Por: León Valencia, director – Pares
La elección de Arturo Char como presidente del Senado indica que ni la rebelión social, ni la crisis inédita que vive al país a causa de la pandemia, empuja a la clase política a realizar cambios. Ni siquiera mínimos cambios. Mover un acuerdo. Pensar en las personas que designan para ocupar altos cargos. Son ciegos y sordos ante el llamado que les hizo la sociedad a finales del pasado año con la protesta social y la elección de alcaldes y gobernadores alternativos y ante la tormenta desatada por la Covid 19.
Ni Cambio Radical -el partido que por acuerdo debía postular el candidato- ni los demás partidos, fueron capaces de preguntarse por el momento del país y por las calidades profesionales, morales y éticas de quien debe presidir el legislativo en un momento decisivo de la vida nacional.
No hay disculpa. Hay hechos inmediatos y públicos que obligaban a sacar a Arturo Char del llavero de los candidatos a presidir el Congreso. No era necesario remontarse a la historia familiar. El señor Char está señalado por Aida Merlano de participar en la trama de corrupción que la llevó a la cárcel y también de haber participado en la burlesca fuga que protagonizó la condenada.
Por estas acusaciones, la Corte Suprema adelanta una indagación. Es un impedimento ético indiscutible. Pero si esto fuera poco, está el impedimento profesional. La organización Trabajen Vagos le registra 149 asistencias al Congreso entre los años 2014 y 2018. Un vago metido en escabrosas investigaciones judiciales es quien va a orientar las labores del Congreso.
Sólo hay una explicación para este desafuero. El enorme poder acumulado por el Clan Char. Las elecciones parlamentarias y locales de 2018 y 2019, mostraron el vertiginoso ascenso de este clan político. Mal contados, el clan sacó seis senadores y tres representantes en las parlamentarias, y en las locales se alzó con la Alcaldía de Barranquilla y la gobernación del Atlántico; participó, además, en la mayoría de las coaliciones políticas ganadoras en los siete departamentos de la Costa Atlántica.
El emporio empresarial no es menor: la cadena de supertiendas y droguerías Olímpica ocupa el tercer puesto entre las empresas más poderosas del país, según la revista Dinero, en el segmento de alimentos; y en el segmento de televisión y radio la organización Olímpica ocupa el octavo lugar. Tienen además equipo de fútbol y banca propia, amén de otros negocios. Hay quienes calculan su fortuna en cerca de 500 millones de dólares.
Los Char han puesto alcaldes en Barranquilla, entre estos Elsa Noguera, han movido fichas en el Congreso que han servido al clan para su anclaje a través de una transferencia del capital político que han construido por años. Imagen: Pares.
Con esta fuerza económica y política se han hecho al control real de Cambio Radical en desmedro de Germán Vargas Lleras, que se ha visto obligado a negociar y ceder buena parte de la representación de ese partido. La conquista de la presidencia del Senado es un paso en firme hacia la postulación de Alejandro Char, quien fuera alcalde de Barranquilla, a la Presidencia de la República. Tales son las aspiraciones de este clan.
Entre los cercanos a la familia existe la convicción de que él éxito se debe a las ambiciones y habilidades empresariales y políticas de Fuad Char, el patriarca del clan. Eso tiene mucho de verdad. Pero también es verdad que para acumular tal fortuna e influencia han recurrido a todas las prácticas indebidas e ilegales corrientes en la vida colombiana.
Aprovechan la vida pública para alimentar con contratos sus empresas y para desarrollar el más descarado clientelismo político. Una rama de la familia tiene a David Char declarando ante la Jurisdicción Especial de Paz sus nexos con los paramilitares y narcotraficantes de la costa.
Para amargarles un poco el rato, la Fuerza Social de Respuesta Anticorrupción -Fuerza-, se atrevió a enviarles a todos los parlamentarios un derecho de petición buscando que aclararan si han tenido negocios o aportes de las empresas de los Char que pudieran significar un impedimento para votar por Arturo Char a la presidencia del Senado. Se trata de indicarle al Clan Char que su enorme poder tiene vigilancia en la sociedad civil, que en estos años serán monitoreados y tendrán siempre una contraparte crítica en la ciudadanía.
También la oposición al interior del Congreso está haciendo lo suyo para enviarle un mensaje a la sociedad. Un grupo de parlamentarios ha postulado al senador Iván Marulanda para presidir el Senado. Esta postulación, que seguramente tendrá importantes votos de carne y hueso, tiene una enorme carga simbólica, como quiera que Marulanda fue compañero inseparable de Luis Carlos Galán en su proyecto político y ha tenido una trayectoria especialmente decente en la vida pública colombiana.
Comentários