Por: Redacción Pares
Cerca de dos millones quinientos mil colombianos viven en Estados Unidos con sus papeles al día. Se fueron buscando las oportunidades que no suele brindar un país del tercer mundo. Un país empobrecido en parte por las políticas expansionistas norteamericanas. A estos hay que sumarle cerca de 300 mil connacionales que han tenido que usar canales irregulares para entrar a los EEUU e intentar concretar un sueño que muchas veces se convierte en pesadilla. Donald Trump llegó a su segunda presidencia prometiendo una deportación masiva de inmigrantes -en su gran mayoría latinoamericanos- y organizar redadas para detenerlos y expulsarlos de su país. El domingo 26 de enero envió a Colombia dos aviones con 110 inmigrantes irregulares. Venían en condiciones indignas: esposados, y tildados por el propio presidente norteamericano como “delincuentes” “mafiosos” “capos” y hasta “asesinos”. Ante la manera como fueron devueltos colombianos el presidente Petro, en una muestra de dignidad, decidió devolver los dos aviones y exigirle respeto a Trump ante el trato y las calumnias de las que fueron víctimas nuestros paisanos. Esto generó una crisis de 18 horas que algunos tildaron de “guerra comercial”. El gobierno norteamericano anunciaba aranceles de hasta el 50% contra los productos que Colombia exporta a ese país y la cancelación de visas a miembros del gobierno y simpatizantes de Petro.
Gracias a la gestión diplomática se superó el impase y Petro envió dos aviones de las Fuerzas Armadas para recoger a los expulsados y traerlos sin esposas y en la mejores condiciones.
Incluso se ha hablado de que el gobierno les dará créditos con intereses cómodos para que puedan desarrollar en Colombia proyectos productivos.
Trump, que ha convertido las fakes news en argumentos de campaña y de gobierno, se reafirmó en lo que dijo en la noche del 27 de enero en un discurso en Miami en donde tildó de “delincuentes” a los colombianos expulsados de su país. Una vez llegaron al país la Silla Vacía realizó un estudio en donde comprobó que, al menos en los primeros 95 que arribaron a Catam, ninguno tenía antecedentes penales. Los que llegaron afirmaron que se habían ido del país por causas económicas, no para engrosar las filas de algún cartel de la droga o bandas criminales. Con sus afirmaciones Trump ha contribuido a que se afiance el estigma que se tiene en ese país contra inmigrantes latinos y en especial con los colombianos.
Otro dato que ha causado indignación fue constatar que entre los expulsados hay 26 niños. Con estos datos queda claro -una vez mas- que a Trump no le importa mentir para ganarse los aplausos de una fanaticada que está cada vez más radicalizada.