Por: Línea Democracia & Gobernabilidad y Redacción Pares.
El nuevo gabinete ministerial y de altos cargos del gobierno se termina de consolidar y desde ya se puede evidenciar distintas características de la administración entrante.
Por un lado, encontramos una amplia cuota proveniente del empresariado, con diferentes tendencias pero con el principal objetivo de crear una imagen de confianza para la inversión privada.
Uno de los “huevitos” que Álvaro Uribe le heredó a Juan Manuel Santos fue el concepto neoliberal de la “confianza inversionista”. Bajo esta premisa, los gobiernos le brindan incentivos únicamente al sector privado con la esperanza de que, como contraprestación, las empresas trabajen de manera más diligente en sus planes de responsabilidad social. Esto, por supuesto, implementado bajo la lógica de la flexibilización laboral, la cual implica la reducción de derechos para los trabajadores. Para Uribe, esta era la fórmula para una transformación productiva y laboral en el país.
El nuevo gobierno recicla esta idea. Por eso no es de extrañar que varios de los integrantes del nuevo gabinete hayan ocupado anteriormente altos cargos de los últimos gobiernos o provengan del sector empresarial, como Jonathan Malagón (Min Vivienda), Guillermo Botero (Min Defensa), Andrés Valencia (Min Agricultura), José Manuel Restrepo (Min Comercio, Industria y Turismo), Ricardo Lozano (Min Ambiente y Desarrollo), Alberto Carrasquilla (Min Hacienda) y Carlos Enrique Moreno (Consejero Presidencial).
Por otro lado, encontramos que los “Uribistas de Cepa” controlan de las carteras más importantes e influyentes.
Aunque no todo el gabinete del gobierno de Duque es cercano a Uribe, cuatro de los ministros son de cepa Uribista y, como era de esperarse, están ubicados estratégicamente en los ministerios con más poder e influencia en el ejecutivo y su proyección. Estos son el Ministerio del Interior, con Nancy Patricia Gutiérrez; el Ministerio de Defensa, con Guillermo Botero; el Ministerio de Hacienda, con Alberto Carrasquilla y el Ministerio de Relaciones Exteriores con Carlos Holmes Trujillo. Estos por su parte, son algunos de los nombramientos más cuestionados de esta administración por ser mencionados en algunos de los escándalos de corrupción más grandes del país, al igual que en el caso de la nueva Ministra del Interior, pues fue investigada por sus presuntos vínculos con la ilegalidad.
Adicionalmente a los ministros, se encuentran los nombramientos de Jorge Mario Eastman en la Secretaría General de Presidencia, Rafael Guarín como Alto Consejero para la Seguridad, y el exsenador Jaime Amín en la Alta Consejería para Asuntos Políticos. Todos con mencionados en varios escándalos políticos y de corrupción.
Amín fue uno de los congresistas investigados por el carrusel de las notarías que beneficiaron la reelección de Uribe, aunque su investigación fue rápidamente archivada. Eastman, por su parte, fue investigado por la Fiscalía por su participación en una reunión a la que asistieron funcionarios de la Presidencia de Álvaro Uribe para ver y recibir información que el DAS había recolectado ilegalmente.
Estos ministerios y altos consejerías son fundamentales para empujar en el Congreso el paquete legislativo de Duque, ya que el primer año es fundamental para pasar proyectos como el Plan Nacional de Desarrollo, la repartición del Sistema Nacional de Regalías y todos los cambios constitucionales que pueden ir desde reforma a la justicia hasta modificación de los Acuerdos de Paz.
Otra de las características de este gabinete es el contrapeso que hace Martha Lucía Ramirez con algunos nombramientos y la soledad de Iván Duque con tan solo algunos aliados cercanos.
Analizando el nuevo gabinete se podría interpretar que Martha Lucía quiere desmarcarse del uribismo, en especial del Centro Democrático. La vicepresidenta tiene influencia y cercanía con cinco altos cargos, pero su peso político es mínimo en comparación con los nombramientos del Uribismo. Las cuotas de Martha Lucía son Emilio Archila (Alta Consejería para el Posconflicto), Ángela María Orozco (Min Transporte), Juan Pablo Uribe (Min Salud). Además, comparte cercanía con Andrés Valencia (Min Agricultura) y Carolina Constaín (Min TIC’s).
Pero si la influencia de Martha Lucía es reducida, el presidente Duque se encuentra aún más aislado. De 30 personajes que muestra este especial del nuevo gabinete entre altos funcionarios y ministerios, apenas tres tienen una cercanía individual con el presidente electo, lo que demuestra su reducido nivel de autonomía. Solo Francisco Barbosa (Alta Consejería en Asuntos Internacionales), Felipe Buitrago (Consejero en Asuntos Estratégicos y Temas Transversales) y Carmén Inés Vásquez (Ministerio de Cultura) se podrían interpretar como fichas directas de Iván Duque.
Otro punto que sale a relucir en estos nombramientos es la capacidad de influencia de Enrique Peñalosa para plantar a dos fichas cercanas; María Victoria Angulo, quien ocupó el cargo de Secretaria de Educación de Bogotá de Peñalosa por tan solo 18 meses, antes de ser nombrada Ministra de Educación de Bogotá; y la de su primo, Emilio Archila Peñalosa.
Es evidente que las propuestas de renovación de la política y cambio en el estilo de gobierno que Iván Duque alegaba en campaña se quedan cortas frente a los nombramientos de su gabinete, ya que la mayoría de los personajes de este especial no son más que reencauches de los gobiernos de Uribe y Santos, con algunas nuevas caras.
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