Por: Daniel Parra, colaborador – Pares
El panorama que han dejado los 3 años de frontera cerrada entre Colombia y Venezuela, decretado por Nicolás Maduro el 18 de agosto de 2015, no es para nada alentador. Con esta medida se esperaba frenar, entre otras cosas, el traspaso masivo de contrabando. Si bien las labores policivas encaminadas a contraatacar estas acciones han dado algunos resultados, el problema de fondo continua.
En los tres años de cierre fronterizo, la POLFA ha realizado más de 15.400 procedimientos de aprehensión de mercancía de contrabando avaluada en 47 mil millones de pesos. Además, ha incautado más de 594 mil galones de gasolina y ACPM y 1.000 automotores (entre camiones, camionetas, automóviles y motocicletas) utilizados para el transporte de la mercancía. Aunque en la zona fronteriza lo más visible es el traspaso de combustibles y productos cárnicos, a sombras están los demás productos: alimentos perecederos, insumos industriales, calzado, medicamentos, químicos, autopartes, bisutería, joyería, electrodomésticos, lencería, perfumería, textiles, ganado, celulares, licores y equipos médicos.
Pares habló con el Teniente Coronel Carlos Girón, Jefe de la División de Gestión de Control Operativo de la Policía Fiscal y Aduanera en Cúcuta, quien nos expresó, por un lado, la postura sociocultural con la que se piensan las estrategias de ésta división; y por el otro, la constante ofensiva para atacar los altos eslabones que controlan esa cadena criminal.
Girón asegura que el contrabando “es uno de los negocios más lucrativos del siglo XXI. La depreciación de la moneda del vecino país hace altísimamente rentable el contrabando de lo que sea. Por ejemplo, allá un carro tanque de combustible de 11 mil galones cuesta 5’600.000 pesos. Al pasarlo a territorio colombiano se aumenta exponencialmente a 56 millones de pesos, ¿qué estructura criminal no estaría interesada?”
Actualmente, en la zona fronteriza son los grupos armados los que tienen el control delictivo del contrabando. Se ha identificado que en la zona tienen presencia Los Pelusos, al mando de alias “Pedro o Pepe”; Los Rastrojos, liderados por alias “Becerro”; El Clan del Golfo, coordinado por alias “Óscar o Napoleón”; y el ELN, que hace presencia en los pasos informales (trochas) de Teorama, Tibú, Cúcuta, Villa del Rosario, Ragonvalia, Herrán y Toledo bajo las órdenes de Gonzalo Satélite, cabecilla del Frente Juan Fernando Porras Martínez; Julián ‘El Rolo’, cabecilla del Frente Carlos Germán Velasco Villamizar y Ana María, cabecilla del Área Fronteriza.
Así mismo, la POLFA tiene identificados 52 pasos informales en 7 municipios del departamento (Teorama, Tibú, Puerto Santander, Cúcuta, Villa del Rosario, Ragonvalia y Herrán), 21 de esos pasos ubicados en Cúcuta. Frente a esto “hay que salirse del concepto que el paso, en sí mismo, es la trocha. Porque la Policía ha inhabilitado, en coordinación con el Ejército Nacional, las trochas. Y, ¿qué sucede? Cuando la Policía y el Ejercito la inhabilitan, se corren unos metros o le hacen una glorieta y siguen pasando. Bajo esa lógica, se podría decir que trocha son los 479 km de extensión fronteriza” reiteró Girón a Pares.
Contrabando, desempleo, informalidad laboral y reconversión socio – laboral
En Cúcuta convergen distintas problemáticas que hacen complejo abordar el tema del contrabando sin poner en consideración las oportunidades laborares, la informalidad, la delincuencia común y la presencia de Grupos Armados Organizados. Según cifras del DANE (2018), Cúcuta es la cuarta ciudad con mayor desempleo del país (14.4%). Se ubica debajo de Valledupar, Armenia y Quibdó. A su vez, ocupa el primer lugar a nivel nacional con mayor informalidad laboral (69,7%).
Una de las mercancías más apetecidas por la ciudadanía es la gasolina. Se estimaba que en la ciudad había alrededor de 5.300 “pimpineros” (vendedores informales de gasolina). En vista de esa situación, la Alcaldía, junto a la Gobernación y el Gobierno Nacional, desarrollaron 6 proyectos de reconversión socio-laboral entre los que estaban: un taller de motos y una distribuidora de repuestos; una transformadora de residuos en aceites; una producción de insumos para zapatos; un punto de venta de accesorios para telefonía celular; una recicladora de llantas y plástico; y una cooperativa de transportes. Durante su ejecución, todos los proyectos presentaron inconvenientes. De hecho, el de accesorios para celulares dejó de funcionar. Los restantes siguieron marchando pero con deficiencia. De esos, sólo uno logró ser viable y exitoso: la Cooperativa de Transportes Rapicarga Express.
Pares tuvo una charla con Nelly Flórez, Gerente de la Cooperativa de Transportes Rapicarga Express; para ella, el éxito de la cooperativa se debe al trabajo constante y coordinado de los beneficiarios. Considera que la falla de los demás proyectos obedece a una mala planeación estratégica, pues se están quedando en capacitaciones y no se llevan a la práctica.
Actualmente, continua la venta de gasolina informal en Cúcuta y el departamento. Yuleima García, presidenta de Sintragasolina (gremio que agrupa 2.600 pimpineros en Norte de Santander), aseguró a medios locales que el 80% de los beneficiarios abandonaron el proyecto (Motocenter) y volvieron a la informalidad laboral. A causa de esto, cerraron un punto de atención y están próximos a cerrar los talleres restantes. Este proyecto, junto al de producción de calzado, recibirá 50 millones de la Alcaldía para su reactivación, afirmó García.
Respecto al proyecto de aceites, el 92% de sus beneficiarios volvieron a la informalidad laboral. Muchos sostienen que ante la falta de recibir ganancias diarias para su sustento se ven en la necesidad de continuar con la informalidad. La atención crece y más cuando desde el Concejo de Cúcuta, el Concejal Carlos Camero pide al Gobierno Nacional cerrar la frontera en su totalidad, prohibiendo así, el paso peatonal. El Secretario de Seguridad Ciudadana, Mauricio Franco, difiere con esta propuesta y expresa que se debe a razones humanitarias su operatividad.
Comments