus hijos. El megáfono ayudaba a aupar aún más a su gente. Fue una fiesta que indignó a buena parte del país.
El Ñoño era parte de un tándem. Su otra mitad era Musa Besaile. El 16 de diciembre del 2022 el ex senador del partido de la U aceptó los cargos de concierto para delinquir agravado en la modalidad de promoción de grupos al margen de la ley. Musa se había reunido en varias ocasiones, entre los años 2000 y 2001, con los comandantes paramilitares Salvatore Mancuso y Diego Vecino para acordar las coaliciones políticas que le permitieran llegar al congreso.
Con esto se acababan las pataletas de Besaile, quien fue señalado por la JEP, tribunal al que se acogió en el 2019, por sus continuos incumplimientos con la verdad. Su abogado Víctor Mosquera, quien en el pasado ha defendido a políticos como Álvaro Uribe o Andrés Felipe Arias, incluso intentó presentarlo como víctima ante la misma ONU. La Corte, con la evidencia sobre la mesa, obligó a reconocer la verdad a otro de los grandes caciques electorales de Córdoba.
En enero del 2023 se acogió a sentencia anticipada junto su socio, el Ñoño Elías, por su supuesta participación en la adjudicación irregular de contratos del Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo FONADE, a cambio de coimas. En la tarde del lunes 17 de abril fue trasladado a la Brigada 11 del Ejército Nacional para seguir pagando su pena.
Además de los acuerdos con Mancuso para obtener una curul en el Congreso, Musa fue salpicado por el ex fiscal anti-corrupción Luis Gustavo Moreno, de hacer parte del escándalo que se conocería como el cartel de la toga. Besaile le ofreció 2.000 millones de pesos a Moreno en el 2017 para frenar una orden de captura que iba en su contra.
Los Besaile, en los últimos veinte años, se convirtieron en un apellido de peso en ese departamento a pesar de que su papá era un inmigrante libanés desprovisto de cualquier capital importante. Musa llegó a la Cámara de Representantes en el año 2002 en donde se mantuvo, sin proponer grandes debates hasta el 2010 donde da el salto al senado. En el 2014 fue reelegido convirtiéndose en el segundo senador más votado del país, sólo superado por el experimentado Jorge Enrique Robledo. Era tal el poder de Besaile que llegó encumbrar a varios medios de su familia en la política. Su hermano Johnny heredó su curul después de su captura en el 2018 y según una investigación de Paz y Reconciliación, se le abrió una investigación desde abril del 2022 por presuntas irregularidades en el trámite de convenios de ciencia y tecnología cuando fue secretario del ex gobernador de Córdoba Alejandro Lyons. En mayo del 2022 la Corte le abriría otra investigación por la canalización irregular con fines de expansión agropecuaria. Edwin Besaile, su otro hermano, fue gobernador de Córdoba en el periodo 2016-2019. No cumpliría su mandato. La Procuraduría lo inhabilitó por 10 años. El 6 de octubre del 2022 la Fiscalía lo imputó por el delito de enriquecimiento ilícito.
Besaile fue uno más de los políticos cordobeses metidos en la vorágine del paramilitarismo.
Estos grupos armados logran permear todas las capas de la sociedad de ese departamento. La iniciativa de los ganaderos de formar grupos armados en Córdoba arrancaría formalmente en enero de 1989 cuando el ganadero Carlos Vila Navarro, presidente de la Federación Antioqueña de Ganaderos, Fadagan, cansado de los secuestros, las extorsiones y los asesinatos de las guerrillas del EPL y las FARC, convocó a una reunión en el auditorio de Fadagan para ponerle coto a una situación en la que el gobierno del entonces presidente Virgilio Barco parecía no tener medida. Entre otras consecuencias de los desmanes de las guerrillas estaba el problema de la tierra en Córdoba que se había depreciado en un 80%. A la reunión asistieron 120 personas entre los que se contaban ganaderos como Raúl Mora Navarro y Oney Aristizabal, además de Salvatore Mancuso, quien en ese momento era un niño bien del barrio La Castellana de Montería, ex alumno del colegio Juan XXIII, motocrosista consagrado y galán del club de tiro de Montería quien se había casado con Martha Dereix, hija de una de las familias más acaudaladas de la ciudad, dueños de la extensa hacienda La Campana. Una de las propuestas sería empezar a organizar grupos armados para defenderse. Se sembraba la semilla del horror.
