Por: John Jairo Correa
Foto: Ministerio de Minas y Energía
La transición energética ha emergido como un pilar clave en la agenda global frente a la crisis climática y la necesidad de diversificar las matrices energéticas. En Colombia, un país caracterizado por su riqueza en recursos renovables, los avances son notables, pero los retos son igualmente significativos. Este artículo aborda las perspectivas técnicas y socioeconómicas de esta transición en el contexto nacional.
Avances hacia una matriz energética sostenible
Colombia ha mostrado un progreso alentador en los últimos años, posicionándose en el puesto 35 del Índice de Transición Energética (ETI) del Foro Económico Mundial en 2024, un avance desde el puesto 39 en 2023. Este progreso refleja el fortalecimiento en la regulación y la implementación de políticas dirigidas a fomentar las energías limpias.
Actualmente, el 83.4% de la energía generada en el país proviene de fuentes renovables, dominadas por hidroeléctricas, mientras que las fuentes no renovables ocupan el 16.6%. Sin embargo, el verdadero desafío radica en diversificar aún más la matriz energética hacia tecnologías eólica y solar. En este sentido, para 2024 se han planificado 66 nuevos proyectos de energías renovables, con una capacidad estimada de 3,040 MW y una inversión proyectada de USD $2,200 millones.
Retos estructurales y administrativos
El potencial de Colombia para las energías renovables es inmenso: se estima un potencial solar instalable de 8,000 GW y un potencial eólico marino de 48.8 GW. No obstante, el camino hacia una transición efectiva enfrenta varios desafíos:
Burocracia e Ineficiencia Administrativa: Hasta el 70% del tiempo de los desarrolladores de proyectos se destina a trámites y permisos. Los retrasos en licencias ambientales y conexión a la red son obstáculos persistentes.
Financiamiento Insuficiente: De los 66 proyectos planificados, más de la mitad no ha alcanzado el cierre financiero, lo que limita su ejecución.
Pobreza Energética Persistente: Aún, 18.5% de los colombianos vive en pobreza energética, un problema especialmente agudo en áreas rurales.
Hacia un modelo justo e incluyente
El concepto de transición energética justa adquiere relevancia en un país donde las desigualdades económicas y sociales son marcadas. Las estrategias deben incluir:
Reubicación y reconversión laboral: El sector de combustibles fósiles emplea al 7% de la fuerza laboral en regiones productoras. Es crucial garantizar oportunidades en el sector de energías limpias para estas comunidades.
Comunidades Energéticas: Iniciativas como la Estrategia Nacional de Comunidades Energéticas han priorizado más de 2,400 comunidades para integrar tecnologías limpias y reducir la pobreza energética.
Perspectivas económicas y climáticas
Los beneficios potenciales de la transición energética en Colombia son amplios. Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), el país podría convertirse en uno de los productores más competitivos de hidrógeno verde para 2050, con costos estimados en USD $1.1/kg. Además, la eficiencia energética podría generar ahorros anuales de hasta USD $1,500 millones.
Colombia tiene la oportunidad de liderar la transición energética en América Latina, transformando su matriz energética, potenciando la economía local y promoviendo la inclusión social. Sin embargo, para aprovechar este potencial, es imprescindible abordar los desafíos administrativos y financieros, fortalecer la educación y capacitación en el sector, y priorizar políticas que garanticen la equidad y la sostenibilidad a largo plazo. La transición hacia una sociedad movida por el sol y el viento no es solo un compromiso ambiental, sino una inversión en el futuro económico y social del país.
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