Ex miembros del Cartel de Medellín como Fidel Castaño compran grandes extensiones de tierra en el Alto Sinú. Su hacienda las Tangas fue paradigmática. Con el pretexto de combatir a las guerrillas y ponerle freno a su desafuero consiguen quedarse con grandes extensiones de tierra creando sus propios ejércitos y recibiendo la ayuda económica de hacendados de Tierralta, Montelíbano, Valencia y Montería. Los Castaño conocen en Córdoba a terratenientes como Salvatore Mancuso, Hernán Gómez y Rodrigo García y montan en 1994 las Autodefensas Campesinas de Córdoba que se transformarían tres años después en las Autodefensas Unidas de Colombia. En el delirio que tenían de refundar la patria, cambiar las leyes y acomodarlas a su gusto para legitimar sus desafueros, cooptan a buena parte de la clase política cordobesa con la promesa de conseguirles los votos suficientes -a punta de coca y fuego- para llegar al Congreso. Musa Besaile fue uno de ellos.
El propio Mancuso reveló que hubo una reunión en el año 2003, en donde participó Besaile, que reunía al grueso de la política cordobesa: Julio Manzur, Eleonora Pineda, Miguel Alfonso De la Espriella, Reinaldo Montes, Zulema Jattin. Esta alianza se conocería como “el sindicato”. En sus declaraciones Mancuso cuenta qué les pidió en esa reunión: “El grupo del Sindicato vienen donde mí y me piden que los apoye políticamente para la elección del candidato que ellos estaban proponiendo (...) Entonces yo les dije a ellos, vean, yo quisiera buscar un acuerdo con sus opositores políticos y el acuerdo consiste en que nosotros les pedimos a ustedes que nos cedan a nosotros dos secretarías que históricamente son las que presentaban más corrupción en Córdoba. Ellos dijeron que bueno, que no había inconveniente, pero que no entregaban Educación y Salud, sino Hacienda y Salud”.
En el año 2010 el paramilitar Carlos Andrés Padilla, mejor conocido como Visaje, afirmó que a la campaña de Musa Besaile los paramilitares habían girado dineros. El expediente contra Besaile llegó a manos del magistrado auxiliar José Luis Reyes en el 2015, considerado junto al actual ministro de defensa Iván Velásquez, los magistrados estrellas de la parapolítica. Cuando tenía todo listo para condenar a Besaile el magistrado titular Gustavo Malo Fernandez frenó el proceso. Empezaba otro capítulo turbio en la historia del país, el del cartel de la Toga, de quien Musa Besaile fue uno de sus protagonistas. El 15 de mayo del 2019 la Corte Suprema ordenó la captura del magistrado Malo quien es investigado por los delitos de cohecho propio, concierto para delinquir, prevaricato por acción y omisión, cohecho propio y utilización de asuntos sometidos a secreto o reserva.
Musa Besaile, a pesar de estar preso y aparentemente hundido, a intentado revivir políticamente a través de su esposa, Milena Flórez, quien aspiró a la alcaldía de Montelíbano pero en su paso se le cruzó la familia Calle, quien, a través de uno de sus miembros, el actual presidente de la Cámara, Andrés David Calle Aguas, tiene gran ascendencia con el actual gobierno.
Musa está lejos de disfrutar la apoteosis que logró en julio su compadre Ñoño. Continúa en las instalaciones de la Brigada 11 en Córdoba pagando siete años de cárcel y con algunas complicaciones de salud como la que tuvo el 9 de noviembre del 2023 por un problema cardiaco y por la que fue trasladado a un hospital de Montería.
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